Juntos es mejor

El resto del día nos lo pasamos sin sombra en la casa.

No sabíamos qué hacer, mi cabeza me hacía escuchar los llantos de los gemelos a cada rato solo para recordar que era imposible porque no estaban ahí con nosotros.

La calma nos estaba matando lentamente. Estuvimos un buen rato sentados en el sofá del salón principal mirando la tele sin verla realmente.

Mis ojos estaban perdidos en el abismo al igual que los de Alex, probablemente pensando en alguna forma de recuperarlos lo ante posible.

Tiene que trabajar muy bien en esa apelación. Lo que diga en ese juicio, es lo único que podrá traernos a los bebés de vuelta con nosotros.

Solo Dios nos puede ayudar ahora mismo, espero que esté de nuestro lado, lo necesitamos.

Todavía no sé qué le habrá dicho Ingrid al juez, que mentira habrá inventado para que él haya accedido a darle parte de la custodia los fines de semana, eso es absurdo.

Lo único que me consuela es saber que ella no podrá hacerse cargo de ellos, en cuanto le den una mala
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