—Entonces queda todo decidido — dice Christie— a partir de la próxima semana, comenzaré a mudar toda la empresa para acá. Viviremos como hacían los abuelos aquí en esta ciudad, papá después te explico todo lo que he hecho para recuperar la empresa, ahora solamente quiero hablar con mamá y pasarla bien, estoy muy cansada de trabajar tanto, todos estos días que he estado allá, ¿de acuerdo? —De acuerdo hija, en un final yo estoy pensando retirarme, para llevar a pasear a tu mamá a todos los lugares que ella quiera por el mundo, se lo debo. Ya es hora de que nosotros descansemos y ustedes asuman, así que es tu decisión de ahora en adelante lo que suceda con esa empresa, es de ustedes. —Dice el señor Thomson muy serio.Los demás se retiran dejándolos solos, conversando felices sin ninguna preocupación para que la señora Thompson se mantenga calmada. Cuando al fin ella se duerme, el señor Thompson junto con sus hijos se dirigen al despacho para analizar ciertas cosas que los tiene
Santiago se queda en silencio observando a Isabella, que lo mira fijamente esperando que él le conteste la pregunta que le ha hecho. ¿Qué le quiso decir con aquello? Ella realmente está muy molesta con todo lo que está sucediendo entre ellos, a pesar que ama con locura a su padre, sigue pensando que está siendo muy injusto con su madre, en esto del divorcio. Su padre suelta todo el aire y se inclina hacia delante decidido a contarle algo, pero antes que esto suceda, Isabella comienza a gritarle.—¡Mira papá, yo no había querido meterme en nada de lo que ustedes están haciendo! ¡Pero eso que me acabas de decir, es el colmo! —Comienza a hablarle muy furiosa Isabella por primera vez en su vida. — Es verdad que no me parezco en nada a mi madre, porque salí a mi abuela, o a ti, o no sé a quién. Eso no quita el hecho que sea la hija de Eva Giménez, la cual estuvo casada contigo por más de veinticuatro años y te ha estado soportando durante todo este tiempo tus cosas. Estoy conscien
Y con la misma se marcha, dando un portazo, dejándolos a todos mirándose sin entender qué es lo que le pasa. Christian corre detrás de ella, que ha ido a refugiarse en los brazos de su abuela llorando, que los mira a todos sin entender qué es lo que está pasando. —¿Qué es lo que pasa aquí? —pregunta el abuelo entrando en ese momento que estaba en la terraza. —¿Qué tiene Isabella? ¿Y esa gritería que acabo de oír en el despacho? ¿Qué le hiciste, Christian?—No le hice nada abuelo, ella escuchó una cosa que creo que la entendió todo mal, tiene que dejar que le expliquemos lo que sucede.—¿Dime ahora mismo qué cosa es?Le pide el abuelo muy serio, pero antes que Christian responda, su padre viene junto con su hija, y dice seriamente.— Todo es mi culpa señor Sardino. Isabella escuchó cuando le decía a mis hijos, de qué Adele me estaba chantajeando con decirle a mi mujer, lo del rapto de la novia de Santiago, Susan. Ahora me culpa de todo lo que ha pasado su padre y ella duran
Se ponen todos rápido de pie, al verla caminando sujeta de Eugenia, y la acomodan rápidamente en un sillón, mientras la observan expectantes. Sobre todo el señor Thompson, que no puede creer lo que acababa de escuchar de los labios de su esposa. Nunca imaginó que ella supiera nada de eso, a pesar que ella sabía que estaba enamorado de Susan, jamás le habló de lo que había hecho en su intento por arrebatársela a Santiago.—¿Qué quieres decir con eso mamá? — le pregunta Christie—Yo escuché todo lo relacionado con ese intento de secuestro, la vez que fui a avisarle a tu padre de que estaba embarazada de ti —le cuenta a Christian que la mira también incrédulamente— estaba enfrascado en discutir con sus guardias de seguridad, y yo desde afuera de la puerta, lo escuché todo. Por eso fue que me marché y no le dije nada sobre mi embarazo.—¿Ese fue el motivo? —pregunta sorprendido el señor Thompson. —¿Por eso nunca me dijiste nada?—No sé si tú lo recuerdas querido, pero en la boda
