Llegamos al recinto de operaciones, mi lugar de mandato.
Mi esposa al saber lo que pretendía hacer, decidió hacerme regresar a casa para cambiarse. No sabía cuál era la pasión de las mujeres por la vestimenta. Solo entendía el hecho de que yo sí que tenía que vestirme de determinada forma para evocar el poder, pero de ahí hacer un análisis exhaustivo y completo sobre las repercusiones de los distintos tipos de vestimenta, era algo que jamás iba a hacer y era algo de que yo nunca iba formar parte activa hasta ese momento.
Lo que me parecía muy irónico, sin duda.
Y todo se debía al hecho de que mi esposa estaba en una crisis existencial porque, según ella, debía conseguir un atuendo que lograse gritar tres cosas al mismo tiempo: poder, serenidad y confianza. No tenía ni la más mínima idea de c&oacu
AlessioLas preguntas eran sanas.—No es necesario Amaya, es imperativo para tener que hacer un frente unido y dejar claro cómo son las relaciones. Apenas es que el mundo está enterándose de que tu padre y yo hicimos un trato y por ello es necesario que vayas como el símbolo de ese trato —indiqué—. Y bueno, la que se ayudará es un centro asistencial que maneja la esposa del capo.—Vaya, eso es interesante, pero ¿no habrá enemigos ahí?—Los enemigos siempre estarán en donde menos lo esperamos, pero no solo estamos invitados aquellos que guardamos una relación estrecha o una nueva relación con el que va a asumir el poder del territorio de la costa Este —le expliqué.—Bueno, en ese caso ni modo, tendremos que ir, pero tienes que empaparme de todo para no quedar como un idiota —especific&oac
AmayaDespués de hacer la promesa ante la crema y nata de la camorra, sorprendentemente todos los hombres que estaban en la habitación se inclinaron en señal de respeto y no pensé que lo harían. Es más, creí que era una locura de mi cuñada Gemma la sugerir que hiciera una promesa de sangre al estilo de la organización, exactamente como la promesa que me hizo a mí Alessio. No obstante, hacer exactamente eso con una seguridad que yo realmente no sentía del todo, había logrado impactar de tal manera en ellos qué mi marido estaba demasiado orgulloso, tanto como para sonreír y besarme delante de todos.Haciendo su reclamo ante el resto de todos ellos.Me pareció algo muy cavernícola de su parte, pero no se lo cuestioné si eso dejaba en claro delante de todos que yo era importante para mi marido, así que dije que lo harí
Amaya—¿Y no va a ser eso difícil con mis orígenes mixtos? Sé muy bien que la cultura italiana es muy cerrada y arreglada a sus viejas costumbres, el solo hecho de que Alessio se haya casado conmigo no con una de las hijas de las familias tradicionalistas es una especie de sublevación… Algo que sé que son como una especie de organización dentro de organización —le dije.—Bueno, por lo menos tiene algo que pocas mujeres logran demostrar.—¿Y qué es eso?—Cerebro señora Amaya, uno que la hace pensar y como sé que es muy bueno para hallar soluciones, usted misma, eso sí, después de primero tantear a la familia, logrará hallar una pronta solución a esa gran incógnita —espetó con convicción y le sonreí.—Es lo que más espero, es lo que
AlessioEstaba a nada de seguir explorando a mi mujer cuando escuché que abrieron la puerta de la biblioteca, por lo que escuché, no solo era un par de pies, debían ser tres, entonces fruncí el ceño y con cuidado nos hice rodar para ver desde arriba quienes eran, al darme cuenta me topé con que Gemma había vuelto del hotel con sus dos amigos, Antony y Broco, unos hombres que no terminaba de tragas, pero que dejaba quietos porque eran personas que le dieron un gran sistema de apoyo a mi hermanita.—¿No está tu hermano por aquí? —preguntó Broco con ese acento extraño que tenía.Era un afroamericano criado la mayor parte de su vida fuera de casa, específicamente en Suiza, y trabajaba en el pueblo donde estaba el centro de reposo al que fue Gemma.—No —dijo ella—, debió haber salido con su esposa.—Todavía me sorprende que se hubiese casado siquiera —dijo Antony, un heredero europeo que se había asentado en el sitio y que vivía con Broco.—Es parte de las tradiciones, todo lo relacionado
