Fleur salió de la casa de su amante con el corazón roto y con lágrimas en los ojos, por suerte el pequeño Michael no se había levantado, eso era algo muy bueno, por lo que no le fue difícil caminar hasta el portón donde ya la estaba esperando el Uber que ella había llamado al salir de la habitación que hasta ese momento había sido como una especie de paraíso para ella ese mes en el que ella se atrevió a soñar.—¿A dónde desea que la lleve, señorita?— le preguntó el chofer de Uber.Ella solo suspira antes de responder—Lléveme a casa, por favor.Por supuesto, Michael dio las instrucciones de que cuidaran a Fleur de lejos en el trayecto que hacía de su casa a la casa donde vivía Bárbara, su abuela.Fleur seguía llorando mientras se alejaba, era un llanto silencioso, y aun así el chofer, no podía dejar de preguntarse, ¿qué podía hacer llorar a si a una mujer como ella? ¿Tal vez las cosas con el hombre que se quedaba en esa casa habían salido mal? ¿O tal vez era algo más? Lo único que sab
Todos podían percibir que su jefe se encontraba molesto, por lo que lo mejor era simplemente hacerse aun lado.Parecía un hombre muy peligroso en ese momento y no era para menos, un imbécil había hecho que todo entre Fleur y él acabará.Estaba siendo muy injusto ¿Pero acaso importaba, por supuesto, que no? Mucho menos cuando Fleur había salido de su casa llorando.Algo no andaba bien y ese algo pronto sería descubierto. Todos se acomodaron una especie de hilera que hizo que Michael pusiera a todos de rodillas.Absolutamente, todos estaban temblando, ya que jamás habían visto a su jefe así de esa manera, tan molesta y furioso con ellos.Sus hombres nada más se veían los unos a los otros viéndose y al mismo tiempo tratando de comprender por qué su jefe se portan así de esa manera.No lograban entender su enfado y es que tampoco era como si deseara contárselos.Solo tenía una pregunta para hacerle a sus hombres en ese momento.—¿Quién fue quien me habló a mi celular hoy por la madrugada?
Fleur seguía sin querer dejar morir la esperanza de poder amar a Michael.Bárbara no entendía el porqué su nieta seguía, insistiendo en sí, estaba segura de que los del templo negro habían matado a su padre.Si bien le había contado que sus padres se habían liado con las personas equivocadas, no le había contado del todo que su padre y su hija eran quienes habían buscado pertenecer a esa organización y le costaba mucho decírselo a su nieta porque le daba vergüenza reconocer que ella también había influido en que ellos tomaran era decisión.No es que ella fuera mala o materialista, pero siempre había soñado con ver a su hija bien, por lo que siempre le echaba en cara al padre de Fleur el no ser una persona rica, como le diría a su nieta que ella había sido en parte la causante de que sus padres se hubieran muerto.—Abuela, por favor, debes de decirme, ¿estás muy segura de que ellos fueron los causantes de la muerte mis padres?Bárbara se levantó de la orilla de la cama donde se encontr
—Lo sé mi niña, sé que esa gente merece la muerte, pero no puedo permitir que tú te manches las manos de sangre, mucho menos con la de esa clase de personas. Por favor prométeme que vivirás tu vida como una persona normal y que dejaras el rencor de lado, no hay nada que envenene más el alma que el rencor.La abuela de Fleur seguía llorando tratando de hacer que su nieta no cometiera el mismo error de sus padres y de ella misma. Dejarse llevar por el dolor y por la avaricia.Esas dos cosas eran veneno puro. Bárbara no solo lo sabía, había sido testigo de cómo su familia fue destruida a causa de esos dos sentimientos.Fleur desistió de la venganza tras ver a su abuela tan mal, aunque no podía perdonar a nadie de Templo Negro, ella tenía que odiarlos, y aunque eso la mataba por dentro, no tenía otra opción.Aunque tuviera que odiar al padre de su hijo. Aunque tal vez odiar a Michael era solo una excusa que ella usaba para no correr de inmediato a sus brazosAsí que decidió que lo odiaría
