Fue así que descubrí algo un poco inquietante en uno de los registros de los libros de las rutas aledañas, las que usábamos para importar de afuera porque respetábamos el territorio de la Yakuza. Ahí se marcaban operaciones que no estaban registrando absolutamente nada, cero. Se decían que eran por mantenimiento y reparación, pero eran demasiado seguidas para ser solo eso.
—Mira —le mostré a Massimo con el ceño fruncido—, mira esto que se marca aquí y dime que no estoy loco por ver lo que estoy viendo.
Se despertó del todo y cotejó en silencio hasta que tomó reportes viejos, de revisiones pasadas y las comparó. Estudió los días, las hechas, así como las anotaciones previas a cada uno de los casos, vio algo que yo no vi a simple vista: un patrón.
—Alguien está usando
AmayaAmaba tener citas con mi esposo, eran sin duda una de las cosas más dulces de todas y si me hubiesen preguntado al respecto sobre ello antes, me hubiese reído mucho sobre el tema más inesperado del maldito mundo, más de lo que pudiese apreciar para ser honesta. Era ridícula la situación, más que todo porque no era parte de mi plan de vida, de lo que soñaba para mí y aunque ya lo había hablado y pensado antes, el resultado simplemente vino a morderme el trasero.Y con muchísima fuerza.Ya eran dos meses de felicidad, de construir una rutina en la que realmente actuábamos como esposo, sino que nos comenzábamos a respetar, a tratar como igual, a considerarnos. En ese mes que se sumó al que ya tenía en Las Vegas, no solo había aprendido a centrarme más, a gozar de mí misma, a explorar el mundo del matrimonio, sino que había hecho una excelente conexión con Gemma y luego de mi acto de grado, al que ninguno de mis padres pudo asistir por problemas de agenda y me sentí terriblemente ma
Amaya—Me gusta ver que se llevan bien, a veces los matrimonios concertados no son tan malos después de todo —mencionó como si nada y vio mis hermanos—. Cuando les toque a ustedes, tal vez deberían ser más abiertos, aunque después de todo, las cosas han salido bien para nosotros, especialmente para Amaya.—Sin duda —dijo mi marido con alegría—. No pensé que tu hija fuese tan buena mujer, una esposa magnífica, y en lo personal, la joya de la corona de la Yakuza, sin ofender —miró a Dai que apretó la sonrisa—; lo digo porque ha sido empática, tiene planes magníficos para ayudarnos a fortalecernos, así como para hacer grandes cosas a futuro. Es una pérdida gigante para ustedes.—Sí que lo fue —dijo Hiro sin ninguna pizca de mentira o maldad—. El que hables todos esos idiomas es im
AlessioNo tenía duda alguna de que mi cuñada me estaba engañando con todas las letras mayúsculas. Era obvio que nos estaba usando como tapadera para algo más, sin embargo, por la expresión de sorpresa de mi esposa, decidí no decirle que iba a seguir investigando tanto como se pudiera, después de todo, no quería que ella pensase al respecto.—Dejemos que juegue tranquila —le comenté y frunció el ceño.—Bien, pero no confío en ella.Ni yo lo hacía y eso era lo que me gustaba de Amaya, que no era ninguna tonta, por lo que solo seguimos la conversación con todos y de repente, Pamela se acercó a nosotros con una sonrisa trémula que no auguraba nada bueno.—¿Puedo hablar con ustedes? —preguntó.Eso captó la atención de Hiroshi que no dejaba de
Alessio—Buenos días —le dije al llevarle una bandeja alegre.Emilia ya tenía las recetas, y sabía que los ingredientes de los alimentos eran algo que nunca debía faltar por lo que la mujer obró con rapidez y mucha arte.—No tenías que molestarte ni molestar Emilia —dijo en respuesta y se sentí, revelando más piel con la tira de la bata de seda abajo.—Quiero que estés bien, tu padre y tu madre se fueron en la mañana, ella se fue con él al hotel y aprovechó de arreglar la situación —le expliqué y asintió con cansancio, como si ese fuese el pan de cada día—. Tu hermana se fue luego de una ronda interesante con su amante y Hiro, para sorpresa de todos, pidió quedarse aquí para hablar contigo. Quiere disculparse por lo de ayer, así como responderte todas las pregunt
AmayaCuando fui a buscar a mi hermano, lo que menos pensé es que cuando Emilia me dijo que Gemma lo había llevado a la biblioteca para que me esperase ahí debido a que estaba tardando más de lo normal, era que iba a encontrarlos en la situación en la que los encontré y congelarme en el acto. Simplemente fue algo que me explotó la cabeza de una forma tan extraña que solo, no pude hacer más que ver cómo un tren chocaba a otro.Hiro la estaba tomando de las manos, las tenía por encima de su cabeza y me estaba apretando la cadera con fuerza, con saña. Y ella, para mi completa sorpresa, no estaba asustada, sino que estaba en un punto de furia que podía pasarse como emoción.A ella le gustaba, y estuve a nada de intervenir, pero las palabras de ambos fueron detuvieron.—Sé muy bien lo que hacen las mujeres cómo tú, a
Amaya—Pero necesito que entiendas un gran punto Amaya: cuando la conocí, no parecía en nada a una niña y estaba haciendo laboras de inteligencia, de esas que hace Dai porque es muy buena para manipular las situaciones —dijo y fruncí el ceño—. Ellos… No voy a hablar mal de la que parece ser tu nueva familia, pero sí te voy a decir un par de cosas muy claras, y es que ellos no tienen las manos por completo limpias, la conocía intentando hacer trabajo sucio para su difunto hermano y una cosa llevó a la otra hasta que descubrí quién es, así como lo que estaba haciendo conmigo… No la volví a ver hasta ahora y mi sorpresa es tanta o más que la que puedas tener.Luego me habló de algunas cosas, me di cuenta que no la podía tocar y cuando investigué por debajo de la alfombra y los idiotas con los que salía la vinie
AlessioTenía un gran problema con la ruta de modificación de Los Ángeles, uno del que nos dimos cuenta muy tarde por tener la cabeza metida en otros asuntos más relevantes. Lo peor de todo era que los asientos conseguidos indicaban que parecía que estaba siendo usada por alguien más, alguien a quien el uso de los almacenes, bodegas y espacios dispuestos por mi sección de la camorra le convenían y ahora que estábamos aprovechando la nueva ruta que nos permitió la Yakuza, las cosas se estaban saliendo de control porque aumentaron su jugada de una forma totalmente desproporcionada.En ese punto de todo, era más evidente el descaro.Por eso teníamos que descubrir todo lo que se escondía detrás de esta locura o de lo contrario, las cosas se podían salir de las manos para todos nosotros, y sin excepciones algunas. Menos, si era algo que podí
AlessioCon ayuda de Gemma ya había hecho varias reuniones de té con las señoras de las familias más conservadoras, y poco a poco iba calando espacios para adentrarse en el mecanismo tan cerrado que se cargaban esas mujeres, uno que resultaba ser todo un plus extraño para el que ella resultaba ser una pieza que no podían ni definir ni ubicar en una clasificación adecuada.Según los informes de mi hermana, la mayoría estaba encantada con que mi esposa hablase italiano de buena manera, con que quisiese entender el contexto social completo del resto, así como las costumbres y tradiciones para intentar mantenerlas. El problema era en que las mujeres mayores, las que tenía más peso, la veían como una forastera que podría ser una amenaza terrible.Seguían teniendo preceptos tontos sobre los amarillos, cosas que resultaban ser den todo infumables en