Después que pasara todo lo del malentendido el escuchar lo que decía Christian de su padre en la oficina, y que aclararan los dos las cosas, Isabella lleva días pensativa tratando de recordar todo lo que hacía o decía su madre desde que tiene uso de razón. Muy a su pesar, comienza a darle la razón a su esposo y a su padre. Su madre, es mucho peor de lo que ella se imagina. Y entre sus hijos y su madre siempre escogerá a los primeros, eso debe protegerlos de ella.Cómo es sábado, se han quedado en la casa para disfrutar en familia de un día de descanso. Están todos sentados en la terraza mirando como los niños corren por el jardín felices detrás de su padre, y de su tía Christie, cuando ven entrar a un taxi y todos se fijan para ver de quién se trata. Para sorpresa de todos ven como Eva desciende del mismo con todas sus maletas.El primero en reaccionar es Santiago, que se pone de pie y camina muy rápido hacia ella, que avanza y lo abraza y lo besa delante de todos.—¿Eva, qué h
Después de llevar a Eva para el apartamento y dejarla allá para ir a reunirse con sus hombres, a los cuales puso a investigar a su esposa, de la cual quiere saber todo de ella. Cosa que jamás hizo, quiere saber desde el día que nació al detalle hasta el presente. No sabe por qué, aún cuando se enteró de que lo drogaba por años. De que había hecho una terapia para que él fuera dependiente de ella. Por Isabella, quería seguir casado, y porque le parecía que eran demasiados años de matrimonio en que había aprendido según él a amarla, para tirarlos por la borda. Sin embargo, desde que la oyera deseándole la muerte a su querida madre, y ahora que era sospechosa de querer secuestrar a sus nietos, algo dentro de él se rompió. Todo el amor que creyó sentir por ella, se desvaneció de golpe. Ahora sin ese velo, puede ver a la real Eva. Una mujer muy egoísta que no se detuvo ante nada para lograr sus objetivos. Según el informe que tiene en sus manos, ella abandonó a sus padres y los dejó morir
—Hice todo lo que pude, pero no fue suficiente —sigue contando la prima de Eva, visiblemente afectada por la perdida de sus tíos. —Ambos murieron de un simple virus que habían adquirido, por no tener dinero para comprarle la medicina. Así, que si tienen que ver con ella, tienen que cuidarse mucho, sé que tiene relaciones con la mafia y debe muchísimo dinero a gente muy peligrosa. Eso fue lo último que me dijo Reginaldo de ella, que me lo encontré por casualidad en la calle y me dijo que ya no trabajaba ni quería saber nada de Eva, porque él no se metía en asuntos de secuestro de niños. Y esta era la segunda vez que ella lo iba a hacer, en la primera le había salido muy bien, pero esta vez era a familias muy poderosas.—¿Secuestro de niños?—Sí, eso dijo.—¿Sabes dónde podemos encontrar a ese Reginaldo?—No, pero ese día me dijo que se iba de la ciudad, que nunca más iba a regresar y que me cuidara de Eva, que jamás la buscara si quería permanecer con vida.Tanto Santiago como Ad
Santiago mira las fotos una y otra vez, pasa las páginas sin poder creer en lo que ve. ¿Cómo no se dio cuenta antes? ¡Es imposible que sea verdad esto que está pensando! Deja a los niños en el portón, y corre a montarse en su auto. Maneja como un maniático hasta la casa de sus padres, entra y va derecho a su cuarto. Busca todas las fotos que tiene guardadas en una gaveta, y sigue sin poderlo creer. Va hasta la habitación de sus padres, y busca un álbum dónde está Isabella desde que era una una bebé y sigue sin poderlo creer. ¡No…, no…, eso es imposible, imposible! Se dice una y otra vez comparando cada foto. Se echa a llorar desconsoladamente por un largo período de tiempo, sin poder entender todavía cómo fue tan ciego para no darse cuenta durante veinticuatro años, casi veinticinco que va a cumplir su hija.Todavía dudando de lo que ve, o lo que cree, que ha descubierto. Toma todas las fotos y regresa a casa de Christian, va derecho al despacho donde se encuentra su pa
