Maximilien decidió irse de la mansión que compartía con Selene, estar en ese lugar le carcomía el alma, tantos recuerdos al lado de su esposa, para terminar convencido de que no era una buena mujer.Se sentó en su sofá y sirvió una copa de vino, de un solo sorbo se la terminó y así pasó con unas cuantas más, su estado emocional empezó a cambiar producto del alcohol, y sentía que todo en su interior estaba completamente vacío, no lo acompañaba ni una sola motivación para seguir .Las horas fueron pasando y con ellas, una copa de vino tras la otra fue quedando vacías sobre la mesa, Maximilien estaba completamente ebrio, lo peor del todo lo que sucedía, era que aún estaba muy sensible a causa del accidente y sus heridas no curaron completamente.El ardor en su brazo lo hizo examinar una de las heridas que estaba sin tratar, la llaga estaba sangrando, y el dolor era insoportable.> Resopló. Sin embargo, trató de levantarse de su silla, pero debido
Maximilien volvió a estirarle la mano a Amelia para que ella se hiciera a su lado y hablara con él, la cercanía daría más confianza, pero ella estaba demasiado nerviosa para eso, en su lugar , comenzó a apretar sus dedos y a caminar por la habitación. —Amelia ¿Qué es lo que pasa? Me estás poniendo muy nervioso —Maximilien, yo… yo tengo que decirte tantas cosas que pasaron durante estos años—Antes de que ella siguiera, él la interrumpió —Amelia, por favor, quiero pedirte perdón una vez más, fui un imbécil por haber hecho lo que hice y aunque se que jamás me darás tu perdón, solamente quiero que sepas que estoy muy arrepentido de lo que pasó. —En este punto como están las cosas Maximilien, lo que menos importa fue lo que pasó ese día —Amelia se paro firme y lo miro directo a los ojos —Esas cosas ya no me duelen, porque fuiste tú quien decidió hacerme daño, por lo tanto, eres el único responsable de las consecuencias. —Amelia, lo sé, yo sé todo eso, solamente antes de que continues
Un médico examinó a Maximilien y, aunque no se encontraba completamente recuperado, le permitió dirigirse hacia la habitación de su hijo, situada a pocos metros de distancia. La ironía resonaba en el hecho de que, para reunirse con él, solo debía atravesar el pasillo del piso hospitalario.Era muy temprano, Amelia estaba recostada sobre la cama de su hijo, estaba profunda, el cansancio la derrotó por completo. Maximilien sin hacer un solo ruido se acercó a la camilla, su corazón se aceleró de una forma incontrolable, pensó que iba a salirse de su pecho, pues ver en la camilla a Lucían en ese estado, le causaba mucho dolor.Pero el arrepentimiento era más que innecesario después de todo lo sucedido, con darse golpes de pecho no haría que el niño se levantara de la cama. Lucían se veía demacrado, pálido, y bastante enfermo, Maximilien se acercó lentamente y le acaricio su frente, se giró para ver a Amelia que aun dormía, y negó con la cabeza ¿Cómo podria perdonarle que lo separara de su
Maximilien, a la última que llamó fue a su madre, ella era la última opción.—Por lo visto no te duro mucho el enojo ¿No Maximilien? —Al otro lado del telefono Mary no desaprovechó para restregarle a su hijo su sarcasmo.—Mamá, yo jamás te he pedido nada como hijo, ni siquiera cuando me separaste de mi padre.Mary no lo dejo continuar y con enojo lo interrumpió.—¡Mira Maximilien! —gritó— Fue suficiente con la discusión que tuvimos en el hospital, me demostraste de que lado estás, y es evidente que no es del mío, asi que te pido por prudencia, que dejemos el tema hasta aquí.—No mamá, esta vez no podemos dejar hasta aquí, necesito que vengas al hospital, mi hijo requiere un trasplante y solo la familia es compatible, mi tío evidentemente no quiso venir, Billy tarda en llegar un par de días, mi ultima esperanza, eres tú.—A ver Maximilien, no estoy entendiendo nada, ¿Quieres que yo le done algo a tu hijo? ¿Estás loco o qué?—Tal vez lo estoy mamá, pero tu más que nadie debería saber q
