LA NO HISTORIA DE BURTON MILLER
Christopher Iturbe.
ESCENA IMIAMe encontraba perdido en plena jungla húmeda de las montañas, donde a leguas de distancia se oían los gritos y berridos salvajes, advirtiéndome presencias peligrosas. En una
de sus cuevas me refugiaba, pensativo y solitario. Mi apariencia poco común entre los lugareños me recordaba cons tantemente mi origen.Bajo aquella cueva, las tribus bulliciosas y dispersasiluminaban con hogueras la noche que parecía de una oscu ridad eterna. Sus llamas eran apagadas constantemente por
la lluvia purificadora y el viento que al correr llegaba a crear breves remolinos, arrastrando enormes pajonales semejan tes a almas en pena, que recorrían la aldea en un vagabun deo desesperado.Frente a una de las inmensas hogueras se sentaban cientos de niños, hombres, mujeres y ancianos, concentrándoseen historias fascinantes que narraba cada noche en mi forzado desvelo. Yo les parecía un hombre con aspecto extraño pese a la familiaridad de mi voz. La aldea entera se distraía cada noche, transformando todas aquellas primitivasmentes en un mismo sentir.Mi nombre es Burton Miller, bordeo los cincuenta años
de edad, llevo la cara limpia a diario y la espalda siempre recta, lo cual es un distintivo en aquella aldea. Desde mi llegada,
hace cinco años atrás, no dejo de recordar aquel experimen to fallido que me trajo aquí. Noche tras noche mis historiasalimentan el imaginario de aquella tribu, en la cual me encuentro atrapado junto a seres primitivos. Ellos, llenos de curiosidad y ansiosos de conocimiento, escondieron la nave para evitar que regrese al tiempo de donde pertenezco.Antes de mi llegada, los gritos incoherentes e incesantes eran la única música con la que acompañaban sus reflexiones nocturnas, preguntándose angustiados cuál era elsentido de sus vidas, de su aldea y sobre la existencia del universo que los rodeaba. Su frustración los había llevado arealizar innumerables sacrificios humanos y adorar obsesivamente a dioses autocreados en magníficos altares, dedicándose a sus ritos gran parte del día.El tiempo pasaba y no me quedó más alternativa que adaptarme resignadamente a una realidad de la que solosabía por libros. El acercamiento con los salvajes era inevitable si quería sobrevivir, ya que huir era una muerte segura.Así fue como me volví alguien familiar para ellos, casi un personaje reconocido en su precaria sociedad. Al principio mantenían un extraño silencio para recordarme que yo nunca podría pertenecer a ese lugar. Me acostumbré a sus gestos puros y naturales, olvidando su hostilidad. Supe que ya no les temía cuando una mañana fui interrumpido por una niña con facciones tiernas y alegres; era como ver a mi propia hija de la que no sabía nada desde hace cinco largos años, los cuales parecían siglos para mí. La comunicación con los primitivos se volvió fácil gracias al tiempo que llevaba conviviendo con ellos y porque el dialecto que usaban era muy similar al que usaban los asháninca, una tribu del Perú con la cual tuve que convivir por largo tiempo en mi época de estudiante, sumado a ello mis historias, fueronlas razones por las cuales creamos un vínculo tan intenso. La niña con la que me encontré tendría alrededor de siete u ocho años de edad; la miré con rostro alegre y le dije con voz clara y un tono muy amable:–Hola, ¿cómo te llamas?–No lo sé, mi madre falleció y yo era muy pequeña.
Desde entonces, tan solo me llaman pequeña o niña. Lo
que se les ocurra-
me respondió con voz suave y sonriendo. Miré a la niña por unos segundos y le dije:
–Bien, ahora te pondré un lindo nombre.Ella me miró y en silencio aceptó de inmediato. Su emoción era encantadora.
–Te llamarás Mia.
La niña sonrió muy emocionada y me dijo:
–¡Mia! ¡Me gusta! Es el mismo nombre de la niña de tus cuentos.
–¿Has oído mis cuentos? –le pregunté sorprendido.
–¡Sí!, en la aldea. Cuando los narras cada noche en la hoguera.
Estaba llena de alegría. Me pidió que le narre una histo ria que no hubiese contado antes.–Mia es el segundo nombre de mi hija, a la cual no veo desde hace cinco años. Se parece mucho a ti, pequeña.
Mi voz se quebraba y tenía el rostro apagado. La niñame miraba atentamente, con gran ilusión en sus ojos, por lo que contuve el llanto, respiré profundamente y empecé a narrarle una nueva historia a la que llamé:
El príncipe Filiberto y la princesa IvanaFiliberto era un príncipe muy querido por todos. Vivía en un
reino muy bello a orillas de un lago maravilloso. Además de ser muy amado, era también muy codiciado por las damas de aquel tiempo.
