Fleur seguía en su habitación encerrada, por más que Bárbara. Su abuela le hablará para comer o para hablar, ella parecía no poder querer salir de su habitación.Lo único que hacía la joven era anhelar y llorar amargamente, pero como no hacerlo, cuando su corazón le dolía cada vez que pensaba en el padre de su hijo.Era reflexionar en Michael y ella sentir la desesperación apoderándose de todo su cuerpo, por lo que su única opción era permanecer en su habitación llorando prometiéndose, que sería la última vez que ella lloraría por ese hombre y aun así sabía que no sería la última vez, pero no podía reconocerse eso.No podía engañarse y al mismo tiempo no deseaba aceptar su realidad. En ese momento era como tener a dos Fleur emitidas en su cabeza.Una que le recordaba que amar a ese hombre estaba mal, y que al amarlo lo único que hacía era manchar la memoria de sus padres, y, por otro lado, la Fleur enamorada de ese hombre que le recordaba lo bueno que había sido con ella y no solo eso
Por supuesto que Michael ya conocía el secreto que le trataba de esconder Fleur. El mismo se había encargado de propiciar que eso ocurriera. Que había sido algo traicionero de su parte hacer algo así, por supuesto que lo era.Pero es que no podía hacer nada, era eso o ver como ella se marchaba, cosa que por nada del mundo permitiría.Michael se encargaría de hacer que Fleur de alguna manera siempre estuviera cerca de él, que hubiera un fuerte lazo entre ellos del cual le fuera imposible escapar.Por eso hizo lo que hizo, y no dudo en cambiar sus pastillas anticonceptivas por pequeñas pastillas de caramelo, era una suerte que Fleur jamás se hubiera atrevido a masticar alguna o se hubiera dado cuenta del cambio de sus pastillas y del engaño por parte de él.Se daba cuenta de que no era la mejor manera de demostrarle a alguien que deseaba estar con ella el resto de su visa, pero tampoco es que Fleur se lo pusiera fácil, porque mientras Michael se daba cuenta de que ella era el amor de su
Había pasado ya una semana desde que el pequeño había sido llevado a su casa.Una semana donde ella disfrutó de volver a estar con él. Era algo gracioso para Fleur él como el rechazo que le acusaba el hijo de Michael el considerarlo un hijo mimado había cambiado a una aceptación total donde ella sentía querer al joven y no solo eso, ella no dudaría en meterse a defender al pequeño como si se tratara de su propio hijo o un miembro más de su familia.Por eso no podía estar más feliz de tenerlo ahí, el pequeño pese a seguir siendo mimado, ya no era el pequeño que ella había conocido con anterioridad, Le gustaba pensar que era porque ella había influido a ese cambio, ahora el pequeño era más considerado, ya no pedía las cosas solo porque las deseara y ala voz de ya.Sobre todo si era comida, ahora el pequeño pedía lo justo y si no se acaba lo que pedía, lo reservaba y ya no lo tiraba, Le encantaba meterse a la cocina con Fleur y preparar su famoso pastel de lo que se encontrara en el refr
Fleur tenía sentimientos encontrados respecto a Michael y lo que había descubierto hacía un par de días atrás. En el fondo ella sabía que estaba mal, que no le dijera nada sobre el hijo que estaba creciendo en su vientre.Debía decírselo, lo sabía, pero aun así no podía hacerlo. Sin importar nada, él y ella no podrían estar juntos. Eran muchas las razones por la cual ella se negaba a aceptar sus sentimientos con Michael.El pequeño Michael se acercó hasta ella para abrazarla, sentir el abrazo del pequeño hizo que ella sintiera una enorme paz, y al mismo tiempo unas inmensas ganas de llorar al pensar que dentro de poco tendrían que separarse.Tal y como Fleur lo había supuesto, el mayordomo llegó a informarle tanto al pequeño como ella que Michael llegaba al día siguiente y que era momento de que el niño volviera.—Fleur, por favor no quiero irme— le pidió el pequeño corriendo a abrazarse a su cintura.—Pero es tu padre, por supuesto que lo que desea verte.—Pero también quiero estar c
