Amelia conservó cada palabra que leyó en aquel sobre que le dejo Olivia, cada cosa dejo marcado su interior, y aunque estaba deseosa por decirle a Maximilien toda la verdad acerca de quien era su madre, no sabía si él realmente era de confianza y aceptaría la realidad.Apenas llegó al hospital, su corazón se quiso salir de su pecho, llevaba varios días sin ver a su pequeño despierto y lo único que anhelaba en ese momento, era hablar con él, decirle cuanta falta le hizo y abrazarlo fuerte a su lecho, aunque caminaba despacio por el fuerte trajín de las muletas, la ansiedad por llegar a la habitación de su hijo fue más grande que cualquier dolor.Cuando entró, con lo primero que se encontró fue con la dulce imagen de sus padres cuidando a su pequeño, que encantado jugaba con el muñeco que le había regalado Maximilien.—¡Mi amor! —Amelia apresuró el paso, Lucían apenas la vio, dio un sobre salto, y se levantó como pudo de la camilla.—¡Mami! ¡Eithan! Mami ¿Qué te pasó? —preguntó Lucían a
Amelia regresó a la habitación, junto a Billy, Maximilien estaba aún hablando con los gemelos, para los niños era una gran sorpresa saber que tenían un padre como lo tenían sus amigos del colegio, y estaban impresionados, su inocencia le ayudó a Maximilien para poder entrar fácilmente en su corazones.—¡Maximilien! —lo llamó Amelia, él apenas dio un sobresalto y se giró.—¿Dime Amelia?—Despídete de los niños, tenemos que hablar —Maximilien refunfuñó para su interior, él quería estar con ellos mucho más tiempo.—¡Mami!¿Qué? Déjalo aquí, necesitamos conocer más a nuestro papá —Refutó Eithan, inocente—Mi amor—Amelia lo miró con ternura —Si, Maximilien es su padre, pero ustedes deben saber que esto es un proceso, debemos ir primero al doctor, hablar con el psicólogo, y así podrán compartir más con Maximilien. ¿Está bien? Espero que lo entiendan, mami solo quiere lo mejor para ustedesLos gemelos se cruzaron de brazos y le hicieron un mal gesto a su madre.—¡No mami! Deja que él se que
Mientras tanto, en la cafetería del hospital, Maximilien estaba completamente distraído, jugaba con el mezclador de su café, sus pensamientos no lo dejaban concentrarse en la conversación, mientras que Claude hablaba sin parar, pero su voz se convirtió en apenas un susurro en sus oídos, él solamente estaba pensando en Amelia, en su actitud, en su forma de despreciarlo, sabiendo que estaba sintiendo lo mismo por él.—¿Maximilien? ¿Me estás escuchando lo que te estoy diciendo? —le preguntó Claude un poco malhumorada—Si, por supuesto que te estoy prestando atención ¿Qué me decías? —le preguntó sin remedio—Simplemente te estaba hablando acerca de mi paciente, pero está bien, tu cabeza está en otro lado y no te puedo juzgar por eso, pero quiero que sepas que puedes confiar en mi y decirme que es lo que te está pasando—Claude le estiro su mano, él se la tomó y negó con la cabeza.—Me estoy volviendo loco Claude, siento que necesito estar con Amelia por sobre cualquier cosa, no solamente
Maximilien estaba completamente atorado con el nudo que tenía en su garganta producto del dolor por el desamor de Amelia, sin embargo, era consciente de que su mundo seguía y había cosas por las que debía luchar en ese momento, se prepararía para la junta extraordinaria del otro día, tenía que responder y actuar como el CEO de su empresa, aunque descuidó todo por lo que aconteció en los últimos días, debía estar al pendiente.Esa noche le costó demasiado conciliar el sueño, y al otro día estaba fatal, su rostro estaba colmado de dos ojeras gigantes, su cabello un poco despeinado y toda la carga de una mala situación reflejada en su mirada.—Buenos días, Maximilien —Uno de los accionistas lo saludó sarcástico.Todos ya lo estaban esperando en la sala de juntas, incluyendo Billy.—Buenos días caballeros —Saludó en un tono bajo—Primo, te ves fatal —le dijo Billy mirándolo de arriba abajo—Mientras que tú te ves perfecto primo Billy, Cómo siempre, ¿No?Billy sabía que eso último fue llen
