Capítulo 99. Lukyan nunca pensó que caminar bajo el sol del sur le resultaría tan difícil. No era por el calor, ni por lo empinado del camino. Era porque cada paso lo acercaba más a Ada… y más a sus errores. Había pasado meses con la cabeza revuelta. Desde que la guerra contra Iván y Ajax terminó y la victoria no supo a nada. Desde aquella maldita reunión. Desde que el silencio en su habitación pesaba más que la corona en su cabeza. Desde que entendió que haberla dejado ir fue, quizás, el peor error de su vida. Así que había dejado todo atrás, y a Sergey al mando. Se marchó solo, con lo puesto, decidido a pedir perdón, aunque no supiera bien cómo. Ni si ella siquiera lo dejaría hablar. No había preparado ningún discurso. No servía de nada. Ada era la única capaz de mirarlo a los ojos y desmontarlo entero con una sola frase. Y él… ya no quería esconderse. Caminó por el pueblo del Sur con paso inseguro, preguntando a la gente por ella y por donde vivía. Le dijeron que ya no vivía e
Capítulo 100. Lukyan había dejado de respirar, nunca en toda su vida había sentido lo que era el miedo y por primera vez estaba experimentando esta emoción. Ada le había colocado a su hija entre sus brazos y el sentía que si hacía algún movimiento aquella criatura tan frágil se podría caer. Era tan frágil, tan pequeña, tan suave, tan jodidamente perfecta que el mundo parecía haber dejado de girar solo para que él pudiera grabar ese momento en su memoria. La pequeña Halley bostezó en ese momento arrugando su naricita y abriendo apenas un ojo, el violeta. Y en ese justo momento a Lukyan se le paralizó el corazón. Ada lo miraba desde la cocina, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, como si estuviera evaluando cada gesto que Lukyan hicera, no se sentís cómoda en esta situación pero había accedido a que el pudiera ejercer como padre. Ada se mantenía en silencio, limitándose va obsevar. Estaba totalmente segura de que él no le haría daño pero no podía impedir que su instinto m
Capítulo 101. Lukyan llevaba unos días tramando un plan en su mente, aunque no sabía muy bien cómo llevarlo a cabo estaba seguro de que iba a reconquistar a Ada. Ni si quiera le importaba demasiado el tiempo que perdiera en este proceso,o cuántas veces tuviera que tragarse su orgullo, cosa que no sería fácil, sin embargo, lo intentaría por recuperar todo lo que había perdido. Tampoco le importaba no disfrutar de los lujos del castillo, pero lo que si le llegaba a molestar un poco era la dichosa cama, era incómoda y ruidosa a partes iguales. Ya no se echaría atrás, ni quería ni podía. Porque su vida sin Ada no tenía ningún sentido. Así que si tenía que dormir en esa dichosa cama por meses lo haría. Se repetía las mismas palabras todos los días mientras caminaba hasta su pequeña cabaña con la ropa manchada de tierra después de trabajar en los campos. Y si! había empezado a trabajar, quería demostrarle a Ada que no le importaba la corona que lo único importante en su vida eran en e
Capítulo 102. Ada caminaba sonriendo por las calles del pueblo con Halley entre sus brazos, la llevaba envuelta en una mantita que había tejido su abuela. Desde que había decidido mudarse allí era feliz de nuevo, el castillo estaba a tan solo quince minutos y podía ir siempre que se la necesitará. Además Talía le ayudaba un montón y le solía adelantar trabajó, Ada tan solo tenía que firmar algún que otro documento y lo podía hacer desde la tranquilidad de su hogar. Halley no hablaba aún, solo soltaba pequeños chillidos y sonrisas sin sentido, ajena al mundo que la rodeaba. Ada sonreía, no necesitaba nada mas. Sentía algo parecido a la paz. No completa, claro, pero sí suficiente para dejarse llevar. Lukyan se había ganado cada pequeño paso de acercamiento, y la noche anterior... Bueno, la noche anterior había sido otra historia. Una historia que ella aún no terminaba de procesar, pero que la hacía sonreír como una boba mientras cruzaba el mercado. —¿Te gusta la papilla de fruta
Capitulo 103. El fuego crepitaba en aquella vieja chimenea, lanzando pequeñas ascuas al aire. La pequeña Halley dormía, por fin, en una cuna improvisada hecha con mantas y cojines. Neriah se sentó en el suelo, de espaldas al fuego, con las piernas cruzadas y los ojos perdidos en las llamas. No había conseguido dormir nada en todo el día gracias a aquella dichosa mocosa. Liam, de pie junto a una ventana, vigilaba el bosque. hacía horas que no se habían dirigido la palabra pero tampoco lo veía necesario. —No deberíamos quedarnos aquí por más tiempo —dijo Neriah al fin, su voz ronca, apenas un susurro. —Si Lukyan ya encontró el rastro de su hija, no tardará en llegar. Así que lo mejor es irnos a otro lugar antes de que él llegue. —Que venga —gruñó Liam —Quiero que venga. Neriah giró la cabeza para mirarlo, como si quisiera saber lo que pasaba dentro de su cabeza. —Estás preparado para morir por esto, ¿verdad? O es que algo no funciona muy bien en tu cabeza Liam. Liam no respondió.
