Tenía un gran problema con la ruta de modificación de Los Ángeles, uno del que nos dimos cuenta muy tarde por tener la cabeza metida en otros asuntos más relevantes. Lo peor de todo era que los asientos conseguidos indicaban que parecía que estaba siendo usada por alguien más, alguien a quien el uso de los almacenes, bodegas y espacios dispuestos por mi sección de la camorra le convenían y ahora que estábamos aprovechando la nueva ruta que nos permitió la Yakuza, las cosas se estaban saliendo de control porque aumentaron su jugada de una forma totalmente desproporcionada.
En ese punto de todo, era más evidente el descaro.
Por eso teníamos que descubrir todo lo que se escondía detrás de esta locura o de lo contrario, las cosas se podían salir de las manos para todos nosotros, y sin excepciones algunas. Menos, si era algo que podí
AlessioCon ayuda de Gemma ya había hecho varias reuniones de té con las señoras de las familias más conservadoras, y poco a poco iba calando espacios para adentrarse en el mecanismo tan cerrado que se cargaban esas mujeres, uno que resultaba ser todo un plus extraño para el que ella resultaba ser una pieza que no podían ni definir ni ubicar en una clasificación adecuada.Según los informes de mi hermana, la mayoría estaba encantada con que mi esposa hablase italiano de buena manera, con que quisiese entender el contexto social completo del resto, así como las costumbres y tradiciones para intentar mantenerlas. El problema era en que las mujeres mayores, las que tenía más peso, la veían como una forastera que podría ser una amenaza terrible.Seguían teniendo preceptos tontos sobre los amarillos, cosas que resultaban ser den todo infumables en
AmayaOdiaba ser mujer en estos momentos.El hecho de que los anticonceptivos,mejor dicho,a inyección anticonceptiva que se me colocó me estuviese haciendo daño en los otros sistemas hormonales, era un gran problema.Uno con el que no quería lidiar.Honestamente, yo nunca pensé que las mujeres tendríamos que lidiar con demasiados asuntos respecto a este tipo de temas,pero no era así, menos cuando en el que cuidado y la protección quedaba normalmente a nuestra entera disposición. Es decir, toda la responsabilidad las asumíamos nosotras y para colmo de males teníamos que lidiar con las consecuencias.No me parecía nada justo en el gran esquema de las cosas. Lo más cumbre de todo era que no suponía algo que esperaba experimentar cuando apenas era una recién casada,pero sin dud
AmayaYo solo esperé sin más, no me hice muchas expectativas y fui consciente de que debíamos separar, hasta cierto punto, nuestras responsabilidades. Claro, alguna si van ligadas a otras, peroera una cuestión más de percepción que otra cosa.Al menos así lo veía.A mi marido le gustaba siempre, siempre, tener algún tipo de interacción bonita conmigo, a veces me enviaba dulces, otras veces me enviaba flores,pedía comida paraque me dieran alguna de mis platillos favoritos o me pasaba buscando para llevarme algún restaurante que yo no conociera, los cuales eran muchísimos los que existían en la ciudad.Y eso era decir mucho.En ese tipo de salidas comencé a socializar mucho más con el mundo de Las Vegas,el que estaba bajo el manto del The Strip, uno en el que había mucha gente unida, n
AlessioNi en mis sueños más remotos pensé que tendría que hacer un viaje a Hawái.Nunca estuvo en mi lista de prioridades ni por el asomo de mis peores pesadillas y a diferencia de lo que podía pensarse según la creencia popular, yo no era muy fan del mar, de la playa o de cualquier cosa que significaba ensuciarse el trasero con arena.¡Estaba vetado!Mi plan siempre sería ir a un lugar frío en la montaña o terminar en un hotel con spa, o algo mucho más fresco, templado y sereno. No era un seguidor del calor, lo que era sumamente iónico debido a que vivía en Nevada y en una de las ciudades más jodidamente calurosas del país.No era una cuestión de ser imbécil, es que a mí no me quedó de otra y me tuve que adaptar a ello. En la playa, a la intemperie era muy difícil de hacerlo. No
AlessioAsí que casi dos semanas después, tenía una carpeta llena de informes, reportes completos, fotografías, rutinas de itinerarios y demás para poder hacer la inspección que requería, una que sería minuciosamente detallaba.Convencer a Amaya de irnos no fue para nada difícil, sobre todo porque a diferencia de mí, a ella sí le fascinaba la playa a un punto tan desesperante que podía parecerme hasta cierto punto muy dulce, amaba el calor en buena manera, la alegría de la arena y bucear, lo que podría considerar algo sumamente peligroso, pero que era incapaz de decirle porque se burlaría de mí y al final terminaría ridiculizándome en el proceso.Lo sabía muy bien.—¿Cuánto dura el vuelo? Nunca he ido a Hawái —dijo ella a nada de subirnos en el mismísimo.<
AmayaEscuchar al hombre del que te estás enamorando admitir de alguna forma extraña que siente algo por ti es la sensación más increíble del mundo. Estaba segura de ello porque era tan increíble que yo simplemente sentía que iba a volar al saberlo, en un punto remoto, mío.Y más después de ese beso que para mí selló nuestros destinos.Sus besos fueron como un chute completo de adrenalina, fueron como si me hubieran dado mil dosis de vida al mismo tiempo,fue como ganartodos los niveles del decatlón juntos, fue la cosa más emocionante que pude haber experimentado hasta ese momento y me tenía muy blandita, demasiado como si estuviese en ese momento de la novela en la que la protagonista encajaba todo.Era una menuda analogía, una que me sacó una sonrisa.Podría sonar como algo vano, sin emb
AmayaFue ahí cuando por un momento entré en pánico porque sorpresivamente había planeado una especie de itinerario para hacer deporte variados,así como para cumplir con actividades que pudieran considerarse románticas en un ambiente de aventura, conocimiento y exploración.Era todo un plan, uno que no hice con muy mala intención.Simplemente pensé que podíamos hacer todo eso en un momento de relax,de paz para hacer las cosas mucho más emocionantes, pero al entender que lo que yo consideraba una gracia podría resultar ser una morisqueta que sería uno de los más grandes fracasos de esta oportunidad,tuve ganas de llorar.No podía creer mi terrible suerte, una nefasta, mala y por completo una locura total.—¿Qué pasa? —preguntó al ver que me iba a derrumbar de forma muy est
AlessioEl trabajo había quedado olvidado, en un completo segundo plano y opacado por las incesantes aventuras qué buscaba realizar mi esposa, unas cada vez más interesantes y hasta cierto punto hilarantes. Lo que no sabía siquiera cómo digerir aquello, solo sabía era que con ella había dejado de lado todos los puntos negativos, sin dudar.Fue como un bálsamo refrescante que me activó e incitó a cometer las mejores locuras del mundo. Unas que iban desde hacer el amor cerca de un maldito volcán, hasta lanzarme en paracaídas con ella, así como nadar con tiburones y cenar en la playa, en medio de la nada, en una cena romántica que el personal de la casa nos preparó.Al principio ellos estaban un poco renuentes, no obstante, eran personas de fácil manejo y mi esposa lo vio de una forma en lo que aprovechó. Descubrió que ellos se sentían más fieles a ella por la simple y sencilla razón de que ella era la verdadera heredera Yagami, según la historia tradicional, su abuelo, el padre de su pa