No tenía duda alguna de que mi cuñada me estaba engañando con todas las letras mayúsculas. Era obvio que nos estaba usando como tapadera para algo más, sin embargo, por la expresión de sorpresa de mi esposa, decidí no decirle que iba a seguir investigando tanto como se pudiera, después de todo, no quería que ella pensase al respecto.
—Dejemos que juegue tranquila —le comenté y frunció el ceño.
—Bien, pero no confío en ella.
Ni yo lo hacía y eso era lo que me gustaba de Amaya, que no era ninguna tonta, por lo que solo seguimos la conversación con todos y de repente, Pamela se acercó a nosotros con una sonrisa trémula que no auguraba nada bueno.
—¿Puedo hablar con ustedes? —preguntó.
Eso captó la atención de Hiroshi que no dejaba de
Alessio—Buenos días —le dije al llevarle una bandeja alegre.Emilia ya tenía las recetas, y sabía que los ingredientes de los alimentos eran algo que nunca debía faltar por lo que la mujer obró con rapidez y mucha arte.—No tenías que molestarte ni molestar Emilia —dijo en respuesta y se sentí, revelando más piel con la tira de la bata de seda abajo.—Quiero que estés bien, tu padre y tu madre se fueron en la mañana, ella se fue con él al hotel y aprovechó de arreglar la situación —le expliqué y asintió con cansancio, como si ese fuese el pan de cada día—. Tu hermana se fue luego de una ronda interesante con su amante y Hiro, para sorpresa de todos, pidió quedarse aquí para hablar contigo. Quiere disculparse por lo de ayer, así como responderte todas las pregunt
AmayaCuando fui a buscar a mi hermano, lo que menos pensé es que cuando Emilia me dijo que Gemma lo había llevado a la biblioteca para que me esperase ahí debido a que estaba tardando más de lo normal, era que iba a encontrarlos en la situación en la que los encontré y congelarme en el acto. Simplemente fue algo que me explotó la cabeza de una forma tan extraña que solo, no pude hacer más que ver cómo un tren chocaba a otro.Hiro la estaba tomando de las manos, las tenía por encima de su cabeza y me estaba apretando la cadera con fuerza, con saña. Y ella, para mi completa sorpresa, no estaba asustada, sino que estaba en un punto de furia que podía pasarse como emoción.A ella le gustaba, y estuve a nada de intervenir, pero las palabras de ambos fueron detuvieron.—Sé muy bien lo que hacen las mujeres cómo tú, a
Amaya—Pero necesito que entiendas un gran punto Amaya: cuando la conocí, no parecía en nada a una niña y estaba haciendo laboras de inteligencia, de esas que hace Dai porque es muy buena para manipular las situaciones —dijo y fruncí el ceño—. Ellos… No voy a hablar mal de la que parece ser tu nueva familia, pero sí te voy a decir un par de cosas muy claras, y es que ellos no tienen las manos por completo limpias, la conocía intentando hacer trabajo sucio para su difunto hermano y una cosa llevó a la otra hasta que descubrí quién es, así como lo que estaba haciendo conmigo… No la volví a ver hasta ahora y mi sorpresa es tanta o más que la que puedas tener.Luego me habló de algunas cosas, me di cuenta que no la podía tocar y cuando investigué por debajo de la alfombra y los idiotas con los que salía la vinie
AlessioTenía un gran problema con la ruta de modificación de Los Ángeles, uno del que nos dimos cuenta muy tarde por tener la cabeza metida en otros asuntos más relevantes. Lo peor de todo era que los asientos conseguidos indicaban que parecía que estaba siendo usada por alguien más, alguien a quien el uso de los almacenes, bodegas y espacios dispuestos por mi sección de la camorra le convenían y ahora que estábamos aprovechando la nueva ruta que nos permitió la Yakuza, las cosas se estaban saliendo de control porque aumentaron su jugada de una forma totalmente desproporcionada.En ese punto de todo, era más evidente el descaro.Por eso teníamos que descubrir todo lo que se escondía detrás de esta locura o de lo contrario, las cosas se podían salir de las manos para todos nosotros, y sin excepciones algunas. Menos, si era algo que podí
AlessioCon ayuda de Gemma ya había hecho varias reuniones de té con las señoras de las familias más conservadoras, y poco a poco iba calando espacios para adentrarse en el mecanismo tan cerrado que se cargaban esas mujeres, uno que resultaba ser todo un plus extraño para el que ella resultaba ser una pieza que no podían ni definir ni ubicar en una clasificación adecuada.Según los informes de mi hermana, la mayoría estaba encantada con que mi esposa hablase italiano de buena manera, con que quisiese entender el contexto social completo del resto, así como las costumbres y tradiciones para intentar mantenerlas. El problema era en que las mujeres mayores, las que tenía más peso, la veían como una forastera que podría ser una amenaza terrible.Seguían teniendo preceptos tontos sobre los amarillos, cosas que resultaban ser den todo infumables en
AmayaOdiaba ser mujer en estos momentos.El hecho de que los anticonceptivos,mejor dicho,a inyección anticonceptiva que se me colocó me estuviese haciendo daño en los otros sistemas hormonales, era un gran problema.Uno con el que no quería lidiar.Honestamente, yo nunca pensé que las mujeres tendríamos que lidiar con demasiados asuntos respecto a este tipo de temas,pero no era así, menos cuando en el que cuidado y la protección quedaba normalmente a nuestra entera disposición. Es decir, toda la responsabilidad las asumíamos nosotras y para colmo de males teníamos que lidiar con las consecuencias.No me parecía nada justo en el gran esquema de las cosas. Lo más cumbre de todo era que no suponía algo que esperaba experimentar cuando apenas era una recién casada,pero sin dud
AmayaYo solo esperé sin más, no me hice muchas expectativas y fui consciente de que debíamos separar, hasta cierto punto, nuestras responsabilidades. Claro, alguna si van ligadas a otras, peroera una cuestión más de percepción que otra cosa.Al menos así lo veía.A mi marido le gustaba siempre, siempre, tener algún tipo de interacción bonita conmigo, a veces me enviaba dulces, otras veces me enviaba flores,pedía comida paraque me dieran alguna de mis platillos favoritos o me pasaba buscando para llevarme algún restaurante que yo no conociera, los cuales eran muchísimos los que existían en la ciudad.Y eso era decir mucho.En ese tipo de salidas comencé a socializar mucho más con el mundo de Las Vegas,el que estaba bajo el manto del The Strip, uno en el que había mucha gente unida, n
AlessioNi en mis sueños más remotos pensé que tendría que hacer un viaje a Hawái.Nunca estuvo en mi lista de prioridades ni por el asomo de mis peores pesadillas y a diferencia de lo que podía pensarse según la creencia popular, yo no era muy fan del mar, de la playa o de cualquier cosa que significaba ensuciarse el trasero con arena.¡Estaba vetado!Mi plan siempre sería ir a un lugar frío en la montaña o terminar en un hotel con spa, o algo mucho más fresco, templado y sereno. No era un seguidor del calor, lo que era sumamente iónico debido a que vivía en Nevada y en una de las ciudades más jodidamente calurosas del país.No era una cuestión de ser imbécil, es que a mí no me quedó de otra y me tuve que adaptar a ello. En la playa, a la intemperie era muy difícil de hacerlo. No