Al parecer a Andrea no le agrada mucho el padre de los mellizos. Esperen a ver qué pasa.
ANDREA ―En verdad no es necesario, solo con un atuendo está bien ―protesté, ya que mi amiga e incluso su madre habían insistido en que necesitaba varios cambios de ropa para mi nuevo empleo. ―No aceptaremos un no por respuesta. No trabajarás en cualquier empresa, así que necesitas ir muy presentable y con diferentes opciones de blusas. ―Muchas gracias, señora Tompkins. En cuanto reciba mi primer pago, le devolveré todo lo que ha gastado en mí. ―Deja de pensar en eso ―respondió la madre de mi amiga con un gesto de indiferencia. ―Ahora ve a probar estos conjuntos. Elegí diez, de la talla que me dijiste, así que deben quedarte bien. ― ¿Diez? ―exclamé. ―Pero eso es mucho. ―Anda, ve ―casi me empujó hacia los vestidores. ―Yo la acompaño para que no diga que ninguno le queda bien ―mi amiga me siguió y se quedó fuera como un guardia. Más tarde, las tres salimos de la tienda con varias bolsas en las manos. Habíamos comprado blusas, faldas, pantalones e incluso zapatos. Fue mucho más de
ANDREAAparto la mirada de la niña y la elevo para ver a esa persona, me encuentro con el tío de Danna, Samuel, lo recuerdo bien.― ¿Te está incomodando esta chiquilla? ―Me sorprende cuando se dirige a mí.― Ah, no, para nada. ―Me levanto rápidamente de la silla. ―Solo estábamos conversando, ¿verdad? ―le guiño el ojo a la pequeña, que todavía no me ha dicho su nombre porque no se lo he preguntado.Su cambio me sorprende aún más, me está sonriendo.―Sí, estábamos platicando sobre temas de chicas, así que no te preocupes, tío.¿Tío? ¿Será que también es familiar de Danna? No recuerdo que me haya mencionado a una niña tan linda como ella.―Andrea, si nos disculpas, la princesita ya tiene que volver a su castillo ―dice Samuel, mientras mira a la pequeña que todavía está sentada a mi lado, le ofrece su mano para que ella la tome. ―Despídete de Andrea, Alexia.Finalmente, sé su nombre, y es muy bonito como lo es ella.―Fue un gusto conversar contigo, ―sacude su manita despidiéndose, me desp
ANDREANunca imaginé que caminar diariamente con tacones sería la peor experiencia para mis pies. ¿Y todo esto por qué? ¿Para lucir mejor y estar presentable? Supongo que sí. Además del incómodo uniforme que me obligan a usar: la falda ajustada que llega hasta las rodillas y la blusa blanca de manga larga con botones. Solo espero que no sea para atraer las miradas lascivas de los hombres, porque eso sería inaceptable.Sigo llenando las tazas que limpié previamente; el aroma a café llena la pequeña habitación. Cierro los ojos un momento para disfrutar de ese olor. En mi primera semana, me he acostumbrado a él. Lo encuentro relajante y delicioso. Lo irónico es que, a pesar de trabajar en una empresa de café, yo misma no lo bebo. Quién lo diría, que terminaría sirviendo café y disfrutando de su aroma.Termino de organizar las tazas de porcelana de la manera que he practicado todos los días. Llevar dos o tres tazas a la vez es más lento, lo que a menudo irrita a mis colegas, ya que sus be
ANDREA―Yo te acompaño ―se ofrece mi amiga.He tomado esta decisión y no hay vuelta atrás. Anoche lo pensé muy bien, hoy dejaré ese empleo y después iré a buscar al tío de Danna. Le pediré la dirección de la casa de Alexia y le diré al padre de esos niños que me dé el empleo de niñera. Ella fue una de las razones por las cuales me decidí a hacer esto.―Danna, déjame hacer algo por mí misma.―Pero él debe de estar en la empresa de David, ¿estás segura de que quieres volver allí?―Si me da el trabajo, supongo que de ahí en adelante eso pasará con frecuencia.Termino de arreglarme y me miro una última vez en el espejo para revisar mi peinado. Me giro hacia mi amiga, que sigue observándome con un gesto de preocupación.―No sé, Andy, no estoy segura de esto que vas a hacer.― ¿Entonces no me apoyas?―No es eso, sabes que siempre lo haré. Solo no quiero que sufras y ese hombre, junto con sus hijos…―Anoche hablamos de eso ―la interrumpo. ―No me voy a encariñar con ninguno de ellos. Aunque s