Maximilien, sumido en los efectos del alcohol, se encontraba totalmente ajeno a sus acciones; en su mente, solo existía la vívida imagen de Amelia, inmerso en la fantasía que su mente creaba.—¡No sabes cuánto te deseo! —Exclamó Maximilien, escapándosele las palabras.—¿De verdad? Yo también te deseo. —Claude se encendió con las declaraciones de Maximilien y continuaron con apasionados besos, la pasión ardía. La acarició de manera sublime.—¡Amelia! ¡Te amo! —Nuevamente, su subconsciente lo traicionó. Claude se levantó de golpe y se cubrió con las manos.—¿Amelia? ¿Dijiste Amelia? —Gritó enfurecida.De repente, Maximilien empezó a reflexionar y se dio cuenta de que estaba frente a Claude, su amiga. Avergonzado, se levantó de la cama y comenzó a vestirse.—Claude…yo… discúlpame, yo estoy ebrio, no sé bien que es lo que está pasando ahora, perdóname.Ella tragó un duro nudo que se le formo en la garganta y empezó a recoger su ropa. Las lágrimas se escaparon por sus mejillas y miró a Max
Amelia estaba sentada en la sala de espera, aferrada a las manos de su madre, mientras que Charles se quedó en casa para cuidar de Eithan. Amelia No dejaba de gimotear, lloró tanto, que sintió que su pecho se desgarraba de su cuerpo, y el dolor que sentía era indescriptible.—Mamá, se supone que Lucían solamente necesitaría un trasplante de medula, ahora resulta que tiene algo más grave ¿Por qué la vida me trata de esta manera?Eva la abrazó a su pecho y le consintió su cabello.—Hija, no te castigues, eres una mujer muy bendecida a pesar de todas las circunstancias que estás atravesando, lo que le esta pasando a nuestro niño es lo más triste para una madre, su enfermedad afecta demasiado su salud, pero él te tiene a ti, y eres una mujer muy valiente, vas a ver como se pone mejor con el tiempo.—Mamá ¿Y si no es así? ¿Y si mi hijo no resiste?—¡Shhh!… Amelia, no digas eso ni de broma, vas a ver que todo va a salir bien.—Mamá, pero es que Lucían tiene cáncer, la misma enfermedad que a
El medico salió de la habitación, al hacerlo se cruzó con Eva, que aun tenía en sus manos la bandeja con los vasos de agua de hierbas; ella se quedó estática viendo como su hija sufría de manera innecesaria, cuando la solución a todos sus problemas estaba más cerca de lo que se imaginaba.Eva, aclaró su garganta, avisando que ya había llegado.—Mamá ¿Llevas mucho tiempo ahí? —Preguntó Amelia—No hija, escuché un poco lo que dijo el doctor, y aunque las noticias no son tan alentadoras, solamente espero que ustedes logren llevar esta situación en santa paz, deben hacerlo por el bien de su hijo, él es la persona más importante para ustedes en este momento.Maximilien se quedó viéndola, y le recibió la bandeja con las bebidas.—En eso tiene razón señora Hastings, de mi parte le he pedido a Amelia que hagamos una tregua de paz, por lo menos mientras nuestro hijo sale de esta penosa situación.—Mamá, yo he decidido que por ahora se aplaza el tema legal por la visita de los niños, siento que
Amelia se miraba frente al espejo, su rostro estaba pálido y marcado por una profunda tristeza, era la segunda vez que iría al altar sin llevar con ella una pizca de amor, sin embargo, esta vez no huiría de su desgracia, esta vez la enfrentaría con gallardía, pues fue ella quien decidió casarse, nadie la estaba obligando y no era un matrimonio por conveniencia.Se aplicó un toque de rubor en sus mejillas, y trató de tragarse el nudo que estaba en su garganta para contener las lagrimas y evitar que se corriera el rímel de sus pestañas, el veinticinco de ese mes llegó sin darle previo aviso, todo fue tan rápido, que ni tiempo tuvo de retractarse.Sus pequeños estaban listos esperándola en su gran sala de estar, a pesar de que Lucían no estaba en optimas condiciones, esa tarde se veía espectacular, el brillo de sus ojos estaba mas vivo que nunca, y su pálido rostro estaba adornado con un poco de color en sus mejillas.—Mis amores, están hermosos, todos unos caballeros —Amelia se colocó a