Pese a esto, él estaba comprometido con “Bella” y aunque no estaba muy enamorado, planeaba convertirla en su esposa.Una noche se le ocurrió al príncipe improvisar una fiesta en el palacio. Se podía apreciar un espectáculo de estrellas luminosas que daban grandes destellos azulinos en el lago que rodeaba los jardines exteriores. A esta fiesta asistió una joven princesa que llegaba de un reino lejano a orillas del río Azul, donde el agua era tan pura y, a lavez, tan vívida en sus colores que sus peces nadaban contra la corriente buscando la caída del río Blanco, y así poner sus huevecillos.Tras conocer a Ivana, Filiberto la invitó a bailar una piezadando muchos giros al ritmo de armoniosas melodías. Sus trajes luminosos y zapatos de punta, acompañados con sombreros de copa, creaban un escenario muy elegante, mientras la música completaba el ambiente perfecto. El rey Gregory había preparado todos los detalles para la boda, y estaba muy feliz pues era muy amigo de la familia de Bella, por eso veía con celo y ligera preocupación que su hijo conversara amenamente con Ivana. Ambos no tardaron en hacerse muy amigos, debido a su sencillez y química que se notaba a simple vista.
Días después, Bella se ausentó por una temporada para realizar los preparativos de la boda y más que nada para que le confeccionen un lindo vestido adornado con unas gemas mágicas, provenientes de un lugar secreto que mantenía en privado sin revelarlo a nadie.Como era predecible, al poco tiempo, los nuevos amigos se hicieron cada vez más cercanos hasta enamorarse.–Qué ciego he sido, estuve a punto de casarme y sólo porque mi padre así lo dispuso. Nunca estuve realmente enamorado de Bella. Ahora sé que solo quiero estar contigo, princesa Ivana.–Pero príncipe, ¿qué haremos ahora?–No te impacientes, hoy mismo hablaré con mi padre y cancelaré todo
Filiberto estaba muy decidido, de inmediato subió a su corcel “Pinto” y cabalgó por la colina, llegando por la tarde al palacio de supadre, el rey Gregory, quien después de escuchar sus sentimientos, lo apoyó incondicionalmente:–No hay problema hijo mío, pero primero dime algo: ¿estás total mente seguro de tu decisión?–Sí, padre. Estoy totalmente seguro y me siento feliz de decirlo.
–Entonces, conversaré con el rey Francisco para dar nulidad al compromiso con su hijastra.
Filiberto salió muy contento ya que tenía el respaldo de su padre. Al encontrarse con Ivana, ella le preguntó:–¿Qué ocurrió Filiberto, tu padre está molesto contigo?
–No princesa, mi padre estuvo de acuerdo, ahora podremos casarnos cuando dispongamos.
Filiberto e Ivana empezaron a fortalecer su amor, incluso el rey Gregory y el rey Francisco mejoraron su amistad. Sin embargo, tras la llegada de Bella al palacio, los problemas comenzaron a aparecer.Bella solicitó hablar con el príncipe una y otra vez, hasta que un día por fin se encontraron.–Filiberto, no puedes romper nuestro compromiso. He realizado los preparativos para una inolvidable ceremonia.–Bella, tú sabes que nunca estuvimos enamorados y nuestra boda sólo sería para cumplir la voluntad de nuestros padres. Yo he encontrado a mi verdadero amor y deseo que tú también puedas hacerlo algúndía.Filiberto tenía la esperanza de que ella entendiese, y así quedar en buenos términos. La tensión y desesperación hicieron que Bella se
diera a conocer como era en realidad, mostrando sus verdaderas inten ciones:–He estado planeando esto por mucho tiempo y tú no lo arruinarás. ¡Yo debo ser la reina! –dijo totalmente furiosa, transformándose
en una anciana decrépita con largas uñas, enorme nariz, ojos hundidos, mechudos cabellos grises y una dentadura incompleta; algo real mente espantoso.–Eres una horrible bruja, ¿dónde está la verdadera princesaBella? La has desaparecido para ser tú la reina, pero tus planes fallaron, ¿dónde está Bella?
¡Responde! –dijo el príncipe indignado.–¡Eres un niño estúpido! La verdadera princesa Bella es tu amada Ivana, a quien he enviado a un reino lejano para que la profe cía nunca se cumpla y ustedes nunca lleguen a estar juntos.
–¡Pero tus planes fallaron, estamos enamorados y nos casaremos te guste o no!
–No estés tan seguro, niño engreído.En ese momento, la bruja lanzó un hechizo que convirtió al príncipe Filiberto en una sucia y horrible lagartija. Junto a él, transformó
al bello y hermoso lago en un espantoso pantano.–Esto será el comienzo –dijo la malvada bruja.
