Al poco tiempo recibí la llamada que tanto esperaba aunque no con la información que necesitaba.

Los hombres que fueron tras el maletín me llamaron para darme la terrible noticia de que Miriam se les había escapado.

—¿Cómo? ¡Son unos estúpidos!

Grité e hice berrinche como un loco. Eso me había puesto en jaque nuevamente.

Miriam había encontrado por fin el maletín pero se había dado a la fuga.

Les ordené que fueran tras ella, puse a todos mis hombres a trabajar. Envié a todos los disponibles en esa misión aunque no era lo correcto hacerlo.

Me quedé un poco desprotegido aunque no me importó. Terminar con la misión del maletín era mucho más importante.

Después y por si fuera poco, el secretario se me acercó. Lo hizo en modo de suspenso pues sabía de mi enojo pero me tenía que contar lo sucedido. Su lealtad estuvo presente hasta ese momento.

—Señor, tengo que comunicarle algo, me enteré de un asunto de suma importancia.

El suspenso me invadió por completo. Sentí que mi corazón no iba a re