Reginald
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Quería que fuera mía y de nadie más, y no había tardado en descubrirlo porque de verdad que lo deseaba. Hacía mucho, no besaba a nadie, no con las ganas con que lo hago con ella. Ella sigue mirándome entre sorprendida y espantada cuando rompo el beso. Su mirada excitada y los labios rojos e hinchados me vuelven loco. Entonces siento que no quiero detenerme. Llevo las manos debajo de la falda del vestido.
Un poco inusual porque no es lo que le gusta llevar puesto, y aunque también me gusta verla con esos vestidos cortos y provocativos como un pecado culposo, prefiero que los use feos y largos para que no llame la atención de nadie; sin embargo, ella es llamativa y así llevara una sábana enrollada haría que cualquiera le mirase. Aprieto su pequeño trasero. Ya había tenido el gusto de tocarlo y palparlo, pero esperaba poder hacerlo de nuevo.
Su mirada es de contrariedad, con los labios entre
Anna════⁂════En estos momentos me encuentro en una especie de shock agudo. Me ayudaría pensar que no lo he disfrutado, pero es todo lo contrario. De las cosas que no imaginaba que pasarían con Junot ―aunque las fantaseara―, esta era una de ellas y de algún modo estoy tan satisfecha con cómo ocurrió que no puedo quejarme.Me gusta esa posesividad en la que no quieres dejar que nadie toque lo tuyo. Es lo que sentí cuando se adueñó de mi cuerpo y quizás todo mi ser, porque dejé de pensar en aquellos anhelos de grandeza por obtener una retribución bastante grande por aquello que tenía intacto entre las piernas, y que deseaba sacar la mejor cantidad. Contrario a lo que pensaba, no he sacado ni un centavo, y tampoco un orgasmo en todas las reglas, pero he conseguido una experiencia que no creo que olvide nunca porque simplemente se trata de él. El presuntuoso y prejuicioso de la rectitud, Reginald Junot.Aprieto mis muslos y muerdo mi labio inferior de solo pensar en lo que acababa de pas
Reginald════⁂════Creo que esto es una locura en la que jamás creí que caería; sin embargo, Anna, a su modo ha sabido atraerme como la mosca a la leche deseándole más que a cualquier otra cosa, y lo peor es que no me arrepiento. Ella aún permanece en el baño, así que me encargo de traer sus cosas a la habitación. También he sacado un traje para mi reunión de las cuatro. Tomo el reloj que he dejado en la mesita para mirar la hora, y es cuando ella sale.―¿Qué hora es? ―pregunta apretando el nudo de la bata de baño que le queda grande.También lleva otra toalla en la cabeza.―Faltan diez para las tres ―respondo.―¿Ya llegó el almuerzo? ―sigue preguntando.―No tarda. ―Vuelvo a responder observando cómo se abraza a sí misma. Me pregunto que estará pasando por su cabeza. Lo pienso por su expresión al abrir la boca para decir algo más, pero se detiene porque el timbre suena en ese momento―, ya llegó ―anunc
Anna════⁂════Creo que aún estoy obnubilada y sigo sin aterrizar de lo que ha ocurrido. Sin embargo, tengo que admitir que Reginald resultó ser bastante apasionado a la hora del placer, aunque también un tanto intenso.¡Cielos!No puedo dejar de reír tonta cada vez que me acuerdo como he probado hasta el regusto las mieles del sexo por primera vez, precisamente con él, y quien iba a creerlo. Pero esto era algo que me agradaba en un sentido hipotético, y que en realidad no lo llegué a imaginar, como tampoco a dimensionar como sería, y lo cierto es que ha estado mejor de lo que esperaba, y aunque es tan pragmático con lo que hace y dice, me sorprendió bastante.Siempre que tenía esas conversaciones solo era para saber y empezar a hacerme ideas de como sucedería, aunque a la final no lo lograba, y más porque no me lo había planteado como algo que sucediera de forma romántica y que involucrara algún sentimiento. Tampoco porque me fijara en la persona. Daba igual, mi objetivo era vender m