Capítulo 104. La noticia del secuestro de Halley no tardó en explotar como dinamita entres todos los habitantes de los reinos del Norte y el Sur y aunque el Norte y el Sur eran enemigos jurados, ahora se encontraban en paz gracias al tratado que habían firmado Ada y Lukyan. Está vez no se trataba de la disputa por los territorios sino que dejaban de lado sus diferencias y se unían por algo más grande. Aquella pequeña portaba la sangre de sus reyes y ahora todo eso cambiaba. Sergey se encontraba revisando varios documentos en el despacho de Lukyan, cuando su teléfono sonó. Lo cogió entre sus manos y pudo ver que la llamada procedía de Lukyan. Y antes de descolgar ya supo que algo malo pasaba. La conversación fue corta pero precisa, Ada y Lukyan habían tenido una hija y alguien se la había arrebatado. Dejo los papeles sobre la mesa y salió del despacho a toda prisa. Ya habían pasado dos meses desde la partida de Lukyan pero su conexión era la misma que si estuvieran juntos. Habí
Capítulo 105. El aire en el bosque se sentía espeso, cargado era como estar respirando en una ciudad rodeada por la contaminación, además todo el bosque se encontraba en silencio, ese tipo de silencio que precede a una tormenta inminente. Todavía no había amanecido y ya llevaban varias horas de camino. Habían decidido ir a pie hasta allí y no llevar soldados con ellos . Lukyan avanzaba a grandes zancadas entre la maleza, su cuerpo se encontraba lleno de tensión, sus sentidos estaban afilados como cuchillas. Sergey caminaba a su lado, tan alerta como él. Talía cerraba la retaguardia, sus ojos vigilantes como los de una fiera salvaje. Y justo detrás, Ada. Aunque Lukyan se lo había prohibido al principio, ella no se quedó atrás. Nadie la iba a detener. La que estaba en peligro era su hija. Su propia sangre. Además qué ejemplo iba a dar ella como reina si se quedaba en casa simplemente esperando. —No hagas ruido —le susurró Sergey a Ada, mientras se agachaban cerca de una formación r
Los primeros rayos del sol acababan de aparecer en el firmamento con mucho esfuerzo se levantó. Ada se fijó en lo vieja y deteriorada que se encontraba su pequeña cabaña. Pero se recordó a sí misma que al menos tenía un techo sobre la cabeza. El viento se filtraba por las pequeñas grietas de las paredes, la pequeña brisa que se filtraba era fría, esa era la primera señal de que la nieve no tardaría en llegar. Miró con preocupación la fina manta que cubría la cama y suspiró, preguntándose si su padre estaría de buen humor hoy y tendría la bondad de darle alguna de las prendas de ropa vieja de las que ya se quisieran deshacer. Necesitaba abrigarse más si no lo más probable es que enfermará. No tardó demasiado en encontrarse parada justo enfrente de la lujosa residencia del Alfa de la Manada Black Mountain, lista para comenzar con las tareas de limpieza del día. En esta casa vive su padre, Henry el Alfa de la manada; su madrastra, Luna Ursula; y su hermanastra Andrea, la princes