Lo que pasó con Melissa fue un llamado de atención, uno grande que me mostró los cientos de trabas que tendrían casa con Alessio. No solo serían mujeres queriendo meterse, sino todo aquel que se pudiese beneficiar de nuestro distanciamiento y eso me ponía nerviosa.
Porque se suponía que debía ser un frente unido de cara al público y a la primera de cambio dudé de él, no le dije nada y lo acusé. Algo que no podía hacer ante nada, por lo que era más que un gran problema, era un desastre.
Lo peor no era eso, lo peor era que desde hacía una semana entera Alessio tomó la decisión de ser diplomático conmigo, en pocas palabras de limitarse a ser educado, decirme a donde iba con un tono un poco mordaz, mantener una distancia que resultaba ser un poco incómoda y se limitó a lo suyo, lo que me dijo que el no hab
Amaya—Lo sé y tienes toda la razón del mundo, pero…No me dejó hablar.—Discúlpame tú a mí —interrumpió—, acabo de pasar un momento un poco irritante con algunos de mis soldados y simplemente estabas aquí en un sitio en el que no pensé que estuvieses… Digamos que… solo me dejé ir y te acusé de algo que probablemente no tengas ni la más mínima idea de cómo hacer.En eso tenía razón y eso mismo me sacó una sonrisa, una que a la vez lo hizo sonreír a él y terminamos riéndonos como un par de idiotas, de loco,—Siento todo esto —le dije con calma.—Yo también siento todo esto…—¿Saldrías conmigo mañana? —le pregunté directamente.
AmayaHabíamos pasado una noche de ensueño, luego de que Alessio decidiera explorar mis lugares más recónditos con su mismísima lengua, dormimos juntos, con nada más que el contacto piel a piel, y para mi gran sorpresa, dormí divino, lo que yo pensé que no iba a pasar porque no estaba acostumbrada a dormir con nadie, estaba acostumbrada a pasearme por mi cama como dueña y señora.Por eso nunca creí que dormiría como una bebé en los brazos de un hombre que me estaba dando una calidez increíble. Solo me dejé llevar por todo con facilidad, me envolví en lo que quería, en lo que me hacía sentir: protección. Con él sentí más protección que con cualquiera y eso era peligroso en más de un sentido.Demasiado porque al sentirse una cómodo, protegido y seguro con alguien desconocido,
—Ella va a tener un entrenamiento combinado, es una mujer que sabes patear traseros, pero que necesita consolidar lo que sabe para usarlo como defensa, así fue educada —explicó—. Por lo menos ya la conociste, la llevaré con el resto, así que tenla en cuenta, solo quiero que con ella entrenes a solas.—¿Quieres que tenga una ventaja por encima del resto?—Totalmente —dijo sin más—. No quiero que otros imbéciles la admiren o sepan lo que aprende o no, es una forma de protegerla de todo esto.—Bien, llévala con el resto —dijo y siguió caminando, luego se giró para sonreírme—. Es un placer conocerla señora Milano, espero que se divierta mucho aquí.Sonreí y le asentí.Caminamos hasta el otro lado del complejo deportivo, me di cuenta de que tenía todo lo relacionado: áreas dete
AlessioLlegamos al recinto de operaciones, mi lugar de mandato.Mi esposa al saber lo que pretendía hacer, decidió hacerme regresar a casa para cambiarse. No sabía cuál era la pasión de las mujeres por la vestimenta. Solo entendía el hecho de que yo sí que tenía que vestirme de determinada forma para evocar el poder, pero de ahí hacer un análisis exhaustivo y completo sobre las repercusiones de los distintos tipos de vestimenta, era algo que jamás iba a hacer y era algo de que yo nunca iba formar parte activa hasta ese momento.Lo que me parecía muy irónico, sin duda.Y todo se debía al hecho de que mi esposa estaba en una crisis existencial porque, según ella, debía conseguir un atuendo que lograse gritar tres cosas al mismo tiempo: poder, serenidad y confianza. No tenía ni la más mínima idea de c&oacu
AlessioLas preguntas eran sanas.—No es necesario Amaya, es imperativo para tener que hacer un frente unido y dejar claro cómo son las relaciones. Apenas es que el mundo está enterándose de que tu padre y yo hicimos un trato y por ello es necesario que vayas como el símbolo de ese trato —indiqué—. Y bueno, la que se ayudará es un centro asistencial que maneja la esposa del capo.—Vaya, eso es interesante, pero ¿no habrá enemigos ahí?—Los enemigos siempre estarán en donde menos lo esperamos, pero no solo estamos invitados aquellos que guardamos una relación estrecha o una nueva relación con el que va a asumir el poder del territorio de la costa Este —le expliqué.—Bueno, en ese caso ni modo, tendremos que ir, pero tienes que empaparme de todo para no quedar como un idiota —especific&oac
AmayaDespués de hacer la promesa ante la crema y nata de la camorra, sorprendentemente todos los hombres que estaban en la habitación se inclinaron en señal de respeto y no pensé que lo harían. Es más, creí que era una locura de mi cuñada Gemma la sugerir que hiciera una promesa de sangre al estilo de la organización, exactamente como la promesa que me hizo a mí Alessio. No obstante, hacer exactamente eso con una seguridad que yo realmente no sentía del todo, había logrado impactar de tal manera en ellos qué mi marido estaba demasiado orgulloso, tanto como para sonreír y besarme delante de todos.Haciendo su reclamo ante el resto de todos ellos.Me pareció algo muy cavernícola de su parte, pero no se lo cuestioné si eso dejaba en claro delante de todos que yo era importante para mi marido, así que dije que lo harí
Amaya—¿Y no va a ser eso difícil con mis orígenes mixtos? Sé muy bien que la cultura italiana es muy cerrada y arreglada a sus viejas costumbres, el solo hecho de que Alessio se haya casado conmigo no con una de las hijas de las familias tradicionalistas es una especie de sublevación… Algo que sé que son como una especie de organización dentro de organización —le dije.—Bueno, por lo menos tiene algo que pocas mujeres logran demostrar.—¿Y qué es eso?—Cerebro señora Amaya, uno que la hace pensar y como sé que es muy bueno para hallar soluciones, usted misma, eso sí, después de primero tantear a la familia, logrará hallar una pronta solución a esa gran incógnita —espetó con convicción y le sonreí.—Es lo que más espero, es lo que
AlessioEstaba a nada de seguir explorando a mi mujer cuando escuché que abrieron la puerta de la biblioteca, por lo que escuché, no solo era un par de pies, debían ser tres, entonces fruncí el ceño y con cuidado nos hice rodar para ver desde arriba quienes eran, al darme cuenta me topé con que Gemma había vuelto del hotel con sus dos amigos, Antony y Broco, unos hombres que no terminaba de tragas, pero que dejaba quietos porque eran personas que le dieron un gran sistema de apoyo a mi hermanita.—¿No está tu hermano por aquí? —preguntó Broco con ese acento extraño que tenía.Era un afroamericano criado la mayor parte de su vida fuera de casa, específicamente en Suiza, y trabajaba en el pueblo donde estaba el centro de reposo al que fue Gemma.—No —dijo ella—, debió haber salido con su esposa.—Todavía me sorprende que se hubiese casado siquiera —dijo Antony, un heredero europeo que se había asentado en el sitio y que vivía con Broco.—Es parte de las tradiciones, todo lo relacionado