Al llegar a su habitación, Isabella mira a Christian todavía apenada y avergonzada por lo que hizo, este sin decirle nada, viene y la abraza muy fuerte, escuchando como ella se echa a llorar en su hombro, sin que medien palabras.—Todo va estar bien Bella, te lo prometo, no dejaré que le pase nada a nuestros hijos. Tienes que hacer un esfuerzo en calmarte, todos te amamos y nadie quiere hacerte daño, ni a ti ni a tu madre, y mucho menos a nuestros hijos. Ella no dice nada, sigue abrazada del cuerpo de su esposo que la deja sin apartarla hasta que se decide llevarla hasta la cama y hacer que se acueste mientras despacio la ayuda a cambiar de ropa. Está realmente preocupado del comportamiento que tuvo ella, tampoco usual en su persona. Eso es el primer síntoma, de que ella está llegando a los límites que puede soportar. Deberá cuidar muy bien de su esposa se dice, porque es capaz de cometer una locura y su madre aprovecharse de eso. Aunque está consciente que ella no cree n
Grita Eva aterrada, al ver a los secuaces que ella conoce muy bien, no son los que acostumbra a traer por el día y que todo el mundo conoce. Son aquellos que aparecen nada más cuando él personalmente los llama, y que nadie quiere ver ni encontrarse en sus manos.—Yo había venido hoy a conversar civilizadamente contigo —comienza hablar fríamente—, ¿y que me encuentro? Tú, con tu amante gastando todo el dinero que te dejé para que comieras y pagarás todas las cuentas en un casino—¡No es así Santiago, solo tomé unas copas y me encontré con Oswaldo allí! No pasa nada de lo que insinúas —dijo haciéndose la ofendida.—Eva, que yo dejara pasarlo no me hace un estúpido ni un tonto, sabes muy bien que nunca estuve enamorado de ti. Ahora bien, ustedes dos me han ahorrado un gran trabajo. ¿Quiero que me expliquen, cómo es posible que todas las propiedades de los pequeños mercados, casas que me diera mi papá, que están a nombre de Isabella, mío y algunos hasta en el de mi padre, estén
Adele llevaba muchos días encerrada en su jaula de oro como le había puesto. Néstor entraba y salía de la casa como quería, a cualquier hora de la noche o el día, todo lo contrario a ella que solamente podía salir cuando él la sacaba a pasear. Por lo que le pidió que la llevará a trabajar con él, pensando que así podría estar libre y tener una oportunidad de escapar o al menos avisarle a Luis lo que estaba pasando. Pero su decepción fue muy grande cuando llegó a la empresa y vio que era peor todavía que la casa. Pues al menos en aquella podía pasear por el amplio jardín que tenía aunque fuera muy vigilada por todos los sirvientes y hombres de su dueño. En cambio, en la empresa la habían metido en una gran oficina muy moderna de cristal, dónde era vista desde todos los ángulos que miraran, lo que la hacía sentir vigilada todo el tiempo. Y para colmo, todos los obreros tenían prohibido entrar con teléfonos celulares a la empresa, solamente podían utilizar los que estaban en l
Para su alegría, Luis no se demora mucho en encontrarla, se abrazan y se besan felices. Adele se echa a llorar en los brazos de él que le estrecha fuertemente mientras la acaricia con cariño.—¿Dónde estabas Adele? ¿Para dónde te llevó ese tipo? Me he cansado de buscarte por todas partes y no te encontraba. No sabes lo desesperado que estaba todos estos días tratando de encontrarte y al mismo tiempo, escondiéndome de mi padre, que me anda buscando como loco por lo que hicimos.—Me tenía encerrada en una jaula de oro, es decir una casa que me compró en las afueras de la ciudad donde me tenía vigilada con una pila de sirvientes. No sabes lo que tuve que hacer para poder escapar. Tenemos que irnos de aquí Luis porque estoy segura que él me va a encontrar, es muy poderoso tiene mucho dinero por eso compré pintura para cambiar el color de mi cabello, ¿no podemos irnos ahora mismo?—¿Tienes dinero? Yo le di todo lo que conseguí a mamá y a Vivian, para que se fueran para Suiza como h