Luego de enterarse de la terrible noticia, Ivana lloraba desconso ladamente a orillas del pantano, donde se le apareció un hada con
cabellos dorados. Ni el sol ni el oro más fino podrían igualar aquel brillo. Era tan bella como la naturaleza misma, con una voz tan suave como la brisa del mar, y podía hacer realidad cualquier deseo.–¿Quién eres tú? –preguntó Ivana.–Soy tu hada y vengo a decirte lo que debes hacer para volver con tu príncipe. Lo buscarás entre las demás lagartijas y le darás un suave beso en los labios para demostrarle que realmente lo amas.
La pequeña Mia estaba muy atenta a la historia, el suspenso aumentaba a medida que iba avanzando con el relato.–¿Encuentra al príncipe?, ¿se rompió el hechizo? –pre gunta la pequeña.–Tranquila, contaré el final ahora:
La princesa buscó día y noche al príncipe cerca al pantano, encon tró muchas lagartijas pero no a Filiberto.
–Estoy muy cansada. He buscado por todos lados y aún no lo encuentro.La princesa Ivana estaba a punto de rendirse en su búsqueda, cuando de repente una pequeña voz le dijo:–¡Ivana, aquí abajo, soy yo Filiberto!
–¿En verdad eres tú? ¿Dónde estás? La princesa sorprendida
siguió el sonido de aquella pequeña voz; Filiberto era ahora una horri ble lagartija, más fea que las de su misma especie. Sin fijarse en la
apariencia de su amado, y recordando lo que el hada le dijo, decidió tomar en su mano a Filiberto para darle un suave beso en los labios. Luego de hacerlo, aparecieron coloridas luces a su alrededor y junto a ellas estaba el hada de cabellos dorados.–¿Se rompió el hechizo? –pregunta nuevamente la pequeña Mia, quien se impacientaba por saber el final.En cuanto cesaron las luces, el hada se convirtió en la bruja y la princesa en otra lagartija. Pese a no tener otra opción que quedarse a vivir en el río Azul, pudieron ser felices estando juntos.ESCENA II CAMBIO DE ÉPOCAEra el año dos mil ochenta y en los laboratorios del doctorBurton Miller se escuchaban murmullos, que progresivamente se convirtieron en voces hablando entre sí:–Esto es lo más grande que jamás se ha realizado en la historia de la ciencia.–¡Vamos, apúrate!, Miller no está aquí. Tenemos que idear la forma de llevarnos la máquina.–La única opción que tenemos para apropiarnos delinvento es deshacernos de él. Lo he pensado mucho durante este último año.Me hallaba en el interior de Génesis, nombre con el quebauticé a la nave, y pude escucharlos hablar. La nave se ac
ESCENA IIIÉPOCAS PRIMITIVASSe oyó un grito en la jungla, seguido por un rugido espeluznante. Una bestia hambrienta tenía acorralada a la pequeñaMia, quien gritaba con todas sus fuerzas.–¡Auxilio, auxilio, por favor, alguien ayúdeme!Afortunadamente no andaba lejos y pude oír de inmediato a la niña.–¡Mia! ¿Dónde estás? –grité con todas mis fuerzas.La niña volvió a dar un grito de auxilio y corrí de inmediato.–No te muevas –le dije con voz serena.Trepada en lo alto de un roble seco, que estaba a puntode ser quebrado por la fiera, la pequeña se aferraba a la vida. Quedé anonadado por el impresionante porte del animal:patas enormes, garras perversas, músculos poderosos entodo el cuerpo, acompañados de una mirada asesina y col millos tan afilados que podrían partir a un caballo de unasola mordida. Miré a la niña con rostro empalidecido y sentí como si alguien cogiera mis pies y los atara contra el suelo. Mi cue
ESCENA IVEL ZATARAMe acostumbré a vivir en aquel tiempo, fortaleciendo vínculos con Saabu y la pequeña Mia. Junto a ellos aprendí a reconocer aquel estado primario de las cosas. Una mañana estábamos trabajando en la construcción de una balsa, sirviéndonos de un enorme tronco que habíamos halladoen una caminata buscando alimento. Nos valíamos única mente de piedras con filo para tallar aquella madera tanrobusta. Algunas técnicas que usaba Saabu para elaborar la balsa, así como la habilidad que tenía Mia para aprender de nosotros, me sorprendió mucho. Les había prometido enseñarles a navegar cuando todo esté listo, y así poder atrapar algunos peces que abundaban en ríos lejanos, ya que teníamos algunas redes que días atrás habíamos tejido con lianas y fibras vegetales.–Podremos conocer miles de lugares nuevos: bosques, montañas y llanuras de diferentes tipos. Daremos a conocernuevas especies a la aldea explorando el mundo con esta balsita. Y si ten