Reginald════⁂════Supongo que ha sido un invento de última hora; pero la verdad es que estaba deseando tenerla otra vez cerca. Muy cerca. Sin embargo, luce algo distraída y lo cierto es que me gustaría saber qué está pasando por su cabeza.―¿Ya cenaste algo? ―le pregunto.―No.―Yo tampoco.―¿Quería cenar conmigo? ―pregunta demostrando que, aunque ande distraída, nunca pierde su afilado humor.―La verdad, sí ―contesto con sinceridad.Ella curva sus labios y luego lo muerde en un gesto bastante sugestivo, después vuelve a mirar al frente.―¿Quiere ir a algún restaurante?―No ―deniego―, preferiría algo más rápido y menos formal.―¿En serio? ―Ella parece mofarse de mí.―Creo que he dicho que nunca juego con mis respuestas ―repongo, ella sonríe y se alza de hombros.―Vale, ¿puedo sugerir? ―propone.―Adelante ―digo.Ella retuerce sus labios como si me
«Tengo que devolver ese dinero», ese ha sido el pensamiento recurrente y que no me deja concentrar en nada desde que vi esa cifra en mi cuenta. En otro momento habría flipado de la felicidad, pero ahora, sí que me alegra porque no creí que nunca lo lograría, pero estoy sintiendo el peso de lo que esa responsabilidad significa. Entonces me siento estúpida y tal vez dándole la razón a algunas de las cosas que ha dicho Emma, y que ahora me hacen sentir como una desagradecida.No es que pensara que ella hacía todo por mi mal, pero sí que se entrometía en lo que no le importaba. Sentía que estaba invadiendo mi vida, no solo ella, también mamá; sin embargo, estaba equivocada y es cuando te das cuenta de eso que obtienes el resultado de lo que siembras porque solo lo has estado embarrando.«Esto es grave», me digo, luego tengo que mirar al frente y tratar de prestar atención a la clase. Ruego que ya se acabe, porque siento que estoy perdiendo el tiempo y no puedo concentrarme
Anna════⁂════«Lo dije», no era que lo tenía pensado, pero se lo hice.¡Maldita sea!¿Por qué hice esa tontería?Sin embargo, observando cómo ha acabado todo, es obvio que saldría así. Sería tonto pensar que el estirado de Reginald iba a aplaudir que yo hiciera algo como eso. Empezando porque desde el comienzo solo han sido tropiezos con él. Así que es normal su indiferencia de estos días, que es casi como han sido algunos de los anteriores, donde quizás solo trata de evitarme. No me extraña, pero ahora me causa un poco de ansiedad, como si de verdad me importara lo que piense al respecto o el concepto que ahora tenga de mí. Creo que lo había vaticinado, y se cumplió.Y esto solo me hace sentir estúpida porque la Anna de antes no se dejaría menguar por nada. Mi afán de tenerlo todo me tenía cegada y poco importaba que dejara a más de uno con las ganas solo porque no iba a sacar nada de ello; sin embargo, co
Mentiría si dijera que las palabras de Reginald no calaron hondo dentro de mí. Eso último que dijo en sí fue bastante directo; sin embargo, no me hace sentir valorada como debería. Es que nadie ha puesto un precio, he sido yo quien lo he buscado. Cada cosa que me ha pasado solo es el reflejo de las consecuencias que yo misma he provocado. No obstante, si me hace muy feliz que no haya cambiado de opinión. Era lo que esperaba y lo que cualquier hombre adulto y sensato haría frente a una chica que hasta ahora está descubriendo lo que en verdad quiere.La noticia de Emma también debería haberme puesto feliz; pero extrañamente la realidad de la situación me ha hecho ver que no era necesario hacer tantas locuras porque al final solo te queda darte golpes de pecho.―¿Pasa algo, Anna? ―mamá pregunta.Debe ser porque la monotonía con la que trato de comer el desayuno
Reginald════⁂════Tiene razón, estoy perdiendo el juicio y toda compostura con ella. Debería avergonzarme de mí mismo por hacer cosas que no son propias de mí, pero no lo hago. Debe ser porque por primera vez estoy siendo rebelde, viviendo una etapa que pasé por alto y que nunca disfruté, y no porque Franç y Betty me lo hayan impedido, fue porque yo lo quise así.Ellos me rescataron de un futuro que tal vez no sería ni la sombra de lo que estoy viviendo ahora, convirtiéndome en un chico afortunado; sin embargo, lo asumí del modo en que debía esforzarme y trabajar duro para corresponder con gratitud a la caridad que tuvieron conmigo.―¿Se te han quitado las ganas? ―pregunta con algo de picardía, apartando de tajo los aciagos pensamientos.Esos que me devuelven a un Reginald sin apellido, desamparado y que solo esperaba una única oportunidad en la vida para salir de su miseria.―No