Dalila

Killiam era el bebé más bonito que podía existir.No es que yo hubiera visto muchos bebés pero no creía que pudiera haber otro más bonito que él.Supongo que el que cada vez que lo viera me recordara a su padre también influía pero su cabello dorado,sus mofletes regordetes y sus preciosos ojos verdes hacían que todo el mundo lo viera igual que yo.

—¿Quién es el niño más guapo de su tía?— Aliss ya lo tenía en brazos y estaba dándole achuchones mientras mi hijo no paraba de reír.

Sí,de reír.Algo impensable en un bebé humano de apenas un mes pero Killiam no era humano y lo había dejado bien claro desde que nació ya que no paraba de hacer cosas que no eran normales para un bebé de su edad. Ni para un bebé de su edad ni para cualquier ser viviente porque brillar como si fuera una lámpara cada vez que venían los Dalacars y mover el chupete de la mesa a su boca con un solo gesto de su manita no era algo normal para nadie.

—¿Dónde está mi angelito?— Eleonor entró a la habitación y agarró