ANDREADanna me arrastró a los baños del cine. Ella me había llamado la atención por mi constante distracción, si la captó pensé que no se fijaría.—No vamos a salir de aquí hasta que sueltes todo —dicta firmemente, incluso se pone en la puerta para cubrir el paso.—Danna, por Dios.—Nada de que no puedes decirme o que no te pasa nada, porque si te pasa y mucho. Ya son varios días que te veo así y se que no es solo por lo de Alexia, hay algo más.Yo no le conté lo de Alexia, esa parte se enteró por su tío, de hecho ella ya sabía todos los detalles cuando volví a la universidad.—Te lo contaré —digo resignada. Me coloco enfrente del lavamanos y la observo a través del espejo. —Creo que siento algo por mi jefe —murmuro, sintiendo como mis palabras flotan en el aire.Ella abre sus ojos sorprendidos.—¿Sientes algo? ¿A qué te refieres con sentir?, ¿al tipo lo odio pero no puedo dejar de verlo porque es muy guapo?, o sentir de cosas del corazón...—No estoy segura, pero percibo que puede s
ANDREA¿Qué he hecho?Él creerá que me he vuelto loca, y en lo que mi respecta, también opinión lo mismo.Comienzo a retroceder mientras niego. Aterrada con la idea de que él me eche y me insulte, al menos me adelanto antes de pasar la vergüenza más grande de mi vida, aunque la verdad, ya la pasé cuando confesé lo que siento por él.Estoy mal, realmente lo estoy.—Yo… —titubeo. —Quise decir que… lo que quería que supiera era que, que sí, estoy enamorada, de usted y de sus hijos, como es su familia, de sus hijos y así —se me ocurre decir de repente todo tan rápido. —No me refiero a un amor y así, sino una admiración, y cariño por los mellizos ¿si me entiende? —explico algo que ni yo misma comprendo; bueno sí, pero esta no es la forma de decir las cosas.¿Por qué no se me ocurrió decir otra cosa? No sé, como era una broma y ya. Pero no, me gusta complicarme las cosas, en vez de decirle, "ah cayó, todo era una broma". Preferí soltar un discurso que ni él más inteligente podría entender.
ANDREAAhí va la obediente de Andrea con su plato. Entro a la habitación y me dirijo a la silla que está a lado de Alexia, que viene siendo la tercera de un comedor de ocho sillas.—Su lugar es este —dice él, cuando estoy por sentarme. Incluso me quedo en una posición incómoda.Me endurezco y miro hacia donde está señalando con su dedo. Es la silla que está a su lado izquierdo. Tragó saliva, luego me inclino y tomo de nuevo mi plato para ir hacia ese bendito lugar.¿Por qué allí? ¿Por qué me quiere cerca de él?No voy a protestar y ni hacer preguntas, no enfrente de sus hijos. Alexia podría seguir soñando y creyendo que yo tengo un espacio en su familia, y no quiero que siga haciéndose más ilusiones con algo que nunca va a existir.En cuanto me paro a lado de la silla, él se pone de pie, no alcanzo hacer ningún otro movimiento, pues inmediatamente separa la silla de la mesa para que yo tome asiento sin ningún problema.Creo que estoy boquiabierta, he quedado sorprendida, pues no me lo
ANDREANo sabía qué esperar cuando subí al auto de mi jefe, después de que él me indicara con un gesto. Supuse que seguía molesto por lo de ayer. Me miraba con una expresión indescifrable mientras conducía en silencio hacia la universidad. No sabía qué estaba pensando ni qué haría. Tal vez me despediría, me ignoraría o me odiaría por hacerle creer que todo fue una broma. Quizás terminaría sintiendo lástima y me perdonaría por mi torpeza.Pero no, él no decía nada. Solo conducía en silencio. Mi mente divagaba sobre lo que podría pasar. ¿A dónde me llevaría? Este camino no era el que Teo, el chofer, solía tomar cuando me llevaba. ¿Me llevaría a algún lugar abandonado para deshacerse de mí? ¿O tal vez a un hotel para hacerme suya? Sí, veía demasiadas películas románticas. Yo suponiendo cosas, pero él solo conducía sin decir nada.Descarté las dos primeras opciones, sabía que no era un asesino ni un violador. Pero tampoco creía que terminaría en sus brazos, confesándome que también sentía
