Había pasado dos días luego de esa noche tan perfecta, dos días en los que Alessio estuvo muy ocupado, pero que tomó por lo menos dos horas de su tiempo para pasarla conmigo, besarme hasta hacerme perder el sentido y tocarme de nuevas, formas, explorándome con maestría, con alevosía. Nunca pedía nada a cambio, nunca hacía más que acariciarme, besarme o tocarme por encima. No daba un paso más hasta que yo le diese luz verde, lo que disfruté mucho.
—¿No quieres que te devuelva la atención? —le pregunté el día posterior.
Me había tendido sobre el escritorio de la biblioteca como si fuese el único trabajo que tenía entre manos.
—No —dijo con una sonrisa y fruncí el ceño—. Por ahora quiero apreciar poco a poco mí regalo, así que cuando esté
Amaya—¿La señora desea algo? —preguntó ella con calma.Entonces pensé en el hecho de que me había llamado japonesa desabrida, y aunque estaba a nada de preguntarle qué hacía ella ahí, decidí tomar todo por lo político y preguntarle luego a mi marido. Después de todo, había alguna explicación lógica para que ella estuviese ahí.A pesar de que no me gustaba nada.—Me gustaría que se me sirviera la cena en mi oficina —le dije y asintió—. Solo quiero algo suave, nada pesado y con un jugo de frutos rojos.—Bien, señora, se lo llevaré en unos minutos —me contestó y asentí.Me giré y volví a la oficina con la sensación de que algo no estaba del todo bien, pero deseché enseguida. Seguí con mis gu&iac
AmayaEra un descarado en toda normal, uno que sin duda merecía que le comiesen todo para que dejase de ser un embustero. Negué y seguí con lo mío, con una sensación de malestar tremendo que no se quitó mientras investigaba sobre las ramas de la fonología, un tema extra que aparecería en mi examen.Solo respiré hondo y decidí enfocarme a más no poder, a estudiar como posesa, un hecho que hizo que un hombre alto, rubio, bien parecido y con una sonrisa enigmática se acercase a mí.—¿Estudias para los finales? —preguntó luego de ver el libro y asentí—. Usa mejor el libro de Alcalá, es perfecto para las estructuras de modo, y te da una explicación mucho más concreta sobre los paradigmas de los múltiples fonemas.Fruncí el ceño.—¿Es profesor de l
Alessio—¿Será el de las peleas ilegales? —cuestionó ella con recelo y de congelé enseguida por las implicaciones de ello—. Por ahí vi que cuando te desfogas, buscas con quien sacar todo de tu sistema, así que… Espero que hayas satisfecho muy bien a la mujer que te llevaste a la cama, pero por lo menos ten la decencia de que no sirva en la casa, y mucho menos que me atienda porque la próxima vez que vuelva a ver a Melissa, yo no responderé.La vi sin entender un carajo de lo que me decía, no solo estaba mal, sino que no había visto a Melissa desde que la mandé a trabajar al centro. Fruncí el ceño pensando en si era una trampa de ella, pero no, se notaba realmente ofendida por ella, como si fuese algo que no tolerase, que no soportase.—No he visto a Melissa desde que la envié a trabajar al centro —le dije.
AlessioMi mujer, Massimo y yo estábamos chequeando las imágenes, unas que les fui explicando a Amaya para que no hubiese ningún maldito mal entendido.—Me fui de aquí porque había un inconveniente con uno de los peleadores, muchas veces se ponen agresivos y problemáticos antes de empezar una pelea y tiendo a ser quien los pone a raya —le dije—. Si ves la ruta del GPS, fui directo de aquí al centro, hablé con Massimo y de ahí fui a las jaulas para poner en cintura a un peleador que solo estaba exigiendo más de lo acordado por si ganaba, lo que no se puede hacer.Ella frunció el ceño cuando vio que el hombre me atacó y yo le di un codazo que lo hizo sangrar.—Por eso tenías sangre en la rosa que tiraste en el baño… —dijo en voz alta.—Exactamente —puntualicé—,
AmayaLo que pasó con Melissa fue un llamado de atención, uno grande que me mostró los cientos de trabas que tendrían casa con Alessio. No solo serían mujeres queriendo meterse, sino todo aquel que se pudiese beneficiar de nuestro distanciamiento y eso me ponía nerviosa.Porque se suponía que debía ser un frente unido de cara al público y a la primera de cambio dudé de él, no le dije nada y lo acusé. Algo que no podía hacer ante nada, por lo que era más que un gran problema, era un desastre.Lo peor no era eso, lo peor era que desde hacía una semana entera Alessio tomó la decisión de ser diplomático conmigo, en pocas palabras de limitarse a ser educado, decirme a donde iba con un tono un poco mordaz, mantener una distancia que resultaba ser un poco incómoda y se limitó a lo suyo, lo que me dijo que el no hab
Amaya—Lo sé y tienes toda la razón del mundo, pero…No me dejó hablar.—Discúlpame tú a mí —interrumpió—, acabo de pasar un momento un poco irritante con algunos de mis soldados y simplemente estabas aquí en un sitio en el que no pensé que estuvieses… Digamos que… solo me dejé ir y te acusé de algo que probablemente no tengas ni la más mínima idea de cómo hacer.En eso tenía razón y eso mismo me sacó una sonrisa, una que a la vez lo hizo sonreír a él y terminamos riéndonos como un par de idiotas, de loco,—Siento todo esto —le dije con calma.—Yo también siento todo esto…—¿Saldrías conmigo mañana? —le pregunté directamente.
AmayaHabíamos pasado una noche de ensueño, luego de que Alessio decidiera explorar mis lugares más recónditos con su mismísima lengua, dormimos juntos, con nada más que el contacto piel a piel, y para mi gran sorpresa, dormí divino, lo que yo pensé que no iba a pasar porque no estaba acostumbrada a dormir con nadie, estaba acostumbrada a pasearme por mi cama como dueña y señora.Por eso nunca creí que dormiría como una bebé en los brazos de un hombre que me estaba dando una calidez increíble. Solo me dejé llevar por todo con facilidad, me envolví en lo que quería, en lo que me hacía sentir: protección. Con él sentí más protección que con cualquiera y eso era peligroso en más de un sentido.Demasiado porque al sentirse una cómodo, protegido y seguro con alguien desconocido,
—Ella va a tener un entrenamiento combinado, es una mujer que sabes patear traseros, pero que necesita consolidar lo que sabe para usarlo como defensa, así fue educada —explicó—. Por lo menos ya la conociste, la llevaré con el resto, así que tenla en cuenta, solo quiero que con ella entrenes a solas.—¿Quieres que tenga una ventaja por encima del resto?—Totalmente —dijo sin más—. No quiero que otros imbéciles la admiren o sepan lo que aprende o no, es una forma de protegerla de todo esto.—Bien, llévala con el resto —dijo y siguió caminando, luego se giró para sonreírme—. Es un placer conocerla señora Milano, espero que se divierta mucho aquí.Sonreí y le asentí.Caminamos hasta el otro lado del complejo deportivo, me di cuenta de que tenía todo lo relacionado: áreas dete