Santiago mira las fotos una y otra vez, pasa las páginas sin poder creer en lo que ve. ¿Cómo no se dio cuenta antes? ¡Es imposible que sea verdad esto que está pensando! Deja a los niños en el portón, y corre a montarse en su auto. Maneja como un maniático hasta la casa de sus padres, entra y va derecho a su cuarto. Busca todas las fotos que tiene guardadas en una gaveta, y sigue sin poderlo creer. Va hasta la habitación de sus padres, y busca un álbum dónde está Isabella desde que era una una bebé y sigue sin poderlo creer. ¡No…, no…, eso es imposible, imposible! Se dice una y otra vez comparando cada foto. Se echa a llorar desconsoladamente por un largo período de tiempo, sin poder entender todavía cómo fue tan ciego para no darse cuenta durante veinticuatro años, casi veinticinco que va a cumplir su hija.Todavía dudando de lo que ve, o lo que cree, que ha descubierto. Toma todas las fotos y regresa a casa de Christian, va derecho al despacho donde se encuentra su pa
Como por ejemplo su forma de tratarla, su odio por ella. Nunca comprendió eso de una madre. También, que no quisiera darle más hijos a Santiago. Nunca le gustó esa mujer, pudo ver desde el primer instante que la conoció, que iba detrás de la fortuna de su hijo. Pero de ahí, a que hiciera una cosa como esta va un gran trecho, no pueden precipitarse. Tienen que estar muy seguros antes de dar cualquier paso. Llama a sus hombres, y le da mayor seguridad a su nieta y a su hijo. Por suerte, a pesar de lo estúpido que se comportó, ahora ha despertado. Hizo muy bien en ponerle a Adrián junto a él, ese chico ha hecho un excelente trabajo con su hijo, se dice.Vuelve a realizar otra llamada, quiere saber, para comenzar su investigación. Ahora se arrepiente de no haber ayudado a su hijo en su búsqueda, pero ahora lo hará. No descansará hasta encontrar la verdad.—Familia Rivera.—Buenos días. Es Santiago Sardino. ¿Puede ponerme, con el señor Rivera por favor?—Un momento, señor Sardino.—Oigo,
Marta mira a Santiago y luego a Isabella y se echa a llorar desconsoladamente, esta última corre abrazarla sin entender lo que le está pasando. La hacen beber un vaso de agua, y esperan que se calme pacientemente. Al fin ella logra hacerlo, se limpia la cara con un pañuelo que le ofrece su padre y de pronto le toma una mano y hace el intento de ir a arrodillarse delante de él, pero éste es más rápido y se lo impide.—Perdón padre, perdón. Debí decirle todo antes de que me hiciera su hija —dice llorando de nuevo.—No tienes que hacer eso Marta, solo tienes que decirme qué es lo que está pasando. Cuando te ofrecí ser mi hija, estaba consciente de todas las responsabilidades que eso conlleva. Es mi deber como padre cuidarte, pero es tu deber como hija decirme todos los peligros que te acechan de los que yo no tengo la menor idea. Vamos, cuéntame quién es ese tipo que te persigue.—Cuando mis padres murieron, me recibieron unos amigos de ellos, y luego que cogieron todo el din
Al día siguiente, después de dormir la mañana en el hotel junto a David. Y de bajar a desayunar al restaurante, Christie se dirige en el auto de sus guardaespaldas a la casa de su hermano, que la está esperando en compañía de Isabella y los niños que al verla bajar, corren y se abrazan de ella felices. Ella inmediatamente le da los regalos que le llevaba, y se pone a jugar con ellos.—Hola Chris, ¿no piensas saludarnos a nosotros? —pregunta Christian. —David, no sabía que ibas a venir con mi hermana. Dice Christian alargando la mano para saludarlo, la cual estrecha David al tiempo que le contesta.—Yo tampoco sabía que iba a venir con tu hermana, la fui a ver justo en el momento en que iba a salir para acá y como había dedicado el fin de semana para estar con ella, vine. Espero que no te moleste, que me haya aparecido en tu casa sin ser invitado.—Y yo espero que esto que se tienen ustedes dos, sea serio. No me gustaría que jugaras con mi hermana.—Yo creo que soy yo la que j
