—Señora, ¿está bien? ¿Qué le pasó? ¿Se ha pegado en algún lado?No sé en qué momento ocurrió, pero varias enfermeras ya estaban a mi alrededor. Se miraban entre ellas, calladas, intentando consolarme de alguna manera.Seguro sabían que mi esposo, Andrew, me había engañado, y que hasta se había atrevido a arrebatarme, sin piedad, la posibilidad de ser madre.Toda la tristeza que había aguantado por tanto tiempo se me vino encima. Me dejé caer en la cama y lloré sin parar por un buen rato.No sé en qué momento me venció el cansancio, pero, al abrir los ojos, solo Shaina seguía ahí, sentada junto a mi cama, con una expresión llena de burla.—Ya sabes todo, ¿no? —dijo con sorna—. Ahora llevo al hijo de Andrew. El único que tendrá.Agarró una mandarina, la peló con calma y empezó a comer, acariciándose la barriga con intención de herirme. No me quitaba la vista de encima.—¿Desde cuándo están juntos...? —le pregunté con la voz temblando de rabia, mientras apretaba los puños, clavándo
Las palabras de cortesía de Shaina sonaban amables, pero en mis oídos eran más que puro sarcasmo y una descarada provocación.Volteé la cara y, con un gesto seco, les pedí que se fueran.Andrew parecía preocupado, como si temiera que no lo creyera, por lo que, tomándome de la mano, me juró su lealtad una vez más.—Mali, en esta vida solo me casaré contigo. Solo te amo a ti.No tenía ganas de seguir escuchando sus mentiras, así que solo respondí con un «ajá», seco, sin emoción.Andrew apretó los labios, como si estuviera tomando una decisión importante, y respiró hondo antes de continuar:—Mali, esta semana hay una reunión importante en el Conglomerado Merino. Tengo que ir. Iba a ser hoy, pero como te desmayaste, la moví para mañana. Te juro que esta vez tendré el teléfono encendido. Si despiertas y me necesitas, llámame… No importa la hora que sea. ¡Estaré listo para lo que necesites! No me quitaba los ojos de encima, como si quisiera leerme el alma. Y yo no sabía si lo hacía p
Andrew recorrió todo el hospital, pero no encontró ni rastro de mí. Luego, manejó como loco hasta nuestra casa para seguir buscándome.Pero en casa, por supuesto, ya no quedaba nada mío.Desesperado, me llamó, me mandó mensajes… pero ya lo había bloqueado y eliminado de mi vida.Con rabia, rompió el acuerdo de divorcio que le dejé y ni siquiera le prestó atención a las llamadas y mensajes de Shaina.—Malaya, no importa dónde te escondas, ¡te voy a encontrar, malagradecida!Finalmente, llegué a un lugar donde el sol siempre brilla.Cada día tomaba el sol, sentía la brisa en mi pelo, y caminaba libre entre la gente.Después de unos días de descanso, fui a una clínica local a hacerme un chequeo completo.Dentro de mí… ya no había útero.El médico notó que me sentía mal y trató de consolarme. Yo solo sonreí y le dije que estaba bien.Pero, ¿cómo no iba a doler? Esperé tanto a ese hijo que nunca llegó.Cuando era pequeña, nunca fui querida en casa.Siempre traté de entender por qué mis padr
—Mali, por fin te encontré… ¡Ven a casa, sabes que te extraño! —dijo Andrew, con la voz ronca y los ojos enrojecidos.El hombre que antes era tan seguro de sí mismo, ahora parecía totalmente agotado.Me agarraba el brazo con fuerza, como si pensara que, si me soltaba, iba a desaparecer de su vida otra vez.—Solo fui a una reunión… ¿cómo pudiste irte del hospital así? ¿Fue porque no hice las cosas bien, qué pasó?¿O es que… ya no me amas?Solo me reí. Muy convenientemente, se olvidó de todas sus mentiras, y aún se atrevía a decirme que ya no sentía nada por él.Al ver que no respondía, su voz se volvió aún más triste.—Mali, por favor… dame otra oportunidad. Te lo juro, esta vez va en serio. ¡Voy a vender la empresa si hace falta! Solo quiero estar contigo, vivir la vida que tú quieras vivir, pero contigo…—¿Vender la empresa? Lo que quieres es darle todo a Shaina y al hijo que esperan, ¿no es así?Andrew me miró, sorprendido. Su mano se soltó de mi brazo, como si hubiera perdido fuerza
