— Mas o menos, la mente de León esta fragmentada, todo lo que le hicieron de niño y… lo que yo le hice cuando lo secuestré. — reconoció sin poderle mantener la mirada a su hermano.— ¿Qué le hiciste Marco? — Greco jamás se impuso o intervino en lo que su hermano hacia a nivel sentimental, un día sec
— ¿Por qué tienes esa cara? ¿acaso ya te arrepentiste de estar conmigo? — ¿Cuándo estuvo de acuerdo en estar con él? Fue lo primero que se vino a la mente de la joven, pero recordó su farsa.— No es eso, extraño a Pamela, nunca nos separamos por tanto tiempo. — debía confiar en que Marco ya tenía a
Marco no sabía lo que era ser padre, esa era la verdad, lo había pensado en un principio como una necesidad, una promesa o deseo que cumplir a sus padres, un tributo a su clan, el deseo llego con el tiempo, pero al enamorarse de un hombre, trató de desecharlo, luego cuando supo que había una hija su
— Lo siento, pero… su esposo.— ¿Qué pasa con León?— Él… será mejor que lo vea.La habitación a la que habían llevado a Pamela era una de las del primer nivel, sobre sus cabezas habían dos niveles más, el club lo había diseñado el gran arquitecto Mateo Zabet, era como un gran Coliseo, cada puerta d
— Aquí no se permite la entrada a cualquiera. — dijo uno de los más corpulento de los Crips que allí se encontraban.— Lo veo, aquí solo se permiten escorias como ustedes. — rebatió sonriendo Saimon Berlusconi Santoro.— ¿Qué has dicho? — grito un pandillero y acto seguido tomo un taco de billar.—
Dos camionetas blindadas se detuvieron fuera de una fábrica abandonada, de la primera descendió Hades, Baltazar y Alma, de la segunda Stefano Zabet, y Mateo Zabet— ¿Estan seguros de querer hacer esto? no es necesario. — les aseguro Hades, más que nada a Mateo, la única vez que el reconocido arquite
— Sí, lo pensé. — dijo Cielo con voz quedada, para luego girar y ver a Tiara. — Y también pensé en matarte si no me ayudabas. — la rubia hizo un ruido con su lengua, mientras acomodaba su cabello.— No soy de ese tipo de perra, solo de las que ladran, aunque creo que ya ni eso… quedo en el pasado ¿c
— Hola linda, ¿me recuerdas? — indago con una enorme sonrisa León y Pamela cambio sus pasos de dirección.— ¡Quiero a mi mamá! — el club estaba vacío, los gritos de la niña hicieron eco, y en menos de dos minutos, no solo Marco y León estaban en el sector de baile del club, veinte de sus hombres tam