Anna════⁂════―¿Pasa algo, señorita Hasburg? ―la pregunta me toma desprevenida.Me vuelvo algo azorada y es la señora Thorne. Me recompongo en la silla y pongo una agradable ―y muy fingida―, sonrisa. Ella entorna la mirada y yo los pongo en blanco.―No ―respondo―, ¿es que me veo mal? ―agrego y ahora sus cejas se alzan.―Parece andar suspirando por algo o alguien ―dice y la que abre los ojos soy yo ahora.―Sí que está atenta ―murmuro bajo y ella achina la mirada.―Tome ―pone sobre mi escritorio unas cuantas carpetas―. Son sus siguientes análisis ―agrega.―Gracias ―digo recibiéndolas.―Cuando los tengas listos puedes dejarlos en mi escritorio. Seré yo quien los revise de ahora en adelante.―Ah, sí, ¿ya no lo hará el señor Junot?―La idea de estos trabajos fue mía, ha visto que l
De verdad quería saber para qué me ha venido a buscar, pero como siempre pasa con él, solo lo averiguaré cuando hayamos llegado a donde sea que vayamos. Me muerdo la lengua para no preguntarle porque la verdad con él parece que todo lo que digo o hago al final es usado en mi contra.―¿A dónde vamos?Bien, no aguanto la incógnita. No luce de buen humor, pero será cabrón, debería ser yo quien se sintiera enojada. Él me mira de lado y de reojo.―Ya lo sabrá.―Es hora de mi almuerzo, me disponía a comerlo ―expongo mostrándole mi caja de comida.Él apenas la mira. Nos detenemos frente a su conductor que viene a él bastante diligente y él le hace un gesto de freno con su mano.―Puedes tomar el tiempo libre, yo conduciré ―le dice haciendo que otra vez abra los ojos pensando que algo se trae entre manos para que deje de lado a su conductor y prefiera manejar él.Aunque ya lo ha hecho al manejar una moto ―cosa que realmente me sorprendió―, per
Reginald════⁂════Quería que fuera mía y de nadie más, y no había tardado en descubrirlo porque de verdad que lo deseaba. Hacía mucho, no besaba a nadie, no con las ganas con que lo hago con ella. Ella sigue mirándome entre sorprendida y espantada cuando rompo el beso. Su mirada excitada y los labios rojos e hinchados me vuelven loco. Entonces siento que no quiero detenerme. Llevo las manos debajo de la falda del vestido.Un poco inusual porque no es lo que le gusta llevar puesto, y aunque también me gusta verla con esos vestidos cortos y provocativos como un pecado culposo, prefiero que los use feos y largos para que no llame la atención de nadie; sin embargo, ella es llamativa y así llevara una sábana enrollada haría que cualquiera le mirase. Aprieto su pequeño trasero. Ya había tenido el gusto de tocarlo y palparlo, pero esperaba poder hacerlo de nuevo.Su mirada es de contrariedad, con los labios entre
Anna════⁂════En estos momentos me encuentro en una especie de shock agudo. Me ayudaría pensar que no lo he disfrutado, pero es todo lo contrario. De las cosas que no imaginaba que pasarían con Junot ―aunque las fantaseara―, esta era una de ellas y de algún modo estoy tan satisfecha con cómo ocurrió que no puedo quejarme.Me gusta esa posesividad en la que no quieres dejar que nadie toque lo tuyo. Es lo que sentí cuando se adueñó de mi cuerpo y quizás todo mi ser, porque dejé de pensar en aquellos anhelos de grandeza por obtener una retribución bastante grande por aquello que tenía intacto entre las piernas, y que deseaba sacar la mejor cantidad. Contrario a lo que pensaba, no he sacado ni un centavo, y tampoco un orgasmo en todas las reglas, pero he conseguido una experiencia que no creo que olvide nunca porque simplemente se trata de él. El presuntuoso y prejuicioso de la rectitud, Reginald Junot.Aprieto mis muslos y muerdo mi labio inferior de solo pensar en lo que acababa de pas
