Capítulo 50

Despertar del sueño

Gina

—Pero, Dios mío, Gina, estás ardiendo en fiebre —había escuchado decir Armando.

Me encontraba recostada sobre uno de los muebles que adornaba aquel camerino. Sentía escalofríos por todo el cuerpo y aquellas imágenes en mi cabeza me perturbaban. Mis sollozos podían escucharse en el pasillo y en un momento escuché la voz de Camilo. Un vago recuerdo llegó a mi cabeza, pero no pasó nada, ya que mi mente se encontró en blanco con rapidez.

—Hay que llamar al señor Lombardi —dijo Armando, alterado—. Gina no tiene familiares aquí y él es su novio. —Lo tomé por el brazo y le hice un gesto con la mano para que se acercara a mí.

—No lo molestes —hablé con esfuerzo, pero Armando hizo caso omiso.

—Hablo de la cosmética B

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