Capítulo 61

Alessio

Si no hubiese sido por mi esposa me hubiese quedado a torturar al desgraciado de Apolo con todas las ganas del mundo. Merecía una paliza tan épica, que necesitaba su debida atención.  No obstante, Amaya era más importante para mí en ese punto y por lo que sabía, al día siguiente podría darme vida rompiendo los huesos del imbécil con todo el placer del mundo.  Después de todo, los soldados lo llevaron a una de las celdas que usábamos para los interrogatorios. Ahí lo dejarían lidiar con el dolor de los daños que tuvo que haberle ocasionado Amaya y ya luego volvería yo a reconstruir la misma sensación con ayuda de mis instrumentos de tortura.

Una y otra y otra vez.

Era lo más simpático de todo.

Pero ahí no estaba mi foco de atención primario, a pesar de la ira que me ocasio

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