Reginald════⁂════Creo que esto es una locura en la que jamás creí que caería; sin embargo, Anna, a su modo ha sabido atraerme como la mosca a la leche deseándole más que a cualquier otra cosa, y lo peor es que no me arrepiento. Ella aún permanece en el baño, así que me encargo de traer sus cosas a la habitación. También he sacado un traje para mi reunión de las cuatro. Tomo el reloj que he dejado en la mesita para mirar la hora, y es cuando ella sale.―¿Qué hora es? ―pregunta apretando el nudo de la bata de baño que le queda grande.También lleva otra toalla en la cabeza.―Faltan diez para las tres ―respondo.―¿Ya llegó el almuerzo? ―sigue preguntando.―No tarda. ―Vuelvo a responder observando cómo se abraza a sí misma. Me pregunto que estará pasando por su cabeza. Lo pienso por su expresión al abrir la boca para decir algo más, pero se detiene porque el timbre suena en ese momento―, ya llegó ―anunc
Anna════⁂════Creo que aún estoy obnubilada y sigo sin aterrizar de lo que ha ocurrido. Sin embargo, tengo que admitir que Reginald resultó ser bastante apasionado a la hora del placer, aunque también un tanto intenso.¡Cielos!No puedo dejar de reír tonta cada vez que me acuerdo como he probado hasta el regusto las mieles del sexo por primera vez, precisamente con él, y quien iba a creerlo. Pero esto era algo que me agradaba en un sentido hipotético, y que en realidad no lo llegué a imaginar, como tampoco a dimensionar como sería, y lo cierto es que ha estado mejor de lo que esperaba, y aunque es tan pragmático con lo que hace y dice, me sorprendió bastante.Siempre que tenía esas conversaciones solo era para saber y empezar a hacerme ideas de como sucedería, aunque a la final no lo lograba, y más porque no me lo había planteado como algo que sucediera de forma romántica y que involucrara algún sentimiento. Tampoco porque me fijara en la persona. Daba igual, mi objetivo era vender m
Reginald════⁂════Supongo que ha sido un invento de última hora; pero la verdad es que estaba deseando tenerla otra vez cerca. Muy cerca. Sin embargo, luce algo distraída y lo cierto es que me gustaría saber qué está pasando por su cabeza.―¿Ya cenaste algo? ―le pregunto.―No.―Yo tampoco.―¿Quería cenar conmigo? ―pregunta demostrando que, aunque ande distraída, nunca pierde su afilado humor.―La verdad, sí ―contesto con sinceridad.Ella curva sus labios y luego lo muerde en un gesto bastante sugestivo, después vuelve a mirar al frente.―¿Quiere ir a algún restaurante?―No ―deniego―, preferiría algo más rápido y menos formal.―¿En serio? ―Ella parece mofarse de mí.―Creo que he dicho que nunca juego con mis respuestas ―repongo, ella sonríe y se alza de hombros.―Vale, ¿puedo sugerir? ―propone.―Adelante ―digo.Ella retuerce sus labios como si me
«Tengo que devolver ese dinero», ese ha sido el pensamiento recurrente y que no me deja concentrar en nada desde que vi esa cifra en mi cuenta. En otro momento habría flipado de la felicidad, pero ahora, sí que me alegra porque no creí que nunca lo lograría, pero estoy sintiendo el peso de lo que esa responsabilidad significa. Entonces me siento estúpida y tal vez dándole la razón a algunas de las cosas que ha dicho Emma, y que ahora me hacen sentir como una desagradecida.No es que pensara que ella hacía todo por mi mal, pero sí que se entrometía en lo que no le importaba. Sentía que estaba invadiendo mi vida, no solo ella, también mamá; sin embargo, estaba equivocada y es cuando te das cuenta de eso que obtienes el resultado de lo que siembras porque solo lo has estado embarrando.«Esto es grave», me digo, luego tengo que mirar al frente y tratar de prestar atención a la clase. Ruego que ya se acabe, porque siento que estoy perdiendo el tiempo y no puedo concentrarme