— Hola linda, ¿me recuerdas? — indago con una enorme sonrisa León y Pamela cambio sus pasos de dirección.— ¡Quiero a mi mamá! — el club estaba vacío, los gritos de la niña hicieron eco, y en menos de dos minutos, no solo Marco y León estaban en el sector de baile del club, veinte de sus hombres tam
— No lo sé, pero… — Pamela estaba de pie, en medio de León, Marco y Greco, entonces se dio vuelta, como si con eso se volviera invisible a los ojos de los tres hombres. — Mamá, me asusté mucho y me hice pis. — murmuro entre hipos.— Está bien amor, no fue tu culpa, no debe darte pena. — trato de tra
Cielo:El peso de todo lo vivido cayó sobre mí, estaba aún más cansada que el día que parí a Pamela, pero creí que sería incapaz de dormir, aunque no fue el caso, solo cuando Tiara movió mi brazo fue que abrí los ojos, el sol ya era visible, debía de suponerlo, pues Sergio me había llevado a Dallas,
— Tranquilo dragón, todo estará bien. — le aseguro acariciando su cabello, y es cuando me ve, sus ojos aguantan las lágrimas, es tan fuerte como su padre.— Te extrañé mamá, y extraño a la reina… a mi papá no porque ya lo vi.— Yo también te extrañe, pero no debemos estar así, cambia esa cara, o Pam
— Marco no me conto que casi lo estrangulas con su corbata, fue la misma Pamela que lo hizo, se asustó de que sus papás se lastimaran, y no era eso lo que te queria decir, pero ya que tocas el tema…— No puedes permitir que Marco la regañe. — mi bello querubín, el estar sin sexo te pone mal, pobre d
Cielo salió de la habitación, la ansiedad crecía en ella, en el poco tiempo que había salido con Martin nunca tuvo una discusión relevante, se podria decir que esta era la primera discusión de ámbito amoroso, que le dejaba un sabor amargo en la boca, tampoco pensaba que Gabriel la dejaría por algo a
Compro un computador, y ya que estaba decidió enviarle el resto de su dinero a la cuenta de Gabriel, tal vez su ángel estaba enojado por los gastos de la tarjeta de crédito, aunque no debería enojarse con ella, fue Alma y Macarena la que la habían convencido de comprar tanta ropa, y los gastos de Pa
— ¡¿En qué rayos estás pensando?! No eres más que una ilusa, estúpida, ¿quién te querrá con un niño a cuesta? Otra boca más de la que yo me tendré que hacer cargo.No era así, nunca lo fue, porque ella siempre se ocupó de Pamela, Cielo le demostró que jamás necesito nada de él.— Daki trae el botiqu