Anastasia —A veces aún recuerdo cada detalle de lo que sucedió ese día y siempre me causa el mismo dolor y sufrimiento, es una pesadilla constante de la cual no puedo salir, mientras que otras veces es como si tuviese un velo que cubre mis ojos y solo puedo recordar unos cuantos fragmentos —comento pasando de largo y evitando mirar a Damien a la cara. »Cuando mis padres me vendieron a ese burdel, yo no sabía lo que sucedía, estaba tan temerosa que no quería despegarme de mi madre, bueno, si es que se le puede llamar de esa forma a la mujer que te trajo a la vida, pero que también hizo de tu vida un infierno solo por unas cuantas monedas. Ni los animales son capaces de eso con sus crías, muchos de ellos dan su vida, en cambio, a mí me sacrificaron como un vil trozo de carne. Flashback —¿Ea este virgină (es virgen)? —inquiere la mujer mirándome de arriba abajo como si fuese un vil objeto. —Sí, aún lo es. —Es demasiado joven, su cuerpo aún no se desarrolla como debería —comenta la
Damien Durante más de media hora escucho el relato de Ben, sintiendo como mío el dolor con el cual narra cada una de las cosas que presenció hace años, tratando de imaginar el sufrimiento por el que tuvo que pasar una Ana bastante joven a manos de seres despreciables; pero nada me prepara cuando la misma Ana me cuenta con ciertos detalles como esos infelices le desgraciaron la vida. Cuando estoy por acercarme a ella, Ben nos interrumpe, por lo que permanezco en mi lugar, observo como Ana saca algo de uno de los cajones de su escritorio y antes de salir se los entrega a su amigo. —Es momento de marcharnos —murmura su amigo. —Te espero afuera. Entrégale la información que conseguimos de sus padres. —¿A dónde van? ¿A qué información te refieres? —la cuestiono dando un paso al frente. —Este lugar ya no es seguro y además ya no confío en ti. Te haré un último regalo, son las pruebas que has estado buscando sobre el asesinato de tus padres. —Seamos honestos, Ana, tú nunca confiaste
Dunyasha Recuerdo la primera vez que vi a Damien en la academia militar, simplemente mi corazón se paralizó y supe que siempre amaría a ese hombre. Desde lejos lo observaba y algo que me enamoro de él fue la forma en que trataba a todos, siempre era gentil; pero también de carácter fuerte, tal como lo sería un buen líder de pelotón.Con los años nos volvimos amigos y compañeros de trabajo, hasta que después de convivir por tanto tiempo, nuestra relación avanzo a algo más que simples compañeros. Muchas veces me entregué a él no solo en cuerpo, también en alma, pero lamentablemente lo que no empieza bien, tampoco termina de la mejor forma. Damien decidió que era mejor continuar siendo amigos cuando se percató de que mis sentimientos por él iban más allá de algo carnal y aunque en su momento mi ego se fue por los suelos, decidí aceptar para después volver a intentar enamorarlo.Durante algunos meses nos separamos y cuando por fin volvimos a coincidir ya era demasiado tarde, él simplemen
Benedikt Salgo corriendo del departamento de la maldita mujer que me ha traicionado y cuando estoy en mi camioneta intento comunicarme con Ana, insisto por lo menos unas seis veces, sin embargo, en ningún momento me toma la llamada. Desesperado y sin saber a quién más recurrir, decido hablar con la última persona que alguna vez llegue a imaginar.—¡Hola! —responde la voz del otro lado.—Soy Benedikt. Necesito de tu ayuda.—¿Ana está bien? —inquiere al instante.—No, no está bien y es sobre ella que…—¿Qué pasa con ella?—El General Kazakov ya sabe dónde se encuentra Ana y es muy posible que también lo sepa…—¿Cómo que ya lo saben? ¿Cómo ocurrió? Se supone que nadie tenía conocimiento de su verdadera identidad y yo no he dicho nada.—Con un demonio déjame continuar, —vocifero con desesperación, temiendo lo peor—, si lo sabe el General Kazakov por ende el Servicio Federal de Seguridad ya deben de estar al tanto, ahora escúchame bien, si alguna vez amaste a Ana debes de sacarla de ese l
