Eva.
Savannah frunce el ceño y nos mira a ambos, Eros tiene el pelo desordenado, tiene el miembro erecto y su rostro está colorado, no me quiero ni imaginar como demonios debo verme yo ahora mismo, seguramente estoy desordenada y con cara de frustrada sexual, ¡Me lleva el demonio!
–¿Estoy interrumpiendo algo? – pregunta con una mirada picara, creo que cualquiera que nos viera seria capaz de darse cuenta de que algo está pasando.
–No, no interrumpes nada – responde Eros con seriedad.
Ella asiente con la cabeza, pero no parece muy convencida, aun así, se acerca con un par de papeles a nosotros dos, yo me muevo para atrás y pongo mis manos sobre mis pechos, mis pezones están resaltados sobre la tela del bikini y no quiero darle mas espacio a las interpretaciones a Savannah.
–Necesitaba mostraste esto, me lo dio tu hermana – se aclara la gargant
Eros. –Ustedes las dos, ¡Salgan de aqui! – les grito.La primera en marcharse es Savannah, una vez que se ha alejado yo suelto los brazos de Eva.–Su estupidez no conoce límites, capitana Larsson. Ella frunce el ceño y entrecierra los ojos como si estuviera analizando el objetivo para atacar – ¿Quieres saber porque estábamos peleando?–La verdad no – recojo mi uniforme y le doy la espalda, pero ella me sigue.–Estábamos peleando porque Savannah creo que hay algo entre nosotros dos. No, es que no lo cree – gesticula – está segura de que antes que hubiera entrado en la piscina estábamos haciendo algo.–Y es cierto.–¡Pero ella no tiene por qué saberlo! – chilla – la mujer está demente, cree que yo voy a quitarle al hombre de sus sueños, no sé
Eva. Camino hacia la formación sintiéndome como un reverendo zapato, creo que jamás había estado en peor condición como ahora, he dejado de hacer ejercicio, mi estado anímico está del asco, Eros me dejó frustrada sexualmente ayer, el vibrador que solía usar se rompió y ahora tras del hecho tengo la cara rasguñada, mi vida no podría ser peor en este momento.–Cariño, disculpa que sea tan honesta contigo, pero últimamente pareces un puto rompecabeza – dice Gigi uniéndose a mi mientras le da el ultimo mordisco a la manzana.–Ya lo sé, en realidad no es necesario que me lo recuerdes.–Además tienes un humor de los mil demonios.–Tambien lo sé, amiga.Ella rueda los ojos y me detiene por el brazo – escucha, está bien que tu vida sea patética, ya fue
Eva. –¿Te has estado protegiendo? – pregunta Gigi.Yo me levanto del suelo y me echo agua helada en toda la cara, dejo que las gotas incluso caigan por mi cuello, Gigi me mira con el ceño fruncido a traves del espejo y entiendo porque cuando veo en el reflejo las marcas que me dejo Aaron en el cuello.–Ni siquiera voy a preguntar que es lo que te pasó ahí – suspira – no hay que ser un genio para saber que lo hizo Eros.–¿Qué? – pregunto confundida – ¡Esto no lo hizo Eros! – me doy la vuelta – no entiendo porque todo el mundo tiene que hacer suposiciones de algo que al fin y al cabo solo me incumbe a mí, no fue él, ¿De acuerdo? Y espero que lo tengas bien claro, Eros no es el villano que todo el mundo piensa.–Tranquila, no estoy tratando de atacarte, pero, para nadie es un secreto que ese hombre es
