- Yo Arley Davies alfa de la manada Eclipses, te rechazo a ti Noah Bennett como mi compañera. Un simple sirviente, alguien tan insignificante como tú, nunca será mi luna. - Yo, Noah Bennett acepto tu rechazo. Todas las personas que observaba la escena se quedaron boca abiertas, nadie esperaba que la siempre gentil y dócil Noah fuera capaz de enfrentar esa situación con la cabeza en lo alto. Haciendo uso de toda su fuerza Noah salió de la vista de todos y corrió a refugiarse en su habitación. Cuando por fine estuvo sola cayó al suelo mientras gritaba de dolor. Ser rechazada por tu pareja, era la ofensa y el dolor más fuerte que podía sufrir un lobo, pero después de tantas malas experiencias ya el dolor tanto físico como emocional no le impactaban tan fuerte. Afortunadamente aun no tenia a su loba y eso hacia que el dolor que estaba experimentando no fuera tan fuerte. En cambió el alfa está sufriendo como no había sido capaz de imaginar nunca, sabía que dolería romper el vinculo de par
Noah había creído que podría volver a ser invisible durante una semana, solo que no contaba con que ahora era el centro de atención de todos los lobos de la manada. Le resultaba imposible pasar desapercibida cuando donde quiera que iba la señalaban como la pareja rechazada del alfa. A pesar de todo lo que había sufrido de alguna manera la culpaba a ella, como si ella hubiera elegido ser la compañera destinada de Arley. Todo se complicó para ella cuando al segundo día luego de la fiesta se corrió la noticia de que el alfa estaba enfermo y no podía levantarse de la cama. Al parecer rechazar a su compañera cuando acababa de aparecer su lobo supuso un golpe demasiado fuerte para el joven Alfa y le estaba costando recuperarse. Pronto el rechazo de Noah dejó de ser solo un chisme y se convirtió en algo peligroso para toda la manada, una manda sin un buen alfa era vulnerable, cualquiera podría atacar y tomarlos por sorpresa, necesitaban un líder fuerte que los protegiera. Y como no podían cu
Cuando el lobo terminó de dar su discurso las chicas se observaban unas otras sin saber si confiar o no en lo que les acababan de decir. Ninguna hizo por hablar hasta que Estella se puso de pie en su jaula y con un tono impertinente le habló al capitán. - Y se supone que debemos creerte así por así. No te parece que deberías darnos algún incentivo. – de pronto el soldado cayó en cuenta de algo y girándose para uno de sus hombre habló. - Libérenlas, a partir de ahora son libres de andar por el campamento, a la hora de partir volverán a sus carruajes, pero no serán encerradas con llave – y luego mirando a Estella agregó – ¿suficiente incentivo? – ella se dejó caer al piso y mascullo entre dientes. - Por ahora. Pronto casi todas las chicas habían salido de sus celdas y caminaban libremente por el campamento, la menor de las compañeras de Noah también quería intento salir, pero fue detenida por Estella cuando dijo - No deberías confiar tan fácilmente en las palabras de un hombre. -
Estella regresó un rato después quejándose que los soldados de esa manada eran como tumbas y no había podido conseguir ninguna información. Luego fueron llevados a un edificio donde había habitaciones grandes con tres literas y les dejaron acomodarse a su conveniencia, pero al final todas quedaron con las chicas de sus manadas. Esa noche les llevaron la cena y pudieron descansar en una cama sin ser molestadas. La mañana siguiente todas tomaron una ducha y quitándose todo el churre Noah por fin comenzaba a verse mejor, hasta sus heridas habían amanecido casi curadas y solo le quedaban pequeñas sombras oscuras. A las 10 de la mañana fueron guiadas a la misma plaza donde el día anterior habían sido liberadas. Todas observaban a sus alrededores con curiosidades esperando ver al despiadado Alfa de la manada Luna Oscura, ver si sería tan viejo o horrible como decían los rumores. En cambio no vieron a nadie con esas carácter y en su lugar un hombre joven de aparente 30 años fue quien subió a
