Gabriel ingreso en la residencia Zabet-Ángel, la mansión era tan enorme que se asemejaba a un castillo moderno, en el fondo la pequeña casa que su padre Hades había construido se veía desolada, pero bien cuidada, el escáner de retina funcionaba a la perfección y eso evitaba que dependieran de extrañ
— Primo. — dijo de forma agitada el ruso.— ¿Estas follando? — pregunto casi riendo Azazel.— ¿Tú que crees? busque a mi mujer por 10 años y durante ese tiempo solo mi mano fue mi amiga, tenemos que recuperar el tiempo perdido ¿Qué rayos quieres? — pregunto agitado por ver y sentir como su esposa en
Cielo despertó tan temprano como de costumbre y no puedo evitar avergonzarse al percatarse que tenía las bragas completamente mojadas, por lo que corrió al baño, quitada de la pena por ocupar un lugar que no era suyo, y ni sentirse abrumada al ocupar las cosas de higiene personal de su jefe, porque
— No me molestas Cielo, es todo lo contrario. — si le hablaba de amor estaba seguro de que lo electrocutaría, aunque no tuviera su picana a mano, seguro y salía a comprar una. — Tu… tu presencia me tranquiliza. — por alguna razón ella le creía, quizás porque el tenerlo cerca, ella también sentía cie
— Estas exagerando, pero gracias… hacía mucho que nadie me decía cosas tan lindas. — la vio morderse el labio inferior y supo que sin querer, solo diciendo la verdad, acababa de entrar en su corazón, apenas un pinchazo, pero sería suficiente para abrirse paso, hasta tomarlo al completo, y una vez de
Cielo no soporto ver las lágrimas de Gabriel, se dijo que era demasiado bueno y hermoso como para llorar, entonces lo abrazo y él se dejó abrazar, recordó como la consoló la noche anterior e hizo lo mismo, su mano subía y bajaba por la espalda de Gabriel, hasta que este estuvo relajado.— ¿Estas mej
La estaba besando, Gabriel la estaba besando y en lugar de empujarlo o así se alejarse… sus manos viajaron sobre su pecho, disfrutando de los duros músculos que este hombre poseía, y ahora también sabía que tenía más tatuajes que solo los de su rostro, algo que debería incomodarla, pero no era el ca
— O, eso… — Cielo noto el malestar del niño, y se sintió aún más culpable de estar allí, no queria causar problemas, se notaba que Ian era hijo único, todo él lo gritaba.— Unos hombres malos hicieron gritar a mi mamá. — dijo Pam y Cielo sentía que era una inútil, no podía proteger a su hija, Sergio