—Entonces queda todo decidido — dice Christie— a partir de la próxima semana, comenzaré a mudar toda la empresa para acá. Viviremos como hacían los abuelos aquí en esta ciudad, papá después te explico todo lo que he hecho para recuperar la empresa, ahora solamente quiero hablar con mamá y pasarla bien, estoy muy cansada de trabajar tanto, todos estos días que he estado allá, ¿de acuerdo? —De acuerdo hija, en un final yo estoy pensando retirarme, para llevar a pasear a tu mamá a todos los lugares que ella quiera por el mundo, se lo debo. Ya es hora de que nosotros descansemos y ustedes asuman, así que es tu decisión de ahora en adelante lo que suceda con esa empresa, es de ustedes. —Dice el señor Thomson muy serio.Los demás se retiran dejándolos solos, conversando felices sin ninguna preocupación para que la señora Thompson se mantenga calmada. Cuando al fin ella se duerme, el señor Thompson junto con sus hijos se dirigen al despacho para analizar ciertas cosas que los tiene
Santiago se queda en silencio observando a Isabella, que lo mira fijamente esperando que él le conteste la pregunta que le ha hecho. ¿Qué le quiso decir con aquello? Ella realmente está muy molesta con todo lo que está sucediendo entre ellos, a pesar que ama con locura a su padre, sigue pensando que está siendo muy injusto con su madre, en esto del divorcio. Su padre suelta todo el aire y se inclina hacia delante decidido a contarle algo, pero antes que esto suceda, Isabella comienza a gritarle.—¡Mira papá, yo no había querido meterme en nada de lo que ustedes están haciendo! ¡Pero eso que me acabas de decir, es el colmo! —Comienza a hablarle muy furiosa Isabella por primera vez en su vida. — Es verdad que no me parezco en nada a mi madre, porque salí a mi abuela, o a ti, o no sé a quién. Eso no quita el hecho que sea la hija de Eva Giménez, la cual estuvo casada contigo por más de veinticuatro años y te ha estado soportando durante todo este tiempo tus cosas. Estoy conscien
Y con la misma se marcha, dando un portazo, dejándolos a todos mirándose sin entender qué es lo que le pasa. Christian corre detrás de ella, que ha ido a refugiarse en los brazos de su abuela llorando, que los mira a todos sin entender qué es lo que está pasando. —¿Qué es lo que pasa aquí? —pregunta el abuelo entrando en ese momento que estaba en la terraza. —¿Qué tiene Isabella? ¿Y esa gritería que acabo de oír en el despacho? ¿Qué le hiciste, Christian?—No le hice nada abuelo, ella escuchó una cosa que creo que la entendió todo mal, tiene que dejar que le expliquemos lo que sucede.—¿Dime ahora mismo qué cosa es?Le pide el abuelo muy serio, pero antes que Christian responda, su padre viene junto con su hija, y dice seriamente.— Todo es mi culpa señor Sardino. Isabella escuchó cuando le decía a mis hijos, de qué Adele me estaba chantajeando con decirle a mi mujer, lo del rapto de la novia de Santiago, Susan. Ahora me culpa de todo lo que ha pasado su padre y ella duran
Se ponen todos rápido de pie, al verla caminando sujeta de Eugenia, y la acomodan rápidamente en un sillón, mientras la observan expectantes. Sobre todo el señor Thompson, que no puede creer lo que acababa de escuchar de los labios de su esposa. Nunca imaginó que ella supiera nada de eso, a pesar que ella sabía que estaba enamorado de Susan, jamás le habló de lo que había hecho en su intento por arrebatársela a Santiago.—¿Qué quieres decir con eso mamá? — le pregunta Christie—Yo escuché todo lo relacionado con ese intento de secuestro, la vez que fui a avisarle a tu padre de que estaba embarazada de ti —le cuenta a Christian que la mira también incrédulamente— estaba enfrascado en discutir con sus guardias de seguridad, y yo desde afuera de la puerta, lo escuché todo. Por eso fue que me marché y no le dije nada sobre mi embarazo.—¿Ese fue el motivo? —pregunta sorprendido el señor Thompson. —¿Por eso nunca me dijiste nada?—No sé si tú lo recuerdas querido, pero en la boda