Guarda el teléfono en espera de ver quién es el que viene en dicho auto, pero no reconoce a nadie de los que se bajan y vienen hasta donde él se encuentra.—Buenas tardes.—Buenas tardes,¿quién es usted si me permite saber y que quieren esta casa?—Néstor Guzmán es mi nombre. Soy el prometido de Adele y me dijeron que estaría aquí en esta casa esperando por mí.—¿Cómo dijo? ¿El prometido de Adele? ¿Y por qué habría de estar en esta casa? — pregunta el señor Thompson dándose cuenta que es al tipo que le vendieron a su ex nuera.—¿ Y usted quién es?— Soy el señor Thompson, padre del dueño de esta casa Christian Thompson, que fue el ex prometido de Adele, y que actualmente se encuentra felizmente casado con Isabella Sardino y tiene dos hijos. Así que aquí no va a encontrar a su prometida, que ya hace mucho tiempo que no la vemos por todo esto. —Responde firmemente mirando al hombre a los ojos, que mira la casa como si quisiera penetrar en ella. El señor Thompson mira las intencio
Christie observa al hombre que tiene delante de ella sonriente, muy seria. Mira a su guardaespaldas personal que asiente con la cabeza, y se marcha a realizar lo que ella le ha mandado hacer.— Por favor señor Néstor, pase a mi oficina. Abre la puerta dándole paso para después introducirse y dejarla abierta, hasta sentarse detrás de su buró, llamando a su secretaria diciéndole que le traiga algo de beber a los señores. Luego de acomodarse, lo mira directamente a los ojos y le pregunta.—¿A qué debo su visita? Si vino a hablar de su prometida, le digo que perdió su tiempo, no sé nada de ella.—No he venido a hablar de Adele, he venido para avisarle que voy a invertir en su empresa, bueno para hacerle más sincero, voy a comprar todas las acciones que están en venta de la misma.—¿A qué acciones usted se refiere? Nuestra empresa en estos momentos no está vendiendo ningún tipo de acciones.—No, pero lo estarán en unos momentos.—¿A qué se refiere? Hable claro para poderle entender.—
Mientras Isabella llama una y otra vez a Christian, sin obtener ningún tipo de respuesta porque no puede comunicarse. En lo que trata de calmar a sus hijos que están gritando asustados ante los grandes golpes y tumbos que da el yate de un lugar a otro, cuando escucha el grito de Marta llamando a su papá. Toma a sus hijos sin importarle el peligro y corre hacia el puente desesperada.—¿Qué pasó con papá Marta, qué pasó con papá?—¡Isabella! ¿Te volviste loca? ¡Baja para el camarote con los niños, te puede llevar una ola como hizo con papá!—¡¿Qué?!De pronto se escucha un enorme golpe que hace que el yate se detenga por un momento y todos son arrastrados hacia adelante.—¿Qué pasó Marta?—¡Chocamos con un arrecife Isabella, chocamos! Grita en lo que trata de maniobrar, siendo golpeada por las olas y mirando como se acercan peligrosamente los que los persiguen.—Las armas Bela, ¿dónde las dejaste?—¡Chicas, corran, tenemos que abandonar el yate, se está hundiendo! —les grita Rodrigo
Christie ha llegado a la casa junto con su guardaespaldas, y corre a abrazar a David y se echa a llorar, porque se ha enterado de lo que le pasó a su hermano. —¿Cómo está mamá? ¿Ya se enteró? —No le he dicho nada. ¿Qué fue lo que te pasó? Y no me digas que nada, porque tu secretaria me llamó.—Ese estúpido hombre que compró a Adele, se metió en mi oficina amenazándome con no dejarme salir, si no firmaba los papeles de matrimonio con él.—¿Qué? ¿Y dónde estaban tus guardaespaldas ?—Los había mandado a averiguar dónde estaba Adele, pero papá me llamó para avisarme de lo que le había pasado a Chris, que viniera a cuidar a mamá y lo mandó enseguida y me rescató por ese elevador que te empeñaste en que hiciera personal en mi oficina.—Ese hombre es muy peligroso Cristi, tienes que cuidarte a partir de ahora de él —le dice volviendo a abrazarla protectoramente.—Ya se lo dije, señor David, qué debe de cargar un arma con ella, pero no me hace caso— interviene el guardaespaldas pe
