— Oh, por dios. — es lo único que pude decir, he arruinado sus pantalones, y que decir de la cama. — Definitivamente tus padres no me querrán en su casa un asegunda vez.— Amor mío, esto no es nada a comparación de lo que haremos.— ¿Por qué me da la sensación de que cada cosa que dices es una amena
— Maldición, no debería gustarme tanto verte de rodillas, ese no es tu lugar. — sus ojos brillaban lujuriosos, Gabriel era uno con Azazel y mis pezones picaban, me sentía satisfecha que lo que sea que le estuviera haciendo le gustara tanto a su lado humano como ¿al asesino? ¿Qué lo llevaba a matar?
Cielo despertó temprano en la mañana, un poco aturdida y sin saber muy bien en qué momento se quedó dormida, solo era consciente que todo de ella dolía y como el mismo infierno.— Gabriel, Gabriel. — dijo moviendo el hombro de su ángel, pero este parecía estar muerto de cansancio y no le extrañaba,
— Bueno, creo que eso es lo esencial de mi vida. — dijo un poco incomoda y de inmediato Atenea Sandoval, hija de Dulce fijo sus ojos en ella.— ¿Tu familia? — interrogo mientras bebía café.— Mis padres murieron, y tengo un hermano.— Lo siento. — se disculpó al saber que era huérfana.— No hay prob
— Aun así, no entiendo para que estamos aquí, si Roman dice que aún no nos llevamos a los niños, no podemos hacer nada, tu no pondrás sobré aviso a tu hermana ¿verdad?— Ya te dije que no me interesa Pamela.— ¿Entonces? — insistió el joven y Sergio lo vio mal, hasta que otro hombre que estaba con e
¿Cuánto tiempo se debía conocer a una persona para saber si se la amaba o no? ¿Qué reglas aplicaban en el corazón? Cielo no lo sabía, Gabriel le había dicho que la amo desde que sintió sus pechos asfixiándolo hacia poco más de un mes atrás, para ella reconocer ese sentimiento le llevo dos semanas, y
Estaba segura de que amaba a Gabriel, estaba segura de que su ángel estaba obsesionado con ella, pero no tenía idea de que era lo que lo obsesionaba, entonces trataría de mantenerse así.— Ma- Cielo. — la joven mordió sus labios, cada día que pasaba le costaba más al pequeño limón llamarla por su no
— Pero que cosas dices, en todo caso sería al revés, te pagaría la suma que quisieras para que te quedes con el psicópata. — Cielo abrió la boca, demostrando su aturdimiento ante tales palabras.— Eres mala con mi ángel. — se sentía bien, tomando café con una asesina.— Tu ángel. — murmuro Alma. — E