—No tengo idea de cómo apareció ese dinero en mi cuenta —digo con voz temblorosa, tratando de mantenerme en pie, ya que mis piernas han dejado de sostenerme. —No recibí ninguna transferencia de ese número, no entiendo quién haya puesto ese dinero ahí. Alguien debe de haber hecho esto para incriminarme.Clavo mis ojos en Martina, su sonrisa y esa expresión de satisfacción dejan claro que ella armó todo, ¿pero por qué?, ¿qué le he hecho para que me haga esto y ponga en duda mi reputación con David? Me siento atrapada en una red de mentiras y manipulaciones de la que creo que no podré escapar.No tengo pruebas, nada que me defienda y compruebe mi inocencia, solo mi palabra, pero esa ya no servirá, David no confía en mí.Martina se acerca lentamente, como si disfrutara cada segundo de mi angustia. Sus ojos brillan con malicia mientras observa mi desesperación. No puedo entender por qué ha decidido hacer esto, qué ganaría con arruinar mi vida de esta manera; hacerlo no le garantiza tener l
—¡David! —grito antes de que cruce la puerta de la cafetería, pero por supuesto, él no se detiene.—El estúpido cree que eres mi cómplice —se carcajea la mujer mientras se coloca a mi lado.No voy a dejar que me vea derrotada, así que me giro y la desafío con la mirada.—Esto no se va a quedar así —afirmo sin dudar. —Llegaré hasta el fondo de esto y una vez tenga la verdad en mis manos, te demandaré por difamarme.—Querida —se acerca con cautela y su sonrisa malvada se borra. —No me amenaces, porque te puedo hundir más; esto de aquí no es nada —señala su celular. —Yo sí puedo hacer que te encierren en la cárcel, no por meses, sino por muchos, muchos años.La miro con horror mientras niego y retrocedo para alejarme de esa arpía.—Eres la persona más cruel y despiadada que haya conocido en mi vida. Espero que nunca consigas la custodia de esos pobres pequeños.—Pues prepárate para llorar a mares, querida, porque con esta información que tengo en este celular, no solo puedo destruirte a
Con el corazón destrozado y las lágrimas inundando mis ojos, me quedo paralizada en medio del estacionamiento. La realidad me golpea con mucha fuerza, sus palabras me dejaron sin aliento.Ya todo está perdido, ya los perdí…Me obligo a moverme cuando Danna me llama. Usa un tono bajo, sin embargo, la oigo claro. No quiere despertarme y mucho menos molestarme, pues ella cree que lo hace con solo hablándome, ya que está al tanto de mi horrible estado.Cuando llegue a su casa, llame a la puerta sin avisarle antes que vendría. Ella me recibió con una enorme sonrisa, esperando buenas noticias, supongo, pero mis ojos hinchados y rojos, causados por el llanto, delataron mi condición actual. Eso la alarmo tanto que solo me abrazo y no necesito hacerme ninguna pregunta. Sin duda, es la mejor amiga que puedo tener; nadie me consuela y me apoya como ella.Eso solo hace que me sienta más miserable, no merezco sus atenciones y mucho menos sus preocupaciones. He sido muy cortante y egoísta desde que
DAVIDLlevo días sin poder concentrarme en el trabajo. Ahora no solo es la custodia lo que ocupa mi mente, sino también la discusión que tuve con Andrea en aquel estacionamiento, ha sido la tormenta que ha desatado mis emociones.Soy consciente de que crucé el límite de mis sentimientos. No debí haber sido tan duro con mis palabras. Decidí mentirle a la mujer que amo; le dije que no confío en ella, que nunca lo he hecho. Eso me ha estado matando por dentro, y todo lo hice por dos grandes razones: la primera, para que Martina crea que me tiene en sus manos, y la segunda, para alejar a Andrea de todo esto.Envié a mis abogados a investigar sobre ese dinero que fue depositado en la cuenta de Andrea. No lo hice para salir de dudas, lo hice para obtener más pruebas y de esa forma añadir otro cargo al archivo de Martina.Creí en sus palabras en el momento que me dijo que ella no le pidió ningún dinero a Martina. Definitivamente, me pasé con lo que le dije; no debí haberle dicho que ella era
ANDREAMe apresuro cuando veo a Danna, está hablando con una compañera de su clase.—Llevo rato buscándote por todos lados —interrumpo su conversación.Danna me mira con un gesto confuso.—¿Está todo bien? ¿Te sientes mal? —inquiere preocupada.Como dije, últimamente no me he estado sintiendo bien y Danna se ha dado cuenta, ahora me cuida más que antes.—Estoy bien, te buscaba para otra cosa. ―Mi amiga observa de soslayo a su compañera, para indicarle que nos deje solas. Cuando la joven se va, continúo: ―Se me ocurrió un plan.Danna me observa como si tuviera algo en la cara, luego sacude la cabeza.―¿De qué hablas? ¿Un plan para qué?―Un plan para enmascarar a Martina.―Pero si ya sabemos que es una maldita bruja.―No me refiero a eso, quiero decir para conseguir pruebas que garanticen que ella está mintiendo, que todo lo que dijo sobre David y sobre el dinero que me dio no es cierto.―¿Y tienes un plan, dices? ―Me observa con una ceja levantada. Asiento varias veces mientras sonrío.
