Maximilien estaba estupefacto con la noticia, cuando planeó ser el CEO general de la compañía no contaba con que Amelia se quedaría con las acciones de Olivia, y eso fue como un balde agua fría.Se encerró en su oficina, tratando de asimilar todo lo que estaba sucediendo, pero sus nervios le estaban jugando una mala pasada, por un lado, estaba desconcertado por la actuación de Selene, y por el otro, de nuevo Amelia estaba cerca suyo, era como si el destino quisiera mantenerlos en contacto, y eso si que le causaba incomodidad.Resopló desesperado y decidió no estar más tiempo en la compañía, así que regresó a la mansión para poder hablar con su esposa, de alguna forma necesitaba encontrar paz.Sin embargo, esa necesidad estaba muy difícil de complementar, pues todo lo que pasaba a su alrededor era una mezcla de sentimientos encontrados y sucesos inesperados, cuando entró a la habitación principal, su esposa estaba dormida profundamente en la cama, apenas se podían escuchar sus ronqu
En la sala hospitalaria, la tensión flotaba en el aire. Maximilien, herido, pero aún lúcido ante la gravedad de la situación, observaba impotente mientras su esposa permanecía en un estado de inconciencia.Desesperado, se enderezó en la camilla y aferró con fuerza la mano de la enfermera.—Señorita, mi esposa está embarazada. ¡Por favor, ayúdenla! —suplicó.La enfermera, intentando calmarlo, respondió:—Señor, tranquilícese, por favor. Estamos haciendo todo lo posible. ¡Cálmese!—Ella tenía un sangrado, y con el accidente podría estar peor. Deben saberlo.—¡Entiendo, señor! Déjeme ver qué puedo hacer. —Ante las súplicas de Maximilien, la mujer corrió hacia donde se encontraba Selene y comunicó al médico todo lo recién descubierto. Esto provocó que Selene recibiera un trato prioritario; la trasladaron a otra sala para atenderla con mayor diligencia, poniendo énfasis en la situación de su embarazo.Mientras tanto, Maximilien era examinado. Afortunadamente, sus lesiones resultaron ser su
Selene no reaccionaba ante la mirada enfurecida de Maximilien, no solamente estaba conmocionada por los estragos del accidente, sino también por la actitud de su esposo, ¿Por qué estaba tan enfurecido? Se preguntó de forma repentina.—¡Maxi! Mi amor ¿Qué pasa? —tragó saliva y preguntó—No me digas mi amor, esas palabras suenan falsas en tu boca—¿Qué pasa? ¿Por qué me estás hablando de esa manera? —Selene se estaba empezando a preocupar realmente—¡Arpía mentirosa! —Maximilien no pudo evitar soltarle lleno de odio—Pero… pero ¿Qué pasa? —Un terrible escalofrió le heló hasta los huesos a Selene.—¿Qué pasó con nuestro hijo? —preguntó Maximilien sarcásticoSelene lo miró confundida sin saber que hacer o que decir, por inercia se acarició el vientre, ya estaba acostumbrada a hacerlo de tanto mentir, que lo hacía de forma natural.—Nuestro hijo está aquí mi amor, aquí dentro de mi vientre ¿Por qué me estás hablando así? Cálmate, sea lo que sea que este pasando, lo podemos hablar, mira en
Por su lado, Amelia no la estaba pasando mejor, a pesar de su inesperado regreso a Archer y Asociados, su vida personal era un completo torbellino de emociones.—Amelia, se que tienes cosas que hacer, no debes estar todo el tiempo aquí a mi lado—Por desgracia para Olivia, sus últimos días estaban cerca, su salud día tras día se estaba deteriorando, y con esta, sus ganas de vivir.—Si Olivia tengo un montón de cosas que hacer, es cierto, pero no podría estar tranquila sabiendo que te dejo aquí sola con todo esto ¿Acaso la vida no puede ser más justa con nosotras? —Amelia se reprochó en medio de su tristeza, ¿Qué más podía pasarle para completar todas sus desgracias?—¡Amelia!—Olivia la tomó de la mano —Yo sé que lo estás intentando, pero debo pedirte algo que te va a parecer demasiado insensato, sin embargo, dadas las circunstancias que estamos atravesando, no puedo seguir siendo egoísta contigo.—Dime Olivia. —respondió Amelia desmotivada—Deja todo atrás y vete con tus hijos, yo sé