ANDREAA la hora de mi descanso hice lo que David me dijo que hiciera, fui a ver al profesor de diseño. Por fortuna lo encontré en las oficinas, cuando le pregunté a la secretaria por él, me dijo que ingresará cuando llamo a la puerta, me da la orden de que entre, saludo al profesor cuando entro en la oficina. Él se retira sus anteojos de los ojos y se vuelve hacia mí, fija su mirada en mí y me detalla con ella por un breve momento antes de comenzar hablar.—Supongo que está aquí por lo de su examen perdido —dice con un tono calmado, pero parece haber algo más detrás.—Sí —digo mientras asiento. —Yo no sabía si venir o no, pero el señor…—Lo sé, —me interrumpe. —El señor McKibbon fue tan insistente que no tuve más remedio que decirle que le daré otra oportunidad.—¿Qué? —digo perpleja. —¿Me dará una oportunidad?—Oyó bien —Se aclara la garganta y se coloca de nuevo los las gafas. Me da la espalda, pero continua: —Solo recuérdele al señor McKibbon de nuestro trato, yo no olvido cuando
ANDREAComo lo dije, no me voy a quedar callada, le diré todas sus verdades en la cara. Ya tuve suficiente de sus atrevimientos; no es que sea malagradecida por lo que hizo con mi matrícula, pero con esto ya ha sobrepasado los límites.―¿Entonces tuviste problemas con el profesor de diseño? ―insiste mi amiga. La dejo en su clase y me dispongo a irme, ignorando su interrogatorio. No tengo cabeza para lidiar con sus preguntas, si le respondo saldré mal con ella.―¿Podemos hablarlo en la salida? ―le digo usando un tono calmado.Nunca pierdo los estribos, incluso con ella soy muy paciente, a pesar de que siempre suele acorralarme como los detectives lo hacen con los criminales. Siempre me hace sentir como si ocultara algo malo, ya que por lo general guardo todo para mí.Sí, soy un poco reservada, y me gusta ganarme las cosas por mi esfuerzo, no que me den porque conozco a alguien que tiene el poder para dar órdenes a otros. Al parecer David, no sabe eso de mí, pero ahora cuando lo vea se
ANDREAQuede momentáneamente aturdida, pero pronto, un torbellino de emociones me envuelve y respondo al beso con una mezcla de sorpresa y deseo. Nuestros labios con sincronía, como si ya conocieran ese terreno.No sé cómo es que termine entre sus brazos, comiéndonos con las bocas. Su lengua se desliza dentro de la mía, el beso se vuelve más apasionado, más lleno de hambre y de repente el calor aumenta.Nuestros cuerpos se pegan, en el momento que me sujeta la cintura y me atrae a él, la pasión florece en movimientos sincronizados, nos sumergimos en un torbellino de emociones que nos lleva al punto alto de excitación, o al menos el que yo conozco hasta ahora. El mundo exterior ha desaparecido para los dos, no oímos nada más, que nuestras respiraciones impacientes, incluso el latir de mi corazón que quisiera salirse de mi pecho.Después de unos intensos segundos, David se separa, poniéndole fin a nuestro embriagador beso. Abro los ojos y los fijo en él, una expresión de duda cruza su r
ANDREAAntes de salir de mi dormitorio, me veo por última vez en el espejo. Opté por un vestido, la parte superior ajustada realza mi figura de manera sutil, mientras que los tirantes añaden un toque delicado. La longitud, llegando a las rodillas, lo hace versátil y perfecto, aunque es algo sencillo y cómodo, fue uno de los regalos que me hizo Danna, conociendo mis gustos, así que no es algo atrevido, es discreto y coqueto.Me demoré mucho, ya que también había venido antes Alexia a preguntarme que vestido se me hacía más lindo de los que había elegido para ella, así que le ayude dándole mi opinión y después salió corriendo feliz para irse a cambiar.Solo espero que no esté impaciente su padre, por estar esperándonos.—¡Qué bonita te ves, Andrea! —exclama Alexia con sus ojos pegados en mí cuando llego a la sala de estar. —No como antes que parecía que un camión paso por arriba de ti.Siento un calor en mi cuello y después sube a mi cara. ¿Por qué dice eso?David carraspea mientras des