Fleur no podía evitar sentir que se ahogaba a cada nuevo paso, que se alejaba de casa de Michael. Un dolor horrible en su pecho se instauró en su corazón, cada paso que daba era una puñalada que ella sentía que se daba a sí misma, aun así su determinación no flaqueo. Sus pasos se volvieron más firmes, era como si el mismo dolor que sentía fuera el combustible que daba impulso a su determinación de mantenerse lejos de ese hombre.Pero su entereza y templanza tenía un precio y era el precio de sus lágrimas recorriendo sus mejillas como dos ríos desbordados que por más que ella trataba de evitar llorar, sus lágrimas más fluían y más empapaban su rostro.Su abuela Bárbara la vio entrar y casi correr hacia el interior de su habitación.El corazón de su abuela se encogió al ver a su niña de esa manera, pese a querer ir a verla y reconfortar a su nieta, no lo hizo,Fleur era una chica que odiaba que le viera llorar, por lo que la dejaría llorar a solas y después subiría con ella a hablar y
Fleur no podía hacer otra cosa más que resistirse, pese a que los hombres eran más fuerte que ella.—Miren a la gatita como lucha — masculló el hombre que fingía como el jefe de los otros cuatro y que empezaba a desabrocharse su cinturón y su pantalón.El miedo invadió a la joven de arriba abajo, estremeciéndola, sobre todo al ver cómo se acomodaba entre sus piernas.Ella cerro sus ojos intentando no ver, pidiendo por un milagro, esta vez estaba segura de que nadie vendría en su ayuda. El caballero oscuro que siempre acudía a ella se encontraba muy lejos de ella y la culpa no era de nadie más que de ella.El aliento de ese hombre llego hasta ella al el inclinarse contra su cuerpo mientras los otros la sujetaban de sus manos y piernas.—¡Alguien que me ayude!— grito una última vez antes de que la mano sucia de ese hombre entre sus piernas tapara su boca, haciendo que ella percibiera aún más cerca el olor de ese sujeto.Un olor que le provocó fuertes arcadas que la hicieron removerse co
El chofer iba a emprender su viaje cuando se detuvo de golpe al ver frente a ellos a Bárbara, la abuela de Fleur estaba agradecida porque ese hombre salvara a su nieta, pero no podía permitir que se la llevara así como así. Por lo que sin pensarlo se colocó a unos metros frente al auto con los brazos abiertos.En las venas de la anciana todavía prevalecía la adrenalina que le había provocado enfrentarse a esos sujetos, los cuales antes de llevarse a su nieta la habían empujado a un lado haciéndola caer. A la anciana le había costado mucho el levantarse y poder caminar, pero lo había conseguido y aunque su nieta estaba a salvo, ahora parecía que estaba siendo llevada a la fuerza a un nuevo lugar lejos de ella, cosa que no permitiría.—No, no iré a ningún lado contigo, Michael, es que tú no puedes hacer lo que desees cuando lo desees— menciono Fleur en el interior del auto. No importaba como, pero ella evitará ir con él.Además, estaba preocupada por su abuela,Michael no podía entender
Fleur no cabía de su asombro ante las últimas palabras de Michael y es que a pesar de que ella sabía que era el líder de templo negro, jamás ella hubiera creído que se comportaría con ella como un verdadero mafioso.Esperaba que él se encontrara jugando con ella de cierta manera, más la mirada de Michael no le dejaba tener ninguna duda de que cumpliría su palabra.—Espero que no te arrepientas después de tratarme de esta manera.Le sentenció ella entrando a la casa.Michael junior se encontraba en ese momento tomando su clase de piano, por lo que fue ver a Fleur y correr a abrazarse a ella.—¡Fleur, Fleur! ¿Has venido a quedarte?La alegría del niño y la inocencia con la que él le preguntaba las cosas hizo que el pecho de la joven doliera. Porque aunque hubiera querido decirle que se encontraba ahí obligada por su padre. No lo haría. Ella no le quitaría el respeto y cariño que tenía por el hombre que consideraba su padre.Michael envió una mirada de advertencia a Fleur al escuchar a