Anastasia —Aunque sucedió hace meses lo recuerdo perfectamente, de tal forma que podría detallarle cómo sucedieron las cosas —me regodeo observando como su rostro pierde color con cada palabra que musito. Flashback —Muñeca, con la novedad de que el Coronel Pavlov desea tener una reunión con nosotros —me informa Ben con una amplia sonrisa en su rostro. —Eso no lo esperaba, ¿sabes de qué se trata? —inquiero con interés. —Al parecer desea hacer negocios con nosotros. —¿Qué tipo de negocios? —No se lo dijo a Viktor, pero al parecer es algo bastante jugoso. Creo que deberías de aprovechar y reunirte con él, es la oportunidad que estábamos buscando. —Organiza todo, pero nosotros le diremos cuándo y dónde será, también pídeles a nuestros hombres que deben vigilar desde antes ese lugar, no quiero sorpresas. […] —Gracias por aceptar verme —comenta el hombre al tomar asiento, cuando escucho su asquerosa voz mi cuerpo reacciona de inmediato, por lo que Ben aprieta mi mano en un inten
»Medios locales han informado que esta mañana se registró un enfrentamiento y una explosión en una casa de seguridad que presuntamente pertenecía a Anastasia Gerasimova, hija del reconocido Konstantin Gerasimov, antiguo rey de la Bratva. »Durante este enfrentamiento hubo varias muertes, entre estas la del General Dimitri Kazakov, el Coronel General Damien Pavlov, la Teniente General Dunyasha Belyayeva, así como otros militares de los cuales aún se desconoce su nombre, Benedikt Maksimov y Anastasia Gerasimova o mejor conocida como La muñeca de Bratva, y con su muerte dando fin a una época de caos y asesinatos nunca vistos. »También se sabe qué momentos antes de la invasión a dicha propiedad, alrededor de todo el mundo, se dio a conocer un turbio pasado lleno de abuso de poder, enriquecimiento ilícito y negocios de dudosa procedencia, entre otros, donde se ven implicados altos mandos de las Fuerzas Armadas y del Servicio Federal de Seguridad. »Cuando se intentó entrevistar a Vasily
BenediktObservo las postales que año con año se han convertido en una pequeña pila que guardo con mucho cariño y vuelvo a releer la primera que recibí hace años procedente de las islas Cook «Sunt liber (soy libre)».Miro con nostalgia la foto que adorna mi escritorio y acaricio el rostro de la mujer que me mira sonriente.—¿Lo ves nana?, al final Ana fue libre, tanto como ella deseaba y tú siempre tuviste razón, enamorarse ese hombre fue lo mejor que le pudo pasar a esa niña que llegó con el corazón y el alma rota a nuestras vidas hace tantos años —expreso poniéndome de pie y guardando la última postal que recibí hace unos días—. Por fin es libre y feliz, como siempre debió de serlo, antes de que esos cerdos mancharan su inocencia.Antes de que pueda seguir sumido en esa pequeña tristeza que se instaló en mí, desde el día en que en esa explosión perdí más de lo que podía soportar, tocan a mi despacho.—Jefe, es hora de irnos —me informa uno de mis hombres.—Vámonos, antes de ver a es
Las peores pesadillas son aquellas en las que se viven constantemente como si fuesen un círculo vicioso del cual no puedes escapar, aquellas dónde no sabes identificar cuál es la realidad y cuál es un mal sueño, esas que te paralizan a tal extremo de dejarte sin habla, sin respiración y hecho trizas, deseando arrancarte la piel para no volver a sufrir, pero sobre todo añorando con todas tus fuerzas que se acaben de una vez por todas.Otras veces esas mismas pesadillas son las que te impulsan a sobrevivir cada día como si fueses un maldito robot sin ánimos para sentir, llorar e incluso vivir, pero que son tu aliciente para llevar a cabo tu más ansiado deseo, tu sed de venganza.Dicen que la venganza es un plato que se come frío, esperando el momento oportuno para atacar y que una vez que logremos nuestro cometido, nuestra alma al fin estará en paz.Pero ¿qué ocurre cuando estás tentada a dejar de lado tu venganza por un hombre que te hace desear estar más viva que nunca, incluso ser ot