Como por ejemplo su forma de tratarla, su odio por ella. Nunca comprendió eso de una madre. También, que no quisiera darle más hijos a Santiago. Nunca le gustó esa mujer, pudo ver desde el primer instante que la conoció, que iba detrás de la fortuna de su hijo. Pero de ahí, a que hiciera una cosa como esta va un gran trecho, no pueden precipitarse. Tienen que estar muy seguros antes de dar cualquier paso. Llama a sus hombres, y le da mayor seguridad a su nieta y a su hijo. Por suerte, a pesar de lo estúpido que se comportó, ahora ha despertado. Hizo muy bien en ponerle a Adrián junto a él, ese chico ha hecho un excelente trabajo con su hijo, se dice.Vuelve a realizar otra llamada, quiere saber, para comenzar su investigación. Ahora se arrepiente de no haber ayudado a su hijo en su búsqueda, pero ahora lo hará. No descansará hasta encontrar la verdad.—Familia Rivera.—Buenos días. Es Santiago Sardino. ¿Puede ponerme, con el señor Rivera por favor?—Un momento, señor Sardino.—Oigo,
Marta mira a Santiago y luego a Isabella y se echa a llorar desconsoladamente, esta última corre abrazarla sin entender lo que le está pasando. La hacen beber un vaso de agua, y esperan que se calme pacientemente. Al fin ella logra hacerlo, se limpia la cara con un pañuelo que le ofrece su padre y de pronto le toma una mano y hace el intento de ir a arrodillarse delante de él, pero éste es más rápido y se lo impide.—Perdón padre, perdón. Debí decirle todo antes de que me hiciera su hija —dice llorando de nuevo.—No tienes que hacer eso Marta, solo tienes que decirme qué es lo que está pasando. Cuando te ofrecí ser mi hija, estaba consciente de todas las responsabilidades que eso conlleva. Es mi deber como padre cuidarte, pero es tu deber como hija decirme todos los peligros que te acechan de los que yo no tengo la menor idea. Vamos, cuéntame quién es ese tipo que te persigue.—Cuando mis padres murieron, me recibieron unos amigos de ellos, y luego que cogieron todo el din
Al día siguiente, después de dormir la mañana en el hotel junto a David. Y de bajar a desayunar al restaurante, Christie se dirige en el auto de sus guardaespaldas a la casa de su hermano, que la está esperando en compañía de Isabella y los niños que al verla bajar, corren y se abrazan de ella felices. Ella inmediatamente le da los regalos que le llevaba, y se pone a jugar con ellos.—Hola Chris, ¿no piensas saludarnos a nosotros? —pregunta Christian. —David, no sabía que ibas a venir con mi hermana. Dice Christian alargando la mano para saludarlo, la cual estrecha David al tiempo que le contesta.—Yo tampoco sabía que iba a venir con tu hermana, la fui a ver justo en el momento en que iba a salir para acá y como había dedicado el fin de semana para estar con ella, vine. Espero que no te moleste, que me haya aparecido en tu casa sin ser invitado.—Y yo espero que esto que se tienen ustedes dos, sea serio. No me gustaría que jugaras con mi hermana.—Yo creo que soy yo la que j
—Entonces queda todo decidido — dice Christie— a partir de la próxima semana, comenzaré a mudar toda la empresa para acá. Viviremos como hacían los abuelos aquí en esta ciudad, papá después te explico todo lo que he hecho para recuperar la empresa, ahora solamente quiero hablar con mamá y pasarla bien, estoy muy cansada de trabajar tanto, todos estos días que he estado allá, ¿de acuerdo? —De acuerdo hija, en un final yo estoy pensando retirarme, para llevar a pasear a tu mamá a todos los lugares que ella quiera por el mundo, se lo debo. Ya es hora de que nosotros descansemos y ustedes asuman, así que es tu decisión de ahora en adelante lo que suceda con esa empresa, es de ustedes. —Dice el señor Thomson muy serio.Los demás se retiran dejándolos solos, conversando felices sin ninguna preocupación para que la señora Thompson se mantenga calmada. Cuando al fin ella se duerme, el señor Thompson junto con sus hijos se dirigen al despacho para analizar ciertas cosas que los tiene