Anastasia Después de lo que me parecen unas cuantas horas de sueño, despierto entre los brazos de Damien quien duerme profundamente; observo su rostro sereno y una pequeña sonrisa se forma en mis labios al recordar la forma tan tierna en que me hizo el amor, haciendo vibrar mi corazón como nunca nadie lo había hecho en todos estos años.Acaricio su rostro haciendo que se remueva ante mi tacto y en el proceso afloja su agarre en torno a mi cintura, enredando las sábanas en su cuerpo con lo cual me da la oportunidad de levantarme con mucho cuidado y comenzar a recoger mi ropa, me visto con prisa y después de dejarle una pequeña nota de despedida salgo de su habitación tal cual ladrona que no desea ser descubierta; bajo hasta la estancia y antes de apagar las luces que aún permanecen encendidas, tomo mi abrigo para salir al frío aire de la madrugada, donde ya me esperan mis hombres para regresar a mi dura realidad.Los siguientes días, como toda una adolescente, intercambio mensajes c
Un pequeño rayo de Sol se cuela por las cortinas obligándome a abrir los ojos y con mi mano intento cubrirme para continuar durmiendo, sin embargo, el incesante ronquido proveniente de mi acompañante me lo impide, froto mis ojos y observo a Damien quien duerme como si fuese un bebé ajeno a todo el escándalo que hace, pincho su mejilla, pero para el caso es lo mismo, únicamente se remueve solo un poco y sigue durmiendo, lanzo un pequeño suspiro y dado que sé que ya no podré dormir de nuevo me levanto con mucho cuidado. Comienzo a buscar mi ropa, pero cuando recuerdo que esta se encuentra en la estancia, tomo una camisa de Damien que encuentro entre sus cajones, bajo y limpio todo el desorden que dejamos ayer por la noche, una vez que todo está en orden, me dirijo a la cocina, observo el reloj de pared y como es casi seguro que mi acompañante despierte más tarde decido prepararle unas Vatrushkis (empanadas rellenas de mermelada). Me encuentro tan concentrada amasando los ingredientes
—¿Dónde está Ben? —les pregunto a mis hombres en cuanto bajo de la camioneta.—Se encuentra en su habitación, jefa —me informa uno de ellos.Subo corriendo la escalinata de mármol y una vez que me encuentro en el recibidor me dirijo a su habitación, cuando estoy frente a su puerta toco dos veces esperando que me deje pasar.—Puedes pasar muñeca —responde después de unos segundos.—¿Para qué me pediste regresar Ben?—Sé que lo que te diré no te agradará nada, pero tenías que saberlo cuanto antes —me informa Ben dándose la vuelta y observándome con el ceño fruncido.—¿Qué sucedió? —inquiero un tanto inquieta por su respuesta.—Los hombres que vigilaban al imbécil de Sergey me acaban de informar que… hace unas horas lo asesinaron.—¿Qué?, pero ¿cómo sucedió? Me dijiste que los hombres de Şacal lo tenían vigilado —lo acuso tratando de contener mi enojo.—Sabes de sobra que el muy infeliz era una alimaña rastrera, peor de lo que imaginábamos y al final obtuvo lo que merecía —responde pasan
Benedikt Después de que mis hombres revisan el perímetro, bajo de la camioneta y me dirijo a las rejas de esa bodega abandonada que ya conozco de memoria, abro la puerta oxidada y sigo mi camino sin perder tiempo, cuando por fin llego a esa habitación un tanto oculta entre las sombras, veo al hombre que ya espera por mí. —Has llegado tarde mi querido Fiară —me indica Şacal, mirando su reloj y lanzándome una sonrisa burlona. —¿Cómo esperabas que llegase antes si me hablas casi en plena madrugada? —inquiero molesto. —Para alegrarte ese pésimo humor que te cargas, te daré excelentes noticias. —Ya te habías tardado en darme algún informe —lo increpo fulminándolo con la mirada. —Vamos Fiară, que me tienes trabajando como bestia en Polonia y aquí, al mismo tiempo, —lanza una carcajada por su pequeña broma y continúa con sus palabras—: era más que obvio que tardaría un poco más de lo habitual en traerte información; además, creo que después de esto me merezco unas merecidas vacaciones