ANDREAMartina se sienta frente a mí. Luego de unos minutos, se muestra claramente emocionada por la información que le he dado. Sin embargo, no puede ocultar un pequeño destello de duda en su mirada. Es difícil esta mujer, aún así, ya se ha creído casi todo lo que le digo.—Me alegra que finalmente hayas tomado conciencia del hombre que es David, Andrea —responde, pero noto algo de mentira en sus palabras, queriéndome hacer creer algo que no es—. Siempre supe que David no era bueno, pero mi hija nunca me quiso escuchar, al menos tú sí lo viste justo a tiempo. ¿Qué más me puedes contar?Por supuesto que va a querer más información, más para hundir al padre de sus nietos, pero yo no le daré esa satisfacción. Aquí es donde le voy a dar la vuelta a mi plan. Le dedico una mirada calculadora antes de continuar.—Bueno, sí hay más información, pero pienso que sería mejor contarlo cuando estemos frente al juez. Lo sugiero porque sería más creíble. El abogado de David podría acusarnos de men
—Ya veo —asiento, intentando mostrarme indiferente ante lo que me dice, como si no sintiera ni una pizca de dolor y coraje. —¿Dijo psiquiatra? —Necesito saber si es la misma, tal vez esté pisando terreno peligroso. —¿Por qué no me dijo que la licenciada Flores podía ayudar? Habría intentado mostrarme más accesible en el asunto y amable con ella.—Porque no es ella —confiesa.Me sorprendo. Estaba segura de que ella tuvo que ver. ¿Entonces quién es?—Es un colega suyo, me ayudó con eso, pero ella me pidió que no la nombrara en esa parte del testimonio. Solo mencionaremos que intentó darle terapia a mis nietos y que David se opuso en todo momento.En cierta parte, ella también está involucrada. La única manera de dar con ese médico es por medio de la licenciada Flores. De todas maneras, ya quedó guardado.—Entiendo, entonces ya está lo de comprobar que su hija fue dañada por su ex esposo —comienzo a enumerar, mientras me trago el coraje—. También lo de sus nietos, pero, ¿qué hay de lo de
ANDREANo hay otro lugar donde pueda buscarlo. Él me advirtió que no vuelva a su casa y estoy de acuerdo con eso. No es el momento para que los mellizos me vean; primero debo resolver este asunto y con ellos presentes, no tendré la mente concentrada. Si de por sí ya teniendo a David delante, será complicado hablar con claridad.Cuando cruzo las puertas de ese edificio alto, me dirijo a recepción para preguntar por la oficina de David McKibbon.El joven detrás del mostrador me saluda con cortesía y me pregunta qué se me ofrece. Le doy el nombre de David y le digo que es urgente que me reciba. Al parecer está en una junta, pero eso no quita que me niegue verlo. Me dice que espere en una sala que está cerca de la sala de juntas mientras él termina su reunión.Mientras espero sentada, me pongo a pensar en todo lo que le diré. Seré breve; ya que es mejor que escuche el audio que le voy a entregar. Sin embargo, estoy muy nerviosa, porque no sé si vaya a querer al menos escuchar una parte de