No sé en qué momento se mudó, pero mi nuevo vecino resultó ser un tipo llamado Caleb Robin.Desde que se mudó, mi casa se llenó de risas que hacía mucho no escuchaba.Veíamos películas, comíamos juntos, viajábamos… como si fuéramos amigos de toda la vida. Estar con él se sentía tan natural, me sentía muy cómoda.En las notas de su celular, él iba anotando las cosas que me gustaban y las que no.Cada vez que me venía el periodo, él, sin decir nada, me preparaba la comida con todo el cariño del mundo.En algunos momentos, me distraía tanto que hasta llegaba a confundir su sombra con la de Andrew Merino.Pero sabía que no eran iguales.Caleb era atento, cálido, y jamás perdía la paciencia con nadie.Recuerdo que alguna vez me dijo que había alguien que le gustaba.Después de una pequeña inundación en los apartamentos, me vi obligada a vivir bajo el mismo techo que él.El momento en que más se me aflojaban las lágrimas era cuando veíamos películas románticas después de cenar juntos.—¿La c
Andrew irrumpió como un tigre hambriento, empujó fuerte a Caleb y se plantó frente a mí.—Decías que no me habías engañado, ¿cierto? Entonces, ¿quién es este tipo?—Te busqué por cielo y tierra para encontrarte y tú… te vas a vivir con otro hombre.—¡Malaya, eres una perra!Caleb se puso serio. A pesar del golpe que recibió en el brazo, se paró frente a mí para protegerme.—Ella puede hacer lo que quiera con su vida. No vengas a decir idioteces, animal. ¡Vete de mi casa ahora!Andrew levantó el puño, pero Caleb lo detuvo, sujetándolo con fuerza.—¿De verdad crees que si te convences de que soy una infiel, eso te da derecho a no hacerte responsable por lo que hiciste?—¿Esa es tu solución, Andrew?—¡Eres un imbécil completo! Me mentiste durante tres años. Y en todo ese tiempo, jamás te dio nada de culpa.—Solo tenías miedo de que alguien te descubriera, de que te juzgaran, y te repetías una y otra vez que lo que hacías no era tan malo.—Eres un cobarde. ¡Un completo cobarde!—Malaya, si
Una semana después, estaba trabajando como voluntaria en un centro comercial, en una actividad para recaudar fondos para los niños del orfanato.Nunca imaginé que me encontraría con Shaina.Estaba parada a lo lejos, con los ojos hinchados de tanto llorar, sin dejar de mirarme.Cuando vio que la ignoraba, por fin se me acercó.—¿De verdad lo vas a dejar así como si nada? Él hizo tanto por ti… Después de leer el informe, ¿todavía crees que todo fue culpa suya?—Ese informe… lo pegó página por página con sus propias manos. Desde que supo que estabas enferma, cada vez que lo revisaba… lloraba como si no hubiera un mañana.Hice de cuenta que no la veía, que no la escuchaba, y bajé la cabeza para seguir organizando las cosas en la mesa.—Malaya, Andrew te necesita. Solo te pido que no dejes que me saquen de la empresa. ¡Puedo cambiarme de puesto, irme a cualquier otro lugar! Pero necesito ese dinero para mantener a mi hijo…—Sus problemas no son de mi importancia. Ustedes no tienen nada que
Volví a casa un poco antes y empecé a empacar mis cosas.Fui a la cocina, saqué los ingredientes y me puse a hacer la cena.Cuando casi estaba lista, Caleb llegó a casa.Se sentó en silencio a la mesa, observándome mientras me ocupaba con las ollas y sartenes.Le puse un plato humeante de tacos de pollo. Lo miré mientras devoraba frente a mí.Cada bocado parecía decirme lo mucho que le gustaba.—Mali, tranquila. Esa gente … ya no te va a molestar más —dijo Caleb, como si hablara del clima.Al ver que no respondía, levantó la cabeza para mirarme.—Esta será la última vez que comamos juntos.Lo miré como si nada, con una sonrisa tranquila, observando cómo comía.—Malaya, estás diciendo cosas muy raras últimamente. Pero si se pudiera… solo si se pudiera, podrías pensar en mí —dijo de repente.—¿Y esa persona que te gustaba? ¿Ya no vas a ir tras ella?Lo miré fijo, y él no apartó la mirada de la mía.—Si no hubiera dicho eso en su momento, jamás me hubieras dada algo de confianza.Los homb