Dalila

Me quedé impresionada con la familiaridad y el cariño con el que trató Dorian a los niños de la familia a la que habíamos ido a visitar. Los mellizos adoraban al castaño y él no paró de jugar con ellos y de llevarlos en brazos.

Con sus padres también fue muy amable y respetuoso.El detalle de los pequeños al regalarme su juguete fue algo que me llegó al corazón.Atesoraría esa cajita toda mi vida.

Me pareció algo increíble que se ocupara de buscarles una casa temporal a la familia y que les construyera un nuevo hogar.

La cara de los padres y de los pequeños cuando estaban descubriendo su nuevo hogar no tenía precio.Fue algo que tardaría en olvidar.

El castaño no paraba de sorprenderme,a veces para mal y otras muchas ,para bien.

Volvimos a montarnos en el coche de Dorian y después de parar en un restaurante para comer, ahora nos dirigíamos a visitar el centro de ancianos.Por lo que me contó ,algunos lobos mayores que habían perdido a sus parejas pasaban mucho tiempo solos así que