Una hora más tarde, Mary estaba en la misma sala de cirugía con el hijo de Amelia, harían el trasplante de inmediato, no esperarían más tiempo, y aunque el proceso no era algo que pusiera en riesgo la vida de alguno de los dos, afuera, en la sala de espera, Maximilien y Amelia estaban sentados esperando por noticias, serían dos largas horas las que debían pasar para saber algo de sus familiares.Amelia estaba sentada en una esquina completamente alejada de Maximilien, y no porque le molestara su presencia, simplemente cada uno quiso afrontar su situación de esta manera. Ella por su parte estaba agotada, además incrédula por la familia paterna que le había tocado a su hijo. Él, seguía sin aceptar que ella, le hubiera ocultado a sus hijos.Maximilien se levantó por una taza de café, la maquina quedaba cerca a Amelia, y él se giró para verla.—¿Quieres un café Amelia? —Le preguntó sacándola de sus pensamientos, ella levantó su cabeza y le dio una pequeña sonrisa con la comisura de sus
Amelia corrió desesperada hasta la habitación de Olivia, cada minuto que pasaba, era un minuto menos para ella.Al llegar, unos cuantos médicos la estaban rodeando, acababan de desconectar todos los aparatos que la mantenían con vida, Amelia solamente se quedó viendo como Olivia yacía sobre su camilla, completamente débil, su rostro estaba demacrado y solamente se reflejaba la tristeza. Esa tristeza que mostraba con certeza que la muerte estaba cerca.Amelia se acercó lentamente, su cara estaba empapada por las lágrimas que caían al saber que su amiga se iría de este plano terrenal, antes de acercarse por completo, sacó un pañuelo y limpió los despojos de llanto y trató de sonreírle a Olivia, quien la miraba con nostalgia.—Perdóname Amelia —Olivia susurró —perdóname por hacerte venir—&ie
Mientras tanto, en el otro hospital, Maximilien aguardaba con ansias noticias sobre su hijo. Decir el nombre de Lucían llenaba su pecho de una emoción profunda. La idea de ser padre había despertado en él una necesidad inmensa de proteger y brindar amor, algo que él mismo había echado de menos cuando no supo más de su padre.Aunque la paternidad era un terreno nuevo para él, Maximilien confiaba plenamente en que su instinto lo ayudaría de cualquier forma.> ¡Por fin! El llamado que tanto había estado esperando, vería a su hijo despierto por primera vez desde que supo que era su padre. Maximilien se fue corriendo hacia donde lo llamaron, Mary estaba despierta, observando la camilla de su lado, la mujer no dejaba de observar al pequeño, era como si algo en ella se hubiera removido pese a sus fríos sentimientos.Lucían estaba confundido, miraba hacia todos los lados buscando la mirada de su madre, pero quien estaba presente era
Amelia vio salir a Maximilien de su habitación, mientras sus ojos se llenaban de nostalgia, se tragó el duro nudo que tenía en la garganta para no llorar libremente. Tomó una hoja con unos resultados médicos, parpadeó dos veces para asegurarse de lo que dijera allí era cierto, lo arrugó y lo apretó contra su pecho, y aunque lo evitó, una cruda lagrima rodó por su mejilla.> Amelia sintió demasiado desconsuelo, pero no tenía más opción que aceptar lo que estaba sucediendo.—Hola Amelia ¿Estás bien? —La voz de Billy la sacó de sus pensamientos, él entro sin que ella se diera cuentaAmelia rápidamente secó sus lagrimas y escondió el papel detrás de su almohada, se quedó viendo fijamente a Billy, no lo esperaba.—Hola ¿Que estás haciendo aquí? ¿Quién está con Lucían? —preguntó preocupada—Amelia… están tus padres, ellos se ofrecieron a quedarse con el pequeño mientras estas aquí, están demasiado preocupados por la salud de los dos, sin embargo, les pedí el f