Por otro lado, en el hospital por fin terminan con la operación de Christian y los sacan para el salón de recuperaciones, en lo que el doctor sale a conversar con el señor Thompson, que regresó tan pronto aseguró las oficinas de su empresa y puso en alerta a la policía sobre Néstor, el cual su hija la lo llamó para decirle que se encontraba allá en la entrada de la casa, dando aviso a la policía.—¿Y bien doctor? ¿Cómo resultó todo? ¿Lograron extraerle el tumor a mi hijo? ¿Se recuperará? ¿Perderá la vista? ¿por qué se demoraron tanto? —lo llena de preguntas el señor Thompson.—Nos demoramos mucho más, porque nos dimos cuenta que del accidente que tuvo tenía un pequeño desgarro en la glándula hipófisis —explica on micha paciencia el neurocirujano— la cual fue creando una bolsa que se fue endureciendo y se convirtió en ese pequeño tumor y gracias a Dios, no es nada malo, ni siquiera era un tumor.—¿Qué quiere decir con eso, doctor? ¿Cómo qué no era un tumor? ¿Y entonces que era?—Se
Muchos piensan que tener de todo lo material en la vida es lo más importante, sin embargo, cuando en realidad perdemos aquello que nos da sentido en nuestra existencia es que comprendemos lo importante qué son, y de lo que somos capaces de hacer por tenerlos de nuevo. Santiago había logrado que el yate pequeño que luchaba encarecidamente contra el otro de los maleantes, y que al ver cómo sus compañeros se habían retirado al chocar y hundirse el que los dirigía, los habían dejado tranquilos y enfilado hacia la costa. Por lo que ahora recorría el mar desesperado, tratando de localizar la balsa salvavidas dónde iban sus hijas y sus nietos con dos de los hombres que había enviado su padre. La tormenta no había cesado todavía, y las olas eran muy grandes haciendo casi imposible que divisaran nada a lo lejos en medio de la oscuridad. Sin embargo, él no se rendía y seguía el rumbo que le habían dicho sus hombres en lo que trataba de hablar con su padre.—Jefe, el radio está roto
Dice indicando una pequeña abertura entre las enormes piedras que rodean la isla, Marta enfila directo hacia allá, siendo golpeada la balsa violentamente por las olas que cada vez se vuelven más grandes, temiendo que sea volcada contra los arrecifes y que se ahoguen todos. Rodrigo hace un gran esfuerzo, se pone de pie para ayudarla con la palanca del motor que le hace una gran fuerza y entre los dos logran enfilar hasta pasar la primera muralla de arrecifes, sintiendo como el motor se apaga.—Tenemos que seguir nadando. —¡Yo no sé nadar! —dice aterrada Isabella.—¿No sabes nadar?—¡No!—Marta, me lanzaré al agua y trataré de impulsar la balsa.—Usted no puede, lo haré yo —contesta ella. Y sin esperar más, se amarra rápido una soga de la cintura y se lanza al agua, al tiempo que Rodrigo sube el motor y trata de ayudarla cómo puede. Viendo cómo se hunde una y otra vez mientras nada con todas sus fuerzas impulsando la balsa más y más hacia la orilla. Hasta que al fin siente como t
El señor Thompson mira a Adele sin poder creer que se encuentre allí, está muy disfrazada casi irreconocible. Ésta le sonríe como si nada, mientras saca un cigarro.—Apaga eso, aquí no se puede fumar. ¿Por qué no me respondiste cuando te llamé, y cómo sabías que estaba aquí?—¿Crees que no iba a seguirlos después que me hizo salir de su casa de la manera que lo hizo? ¿Cómo está Christian, qué le pasó?—Lo acaban de operar de un tumor en la cabeza.—¿En serio?—Sí, vamos a la cafetería para conversar lo que vamos a hacer, no quiero que nadie te vea aquí hablando conmigo y vayan a ir a contarle algo que no es a mi esposa. Además, que Christie se puede aparecer por ahí y no te gustaría para nada que se encuentre contigo, está apunto de meterte un tiro entre ceja y ceja.—¡No sé por qué está tan furiosa conmigo, si ella misma fue la que quiso que yo estuviera con Christian, prácticamente me ayudó a enamorarlo! —¡Exactamente por eso te odia tanto! Dice el señor Thompson poniéndose