Con toda la delicadeza de la que es capaz, sus manos suben un poco mi polo, dejando una suave caricia en mi abdomen y enviando un escalofrío a todo mi cuerpo; escucho como lanza una pequeña risita satisfecha con lo que ha logrado para después bajar la cremallera de mi pantalón y liberar mi miembro, el cual salta ansioso por lo que pueda suceder en los siguientes minutos. Siento como su cálido aliento choca con la piel de mi miembro y antes de que pueda detenerla sus labios comienzan una lenta tortura. —¡¿Acaso te volviste loca?! —pregunto aferrándome al timón—. Así no puedo manejar, nos vamos a matar; además, de que alguien nos podría detener. —Claro que puedes gorila, solo es cuestión de que fijes tu vista en el camino y en cuanto a que nos puedan detener, ¿no le da eso un toque de adrenalina a todo esto?, te podría decir que hasta cierto punto es más excitante. Más te vale que no hagas lo que pienso o de lo contrario te dejo con esa enorme erección que se está formando aquí —murm
Anastasia —Nunca pensé que hacer una negociación con este hombre sería tan agotador, —le comento a Ben, masajeando mis sienes—, en caso de que hubiese seguido con su negativa, ya estaba planeando la mejor forma de asesinarlo —confieso tomando el vaso de agua que me deja la azafata. —No sé por qué no me sorprende, me di cuenta de que cada día estabas llegando a tu límite; ese tipo sabe todo lo que perdería en caso de no trabajar con nosotros, somos los mejores proveedores que podría haber encontrado en su miserable vida, por lo que no le quedo más opción que aceptar aun en contra de su voluntad. —Bueno, aún no es seguro que acepte nuestras condiciones —lo contradigo con una pequeña mueca. —Eso ni tú te lo crees muñeca, ambos sabemos que ese as que guardas bajo la manga llamado, Ekatherina Expósito es más que suficiente para obligarlo a cooperar con nosotros. —En eso tienes razón Ben, que esa mujer esté embarazada y lejos de él ha sido lo mejor que nos pudo pasar —respondo con sin
—Está todo listo muñeca, podemos partir en cuanto lo desees —me informa Ben, entrando a mi despacho.—¿Los vigilantes no serán un problema? —inquiero revisando los informes sobre el envío que le hicimos a Belucci hace algunos días.—No, ellos serán como una tumba, además, sabes que tenemos infiltrados a algunos de nuestros hombres.—Perfecto, en ese caso vayamos a darle el último adiós al Primer Ministro.Salimos junto con todos nuestros hombres y tal como lo prometió Ben, otros tantos de nuestros hombres ya resguardan el lugar, nos dejan pasar sin ningún problema y una vez dentro del zoológico Novosibirsk, nos dirigimos a la torre de seguridad.—Está todo listo jefa, hemos desactivado el circuito cerrado del lugar, así como de los alrededores, por lo que nadie podrá relacionarnos con su muerte —me informa uno de mis hombres.—Ben, pide al resto que tomen sus lugares, es seguro que el Primer Ministro, venga con todo un batallón, por lo que debemos de estar preparados por cualquier cos
Damien Tomo las llaves de mi auto para salir con rumbo al cuartel y justo cuando cierro la puerta de mi casa, escucho que alguien grita mi nombre, me giro y veo la cara angustiada de Yasha que corre hacia mí. —Qué bueno que te encuentro, te estuve llamando desde hace una hora, pero nunca tomaste mi llamada —me recrimina poniendo su mano en su pecho en un intento por respirar con normalidad. —¡Lo siento! Ayer terminé sin batería y me olvidé de encenderlo, pero dime, ¿qué sucede? Te noto un poco extraña. —El General Kazakov nos ordenó dirigirnos al zoológico Novosibirsk. —¿Por qué? —inquiero confundido. —Esta mañana encontraron el cuerpo del Primer Ministro, Stanislav Yershov —responde después de guardar silencio por algunos segundos. —¿Cómo que su cuerpo?, ¿qué hacía allí?, ¿cómo fue que murió? —Yasha desvía su mirada, por lo que insisto—: ¿cómo fue que sucedió Yasha? —L-lo encontraron en la jaula de los leones. —¡Con un demonio! —mascullo sosteniéndome de la puerta de mi casa