ANDREA―Y-yo no quise…—Empezará hoy mismo —me interrumpe, y me quedo perpleja mirándolo.—¿Disculpe? —digo aturdida.—Le presentaré a Axel; Alexia está en el colegio, y el chófer se encarga de llevarlos y traerlos. Usted debe estar aquí —quita sus ojos calculadores de mí y mira el reloj de su muñeca. —Su entrada será a esta hora; si en caso se le avisa que venga más temprano, se le informará de inmediato.Abro la boca para hablar, pero él me interrumpe añadiendo otra cosa.—No tiene hora de salida, ya que puede variar.—Pero, ¿no debo preparar a los niños para el colegio?—No —dice rotundamente. Se acomoda su saco y de nuevo vuelve su mirada hacia mí. —Hilda me ayuda con eso. Le estoy dando la oportunidad de no pasar toda la mañana completa en una casa casi vacía. No tiene sentido que la retenga aquí si los niños no están.Tiene razón en eso, pero me deja todavía con la duda. ¿Por qué no quiere que venga a ayudar temprano?―Puedo venir temprano, ¿a las siete de la mañana está bien? N
ANDREA Lo que quedaba del día, lo pasé ayudando a los mellizos con sus tareas, jugando con Alexia a las muñecas y haciéndole varios peinados. Incluso logramos ver una película juntas, pero con Axel no intercambié más de dos palabras. Se rehúsa a hablar conmigo. Cada vez que me acercaba, él se apartaba. Incluso cuando intenté ayudarle con la tarea, me dijo que podía hacerlo solo y que no necesitaba ayuda de nadie. Sigo sin entender por qué actúa de esa manera. Supongo que seguirá siendo un misterio para mí. Sé que es mi primer día y que estamos empezando a conocernos, pero ya he notado que ambos hermanos son muy diferentes, y que Axel ejerce un fuerte control sobre su hermana. —Alexia, levántate de ahí y sube a tu cuarto —dice con un tono severo, como si fuera un adulto regañando a un niño, lo cual era cierto en una parte, pero no en el sentido completo. —Pero estoy viendo la película —contesta ella sin moverse del sofá. —No me importa. Sube ahora —exige, cruzando los brazos. —¡De
ANDREA Llamo a mi amiga para decirle que no llegaré a dormir a su casa, que la pasaré aquí. Se pone a preguntarme si ellos me exigieron que lo hiciera, así que le cuento brevemente lo ocurrido. Ella evade lo que le digo de quedarme y me dice que mandará a su chófer para que venga a recogerme. Por supuesto no dejo que haga eso; su personal también necesita descansar, pues ya es muy tarde, y no voy a estar haciendo que otras personas me solucionen la vida, ya no más. Así que le digo que estoy agotada por el sueño, que necesito dormir porque me tengo que levantar muy temprano, y cuando regrese podemos hablar del resto. No le queda de otra, así que corta la llamada con un resoplido. Me instalo en la cama matrimonial que tiene la habitación, en la cual me dejó Hilda antes de irse a dormir. Dice que ella tampoco suele quedarse, pero por estos días lo va a hacer; cuando eso pasa, se queda en la habitación de al lado de la mía, es otra de invitados. También me comentó que hay un cuarto de
ANDREA—¿Tú qué haces aquí?Ignoro por completo al niño cascarrabias. Me ajusto el cinturón de seguridad al lado del chófer, luego me giro y miro a Alexia, le guiño un ojo y ella me sonríe, no cuestiona nada de lo que hago.Antes de subirme al auto, le comenté a Hilda que acompañaría a los mellizos a su colegio, ella rehusó el hecho de que yo hiciera eso, puesto que al señor no le agrada que lo desobedezcan. No desistí en mi idea de acompañarlos y por eso estoy aquí sentada en el asiento de enfrente.El hombre a mi lado se aclara la garganta y ve de reojo el espejo retrovisor, luego dirige su mirada hacia adelante.—¿Listos? —pregunta.—¡Sí! —Alexia grita.—Ya es hora —respondo viendo mi reloj.Axel no dice nada, y en todo el camino se queda en completo silencio. El trayecto es algo largo, tienen que salir de casa antes de las 7:30, para estar 15 minutos antes en la puerta del colegio.Teo detiene el auto en la entrada de la puerta del colegio, sale del auto y abre la puerta de atrás