Míriam no lograba entender cómo es que su amiga había terminado con Michael, pero por más que le pregunto Fleur decía que era lo mejor y cada que insistió su amiga parecía entrar en una desesperación por lo que no tuvo más opción que aceptar lo que su amiga había decidido y dejar que todo fluyera y la mejor manera para Míriam siempre era la de animar y consolar a su mejor amiga por lo que empezó a tratar de hacer que ella saliera, pero fue proponerle salir y Fleur empezar a llorar cada vez más recordando lo que había pasado las heces que ella había salido y la forma que Michael la había rescatado era tanta la desesperación de Fleur que se desmayó.Míriam se quedó a dormir con su amiga, por lo que tras ver que despertar y ver que tenía muy mal aspecto, no tardaron en aliarse ella y la abuela de Fleur para hacer que fuera a ver al doctor, les preocupaba que hubiera pescado algún tipo de infección estomacal o algo mucho peor, con tantas enfermedades que últimamente estaban saliendo.Fleu
Había tomado una decisión, ella sabía lo que su decisión implicaba. No volver a tener nada que ver con ese hombre.Pero una cosa era pensarlo y otra aceptarlo del todo y es que no pasaba día en el que ella no tuviera deseos de ver a Michael.¡Pero no! Ella no volvería con él, volver con alguien como Michael sería un error, uno que no cometería así, tuviera todos los días que llorar por las noches, aunque eso también tenía que parar por el pequeño que estaba creciendo en su vientre.Ella no podía dejar que sus emociones afectarán el desarrollo de su bebé. Debía de ser fuerte.Sin embargo, debió saber que la vida últimamente se estaba comportando con ella como una auténtica perra porque fue decidir eso y Michael decidirse a aparecer al día siguiente.Es como si el destino y el mismo Michael se negaran a qué ella le olvidará.—¡Maldita sea!— maldijo en voz baja Fleur justo en el momento que vio el auto de Michael frente a la entrada de su casa esperándola.¿Acaso ese hombre no podía dejar
Fleur seguía en su habitación encerrada, por más que Bárbara. Su abuela le hablará para comer o para hablar, ella parecía no poder querer salir de su habitación.Lo único que hacía la joven era anhelar y llorar amargamente, pero como no hacerlo, cuando su corazón le dolía cada vez que pensaba en el padre de su hijo.Era reflexionar en Michael y ella sentir la desesperación apoderándose de todo su cuerpo, por lo que su única opción era permanecer en su habitación llorando prometiéndose, que sería la última vez que ella lloraría por ese hombre y aun así sabía que no sería la última vez, pero no podía reconocerse eso.No podía engañarse y al mismo tiempo no deseaba aceptar su realidad. En ese momento era como tener a dos Fleur emitidas en su cabeza.Una que le recordaba que amar a ese hombre estaba mal, y que al amarlo lo único que hacía era manchar la memoria de sus padres, y, por otro lado, la Fleur enamorada de ese hombre que le recordaba lo bueno que había sido con ella y no solo eso
Por supuesto que Michael ya conocía el secreto que le trataba de esconder Fleur. El mismo se había encargado de propiciar que eso ocurriera. Que había sido algo traicionero de su parte hacer algo así, por supuesto que lo era.Pero es que no podía hacer nada, era eso o ver como ella se marchaba, cosa que por nada del mundo permitiría.Michael se encargaría de hacer que Fleur de alguna manera siempre estuviera cerca de él, que hubiera un fuerte lazo entre ellos del cual le fuera imposible escapar.Por eso hizo lo que hizo, y no dudo en cambiar sus pastillas anticonceptivas por pequeñas pastillas de caramelo, era una suerte que Fleur jamás se hubiera atrevido a masticar alguna o se hubiera dado cuenta del cambio de sus pastillas y del engaño por parte de él.Se daba cuenta de que no era la mejor manera de demostrarle a alguien que deseaba estar con ella el resto de su visa, pero tampoco es que Fleur se lo pusiera fácil, porque mientras Michael se daba cuenta de que ella era el amor de su