Alessio—Siento mucho todo lo que pasaron, todo lo que vivieron, es una completa pesadilla…—La es.—¿De eso se trata tu venganza?Asentí y ella se sentó a mi lado, me dio la mano.—Lo es… Quiero crear alianzas para acabarlos, quiero descubrir con quienes estaba asociados, así como el hecho de cuánto tiempo tienen haciendo todo eso —espeté.—¿Qué hiciste con el centro?—Lo borré de la faz de la tierra, así como cacé a todos los malditos que estuvieron detrás, pero no hallé las pruebas detrás de toda la maquinaria que estaría ahí —expliqué.—Te diré algo que siempre mi padre me citó: Fukushū wa samui kata ga ī.—¿Qué quieres decir con eso?—Que la venganza debe servirse en plato frío y si necesitas todo el maldito apoyo del mundo para lograr borrar a esos miserables, hazlo, cuentas domingo —ofreció haciéndome sonreír—. Lo que ella vivió, lo que vive… Si es de hacerlos ardes, solo hazlos ardes.—Mi aiuterai a sbarazzarmi dei cadaveri?—Siempre, desde darte la pala hasta ayudarte a enter
AmayaEscuchar cómo Gemma terminó con ese destino tan cruel, me hizo recordar el hecho de que mi matrimonio formaba una alianza que hacía que la mafia rusa y la chechena se pensara dos veces antes de tocarme a mí o a mis hermanas.Eso no solo me sacudió el cuerpo, sino que me despertó a la terrible realidad, una que sin duda era mucho peor de lo que podía ser. Ser testigo de cómo ella se rompía, de cómo ella admitía sinceramente que no podría siquiera dejar que algún hombre la tocase, a excepción de mi esposo por ser su salvador, lo que no solo era lógico, era más que entendible dadas las circunstancias tan atroces.Así que por eso decidí hacer un gesto lindo por los dos, me levanté muy temprano, le di un dulce beso a mi marido y fui directamente a la cocina, uno poco confundida por la colocación de las cosa
AmayaElla me devolvió el abrazo y no imaginé que conectaría con esa mujer de formas hermosas. Para las nueve de la mañana, teníamos las bandejas listas y ambas íbamos a servirles a los hermanos Milano, tocamos la puerta de Gemma primero.—Buenos días, Gemma, ¿estás despierta? —le pregunté del otro lado de la puerta—. Tengo algo que te puede gustar.—Pasa…Entré y la encontré sentada en la cama, envuelta en el edredón con lo que claramente era una actitud de no querer salir de la habitación. Tenía los ojos hinchados, se notaba triste y mi corazón se arrugó.—Te… te traje algo que mi madre me solía hacer cuando tenía un muy mal día, así que, aunque sé que no es lo mismo, traerte unos dulces que siempre me animaron.Eso
AlessioLa vida de casado era todo lo que jamás soñé y más.Un mes se fue en nada desde que mi esposa llegó y en ese tiempo hizo varias cosas interesantes que la hicieron ganarse mi respeto, mi admiración, pero, sobre todo, mi calidez y cariño. Era muy inteligente, bondadosa y dada, a pesar de que aún se le notaban las renuencias sobre la vida que le había tocado, pero de algún modo la encajó de forma tal que se adaptó a los que era.Algunos me llamarían loco por solo decir eso en tan poco tiempo, pero si algo había aprendido de mis padres y mis difuntos abuelos, era que cuando algo llega y te golpea con tanta fuerza, no lo puedes dejar ir. Eso de por sí era decir mucho en el gran contexto de las cosas, más porque no pensaba ligarme con una mujer que no fuese italiana, así que debía admitir que el casarme con un margen de