. ESCENAVRETORNO A LA ALDEAHabían pasado ya algunos días, mientras nos alejábamos de lo que identifiqué como la Siberia Oriental. Para entonces, seguíamos viajando por mares helados rumbo a la aldea.Zatara fue un fiel compañero en la travesía por los mares calmados de fin del mundo, donde las aves parecían mudarde nido sin ser temporada por sólo querer estar acurruca das en sus mansas aguas. Una de esas tardes, Saabu mehabló algo preocupado:–Señor Burton, tenemos un problema.–¿Qué ocurre?–Ya es de noche y el cielo está muy nublado, lo que me impide ver las estrellas.–Ya entiendo, ¿no puedes guiarte por las constelaciones como te enseñé?–Sí, ahora ellas me indican hacia dónde está el norte, elsur, el este, el oeste y al no poder verlas temo que podríamos terminar perdidos, además las provisiones se están agotando.Su preocupación era muy justificada. Los remotos paisajes me distrajeron y no pude prevenir t
ESCENA VIENCUENTRO DE DOS ÉPOCASSentía la presencia inminente de mi hija. En el tiempo enque me encontraba, yo podía intuir muy bien que las casualidades no existían y que aquella nave, tan parecida a la queme trajo, estaba aquí con una razón muy específica: encontrarme.–Realmente funcionó, Tristán dijo Eva los temporizadores indican que hemos llegado a tiempos muy salvajes.–Es cierto Charts, hemos logrado cambiar de época–afirmó David.–Tenemos que apagar la nave –le respondió.Afuera los aldeanos se encontraban muy atemorizados, sabiendo que dentro de esa extraña luz llegaban personas de otros mundos, por desconocer el propósito de aquellas visitas. En un momento, la compuerta de la Génesis II se abrió dejando ver a una extraña criatura cuadrúpeda quelanzaba sonidos extraños contra ellos.–Es Tristán –grité con emoción.–¿Tristán? –preguntó Saabu, quien no tenía idea de lo que era aquel ser.–¿Qué es
SEGUNDA PARTEESCENAIREGRESIONESMi nombre es Burton Miller. Nací en una ciudad cuyo nombre no revelaré,ya que no tengo la certeza si realmente fue ahí donde comenzó todo. Tengosueños que aparentemente son recuerdos; quizá fui un gran científico queinventó una nave llamada Génesis para viajar en el tiempo. Como resultadofui cuentista en otra época y mis historias encantaban a muchos sin saber queeran mis propios recuerdos. Tal vez tuve muchos nombres, entre los que están“Fortunato”, un hombre que se convertía en lobo; “Benedicto Bendón”, quefinalmente terminó siendo un monstruo, pero en un momento de lucidezdecidió lanzarse a un volcán encendido. Quizá fui un príncipe y muchas cosasmás que no creo correcto contar.Esta mañana mientras alimentaba a mis animales, pajarracos negros a los que llamábamos por estos lugares“
ESCENAIIEL ESCLAVOAlrededor de la medianoche cerré la puerta con llave y medispuse a dormir una siesta, ya que me esperaba un día dearduo trabajo. De pronto las ventanas de mi habitación seiluminaron y un fuerte rugido en el cielo sacudió los vitrales; no podía ser una tormenta eléctrica ya que no era temporada, pero decidí no prestar atención y en medio deruidosos truenos y destellantes relámpagos intenté dormir, mirando fijamente el techo de mi dormitorio y tratan do de no distraerme con nada para que mi mente se pongaen blanco, tal como me enseñó una bella chica con la quecompartí mi período en la universidad. Logré quedarmedormido por unos minutos, hasta que el resonar de lostruenos me desconcentró nuevamente. Desperté de golpey noté que grandes olas venían hacia mí. Las regresioneshabían vuelto y ahora me encontraba en alta mar en
ESCENAIIILICANTROPÍAEsta vez desperté dentro de una cueva obscura. Fuera deella, no muy lejos, muchos aldeanos me buscaban paramatarme. Mis recuerdos de ese entonces no me permitíansaber el porqué, lo único que recordaba era que mi nombrerespondía al de Fortunato, y fui fusionado con un lobogracias al dios creador.Sin embargo, los recuerdos de otras vidas estaban frescos en mi mente. Y sabía que míticamente, la licantropía eraun estado sobrenatural y lograba que las personas puedantransformarse en lobos. El hombre lobo, también conocidocomo licántropo, era una criatura legendaria presente enmuchas culturas del mundo. Algunos creen que éste es el másuniversal de todos los mitos y hasta en nuestros días, muchagente cree en la existencia de estos seres. Al tanto de esto, medi cuenta que todas las caracterís