Amelia se sumió en el sueño sobre la camilla de su hijo. La tenue luz del amanecer que se filtraba por la ventana la despertó, y al abrir los ojos, constató que su hijo continuara dormido. Los médicos le habían aconsejado mantenerlo en ese estado hasta que se llevara a cabo el trasplante.A pesar de la recomendación médica, Amelia no se separó de su lado, la angustia de tener a su hijo en el hospital era un dolor completamente inexplicable.Estirándose ligeramente, se encaminó hacia el baño para organizarse un poco. Al regresar, se encontró con que el médico ya estaba examinando a su pequeño.—Buenos días, Amelia—Buenos días doctor, gracias por venir tan temprano, me quedé dormida y estaba en el baño.—No se preocupe, quiero que conserve la calma con lo que tengo para decirle.Amelia ni siquiera atendió al doctor, de inmediato se descontroló, y el llanto empezó a brotar por sus ojos.—¿Qué pasó doctor?—No eres compatible con tu hijo, necesitamos otro donante —Le soltó el hombre sin
Maximilien decidió irse de la mansión que compartía con Selene, estar en ese lugar le carcomía el alma, tantos recuerdos al lado de su esposa, para terminar convencido de que no era una buena mujer.Se sentó en su sofá y sirvió una copa de vino, de un solo sorbo se la terminó y así pasó con unas cuantas más, su estado emocional empezó a cambiar producto del alcohol, y sentía que todo en su interior estaba completamente vacío, no lo acompañaba ni una sola motivación para seguir .Las horas fueron pasando y con ellas, una copa de vino tras la otra fue quedando vacías sobre la mesa, Maximilien estaba completamente ebrio, lo peor del todo lo que sucedía, era que aún estaba muy sensible a causa del accidente y sus heridas no curaron completamente.El ardor en su brazo lo hizo examinar una de las heridas que estaba sin tratar, la llaga estaba sangrando, y el dolor era insoportable.> Resopló. Sin embargo, trató de levantarse de su silla, pero debido
Maximilien volvió a estirarle la mano a Amelia para que ella se hiciera a su lado y hablara con él, la cercanía daría más confianza, pero ella estaba demasiado nerviosa para eso, en su lugar , comenzó a apretar sus dedos y a caminar por la habitación. —Amelia ¿Qué es lo que pasa? Me estás poniendo muy nervioso —Maximilien, yo… yo tengo que decirte tantas cosas que pasaron durante estos años—Antes de que ella siguiera, él la interrumpió —Amelia, por favor, quiero pedirte perdón una vez más, fui un imbécil por haber hecho lo que hice y aunque se que jamás me darás tu perdón, solamente quiero que sepas que estoy muy arrepentido de lo que pasó. —En este punto como están las cosas Maximilien, lo que menos importa fue lo que pasó ese día —Amelia se paro firme y lo miro directo a los ojos —Esas cosas ya no me duelen, porque fuiste tú quien decidió hacerme daño, por lo tanto, eres el único responsable de las consecuencias. —Amelia, lo sé, yo sé todo eso, solamente antes de que continues
Un médico examinó a Maximilien y, aunque no se encontraba completamente recuperado, le permitió dirigirse hacia la habitación de su hijo, situada a pocos metros de distancia. La ironía resonaba en el hecho de que, para reunirse con él, solo debía atravesar el pasillo del piso hospitalario.Era muy temprano, Amelia estaba recostada sobre la cama de su hijo, estaba profunda, el cansancio la derrotó por completo. Maximilien sin hacer un solo ruido se acercó a la camilla, su corazón se aceleró de una forma incontrolable, pensó que iba a salirse de su pecho, pues ver en la camilla a Lucían en ese estado, le causaba mucho dolor.Pero el arrepentimiento era más que innecesario después de todo lo sucedido, con darse golpes de pecho no haría que el niño se levantara de la cama. Lucían se veía demacrado, pálido, y bastante enfermo, Maximilien se acercó lentamente y le acaricio su frente, se giró para ver a Amelia que aun dormía, y negó con la cabeza ¿Cómo podria perdonarle que lo separara de su