Eva. Pongo mi pase de identificación en las puertas del batallón y entonces entro como si nada hubiera pasado, como si jamás hubiera tenido una prueba de embarazo en mis manos y hubiera estado a punto de conocer el resultado. No sé que es lo que tengo, pero supongo que si finjo que nada sucede serás más fácil de olvidar.Cuando atravieso el batallón me encuentro con Zoé, me mira como si fuera su peor enemiga, rueda los ojos y entonces me evita, casi siento que tengo peste o que huelo mal. Savannah tambien está por ahí, pero se ve triste y deprimida, parece que la noticia del matrimonio de Eros ha nublado todos sus sentimientos negativos por mí.Mientras me encuentro con todos mis enemigos pienso en ir a mi habitación para dormir, incluso se me cruza por la mente la idea de volver a mi departamento, hace un par de días que no voy y me hace falta est
Eva. –No deberías irte sola, no creo que sea prudente – dice Gigi a traves del teléfono.–¿En serio? ¿Tú, Gigi Forester me estás hablando de prudencia? – me burlo de ella reteniendo el celular entre el hombro y la oreja.–Es que no tienes experiencia, Eva, no es lo mismo que yo salga sola a quien sabe dónde a que lo hagas tu. Eres muy inocente para eso – murmura.–Ya no soy la misma Eva de siempre – le recuerdo – las cosas han cambiado. Mi alma no es la misma – digo de forma dramática.–Si, si como digas – suspira – por lo menos prométeme que vas a comer algo antes de irte y que no beberás.–De acuerdo, mamá.–Eva, una última cosa antes de que te vayas – ella hace una pausa y no sé porque presiento que lo que va a decirme a con
Eva. Jacob y yo no bailamos solo una canción, mucho menos dos o tres, antes de darme cuenta es casi media noche y nosotros seguimos moviéndonos el uno junto al otro, Jacob no deja de hacer bromas a mi oído y yo no he podido parar de reír desde que todo este juego ha comenzado. El hombre es jodidamente gracioso, casi parece perfecto y me aterra, porque si algo he aprendido de toda esta situación es que absolutamente nada es tan perfecto como lo parece, mucho menos cuando se trata de hombres. –Creo que debemos detenernos – le digo, aunque con una sonrisa, siento que he comenzado a marearme y no creo que se deba al alcohol.–Por supuesto – él entrelaza sus dedos con los míos y me lleva de nuevo hasta la barra – dame un par de los tragos de siempre – pide.–¿Sueles venir aquí a menudo?–Aunque no lo creas, si – s
Eva. –¿Qué tu qué? – él se aleja y me mira preocupado, no parece molesto ni mucho menos, solo consternado por la bomba que acabo de soltar.–Estoy embarazada, bueno eso creo, la verdad es que no lo sé – me quito el sudor de la frente.–¿Y qué haces aquí si no lo sabes? Eva, estás bebiendo alcohol.–Podría no estarlo – levanto los hombros tratando de restarle importancia al asunto.–Pero podrías si estarlo – frunce el ceño y me agarra de la mano.–Por favor no me mires asi.–¿Asi cómo?–Como si estuviera invalida o como si te acabara de decir que tengo una enfermedad terminal.Él suelta un suspiro – creo que deberíamos salir de aquí, si quieres puedo llevarte a casa, o podemos ir a un lugar más tranquilo
Eros. Me siento como si me acabara de dar una patada en las pelotas, esto debe ser una jodida broma de mal gusto, Eva no puede estar embarazada, mucho menos de mí, yo no quiero tener un hijo, jamás ha estado entre mis planes, mucho menos con ella, nosotros simplemente no somos una buena combinación, ella es agua y yo soy fuego, lo que menos quiero es algo en común que nos pueda unir.–¿Viniste aquí a amargarme la vida? ¿O solo quieres que toda esta fiesta se eche a perder? – ella sigue en el suelo, tiene las palmas apoyadas en el césped y su cuerpo está a medio mover, se ve tan ebria que parece incapaz de ponerse en pie por si misma.–¿De verdad crees que vendría aquí para sabotear tu fiesta de compromiso? – frunce los ojos, las palabras le salen lento y de forma pastosa. ¡Ugh! Detesto a una persona ebria, mucho más cuando se