— ¿Sadismo? — refuto Daki con media sonrisa y Hades lo vio mal.— Si ese fuese el caso, tu serias el primero en saberlo Daki, nunca olvides que mi hijo siente muchas cosas por ti, menos aprecio. — definitivamente los años habían pasado, pero la mirada del verdadero Ángel de la muerte aun hacia traga
— Lo solucionaré. — fue lo único que atino a decir, a modo de disculpa.— Ahora comprendo porque Azazel regreso. — concluyó Hades, pensando que debería ver este tipo de noticias por unos meses más en las noticias, hasta que Gabriel se calmara.— No, no creo que Azazel regresara por mi culpa. — susur
— ¿Mamá? — era la primera vez que Gabriel pasaba por alto que alguien había ingresado en su casa y eso que ella había dejado su bolso en la entrada. — ¿Cómo has estado? ¿llevas mucho esperándonos? — se apresuró a decir mientras llegaba a ella y la abrazaba.— No hace mucho. — mintió con descaro, mie
Cielo:Estábamos en el centro comercial, y Gabriel no hacia más que incitar a mi pequeña a que comprará cosas, pero Pamela se reusaba, mi niña podrá ser pequeña, pero tiene noción de lo que es el dinero y de lo que cuesta conseguirlo, al menos eso hice bien.En un momento Ian quiso un helado, o al m
— Si mi madre causa que te enfermes, le pediré que no venga más. — sus palabras me aturden por un segundo, hasta qué lo veo tomar su móvil, tiene dos teléfonos móvil, porque yo aun siento el peso del otro en la chaqueta.— ¿Qué piensas hacer? — sigo esperando que las ganas de escapar de él lleguen a
— Gabriel…— No te pido que me digas que me amas, porque sé que algún día lo harás, solo te pido que permanezcas a mi lado, hasta que descubras lo que es el amor, y por supuesto eso seré yo.— Cuanta humildad, señor Ángel, muy humilde la verdad.Reía, al lado de un asesino, me sentía segura, al lado
Gabriel estaba durmiendo, la tranquilidad que le daba el solo oler el perfume natural del cuerpo de Cielo, lo tranquilizaba como nunca lo creyó posible, mientras que Cielo solo veía el techo, había hecho el amor con un hombre que al parecer era un asesino en serie, y no sabía cómo sentirse.Con cuid
— Tu madre tiene razón Azazel, a las mujeres no nos gustan las mentiras. — no tenía miedo, y sus lágrimas no eran por dolor alguno o enfado, Cielo lloraba porque estaba feliz, porque alguien la amara, aun así, de rota como estaba, tan imperfecta, con tanta basura sobre sus hombros que sentía el peso