Después de unas semanas de caería el ex alfa Antonio Davies regreso a su manada Eclipse, como nunca sucedía nada extraordinario Antonio había alargado su cacería un poco más de lo normal, Ahora por fin en casa tenía la intención de descansar y disfrutar de su jubilación tranquilamente. Iba a entrar a su habitación cuando pensó en algo que le gusta hacer. No había nada mejor que relajarse mientras era atendido por su esclava personal. Así que antes de entrar a su habitación miro a uno de sus guardias y le dijo. - Dile a Noah que estoy cansado que me prepare un baño y quiero un masaje. - Lo siento señor eso no puede ser posible. - ¿qué? – el rostro del alfa se contorsionó de rabia. – dime donde esta esa chica – gruño tomando por el cuello de la camisa al guardia. - Norah se ofreció como ofrenda cuando vinieron los hombres del Alfa Enzo a buscar las chicas. - No entiendo por qué Noah haría algo así si siempre fue muy dócil y nunca se atrevió a levantar la cabeza. - Tal vez tendría m
Noah volvió a su habitación y cuando Estella regreso de acabar de limpiar los baños se encontró a su amiga blanca como un papel. De inmediato se acercó a ella y preocupada por verla en ese estado le pregunto. - ¿Hay algo mal? ¿Alguien te hizo daño?, Dímelo ahora mismo y te juro que le arranco hasta el último pedazo de carne. - Estoy jodida Estella – le dijo Noah ocultando su rostro entre las manos. – que me van a votar de aquí o me van a preparar en la cena. No, esa sería una muerte tranquila ¿y si me tortura para vengarse? – comenzó a divagar la chica asustada. - Norah, concéntrate, explícame que está sucediendo. - Lo mande a la m****a. - ¿a quién? - Al alfa - ¿Qué? - 2 veces - Pero Noah, que sucedió. - Y le dije idiota. - Por dios Norah, te dije que fueras más valiente y no te dejaras pisotear, pero por la diosa Luna al menos escoge mejor tus peleas. Como te vas a enfrentar al alfa, acabamos de llegar aquí. A ver, cuéntame lo que sucedió con lujo de detalles y veremos cómo
Enzo levantó la mano dispuesto a tocar la puerta, pero antes de que sus nudillo chocar con la deteriorada madera la puerta se abrió sola. él miró a su amigo que tenia los ojos bien abierto y negó con la cabeza, nunca había sospechado que su segundo al mando podría llegar a ser tan miedoso. - Bienvenido Alfa Enzo a mi humilde morada. – saludó una voz desde la oscuridad poco a poco una sillita fue haciéndose visible y contrario a lo que esperaban una hermosa morena de pelos risos les sonrió – ¿qué les trae por aquí? – Kalias que se había quedado en la puerta al ver que no había nada que temer entró a la cabaña y la hermosa mujer se trasformó en una anciana jorobada llena de arrugas. - Deja tus trucos bruja, no vinimos a perder el tiempo. – le dijo Enzo serio, no queriendo caer en sus jugos. – quiero saber la manera de romper la maldición. - Hay una forma de saberlo, pero debes entregarme algo a cambio- la bruja sonrió y un escalofrío recorrió a Kalias. - ¿Qué quieres? - Un favor, l
- M****a – murmuró Noah cuando vio a Enzo. - Oh, no te preocupes por mí, solo vine a beber algo, sigue en lo tuyo. – Dijo el alfa mientras le hacia seña a alguien y de inmediato aparecía un trago frente a él. - Disculpe señorita, aun no a pagado su trago – le dijo el chico que la acaba de atender y Noah solo deseaba que la tierra la tragase. Noah fingió buscar algo en su cartera una vez mas y luego completamente humillada se giro hacia el chico detrás de la barra. - Yo… lo siento, no puedo – antes que terminara de pagar un billete apareció frente a ella. - Cobra de aquí los dos y quédate con el cambio. – dijo Enzo con una brazo recostado en el espaldar de su silla y fingiéndose indiferente, aunque con el rabillo del ojo se aseguraba de mirar la reacción de Noah y sonreía complacido. – espero que nunca mas vuelvas a hacer una cosa así – le dijo Enzo a Norah en tono serio – podrías ser enviada al calabozo, aquí tomamos muy enserio las leyes, si no pagas no puedes beber. - Lo siento,