Lo peor que le puede pasar a una madre, es saber que sus hijos corren peligro. A partir de ese momento, tu corazón siempre late apresuradamente. Tienes que convencerte por ti misma, que tus hijos están bien. Pierdes la confianza en todas las personas a su alrededor. Te vuelves obsesiva. Te crees, que la única persona que los cuida bien, eres tú. Si hasta ese momento, ellos ocupaban el noventa y nueve por ciento de tus pensamientos diarios. A partir de ahí, ocupan todo tu tiempo. Tus pensamientos. Tu respiración. Dejas de ser tú, para convertirte en la sombra de ellos. Eso es lo que estoy pasando yo en estos momentos. Y aunque, veo a todos cuidando de ellos. Solo cuando los tengo bajo mi mirada, es que me siento realmente tranquila.Retrospectiva.Los niños están muy felices porque van a empezar la escuela. Los hemos puesto en una muy buena particular. Christian les ha puesto guardaespaldas. Porque dice, que sus hijos siempre van a correr peligro por ser quien es él. En un principio,
—No sé abu, estoy aterrada. Tengo pesadillas, de que le cortan las manos a mis hijos cada noche.—Bella, te repito. ¡Eso nunca va a pasar! ¡Tienen que matarnos a todos, para llegar a ellos!—¿Y si me voy para el extranjero, a un lugar que nadie me conozca?—¡No vas a hacer eso! ¡Correrían más peligro! ¡No los podría proteger, como lo hago aquí!—Pero abu, ¡si lo hacemos bien!—Bella, ¿vas a estar escapando y huyendo la vida entera? ¿Esa es la vida que quieres para tus hijos? ¿Qué crezcan temerosos y asustados? Porque, ¡ellos sentirán y se darán cuenta de lo que está pasando! ¡Y ese miedo que sientes tú, pasará a clavárseles en el corazón de ellos!—¡No, no quiero que ellos sientan esto que estoy sintiendo Abu!—Pero es lo que ya está pasando. ¡Míralos, no quieren ir a jugar fuera de la casa! Solamente te miran a ti, preocupados y asustados. Saben que algo está pasando. ¡Los niños pueden sentirlo!Miro a mis hijos, que están tirados en el piso, no muy lejos de mí jugando, pero tranquil
Después de pasarse toda la mañana en el juzgado con el abogado, y luego de muchos trámites. Logran terminar de inscribir a los niños a nombre de Christian, que no se tranquilizó hasta que logró hacerle todos los papeles, y cambiarlos en el sistema nacional a sus apellidos. Y no bastándole eso, fue con el abogado y frente a un notario, los hizo sus herederos universales. Isabella protestaba diciendo que no tenían necesidad de hacer todo en un día, pero él no quería dejar de pasar la oportunidad. Le hizo prometer a su esposa que esperarían que los niños fueran adultos para decirles que no era su verdadero padre biológico.—¡Al fin Bella, no lo puedo creer, que mis hijos son realmente ahora míos! ¡Gracias Bella, muchas gracias! Decía Christian con las identidades de sus hijos y demás papeles en sus manos y no se cansaba de llamar a todos los lugares que, según él, debían de conocer que tenía dos hijos. Isabella lo había dejado por imposible, y ahora, al ver la honesta y sincera alegrí
—¿Estás seguro Chris? ¿Qué era yo esa chica? —pregunta entusiasmada Isabella, ya su suegro lo había dicho, aunque honestamente no lo creyó. Pero que lo recuerde, Christian es otra cosa. —¿No te engañas amor? ¿De veras recuerdas?—¡Sí, Bella, soñaba contigo! ¡Con verte cada domingo, en tu casa del árbol! ¡Lo recuerdo Bella muy claro! ¡Siempre, con aquellos vestidos llenos de vuelos y tu pelo con el lazo rosa en el lado derecho que yo te lo cambiaba para el izquierdo! ¿Lo recuerdas lo furiosa que te ponías por ello?—¡Es verdad Chris, te acuerdas de mí! —Es ahora Isabella quien grita entusiasmada, al recordar ella también ese hecho que él describe. —¡Siempre traía ese lazo, me encantaba! ¡Oh, Dios Chris, te acuerdas de mí de verdad, ya no es una mentira, realmente me recuerdas! ¡Felicidades, amor! ¿Te acuerdas de algo más? Y le salta arriba sin importar que están en medio del parqueo, rodeados de guardias, y personas que los observan curiosos, llenándolo de besos. Por su parte, Christi
Cuando tenía dieciocho años, sus padres cayeron en la bancarrota. No eran millonarios, pero tenían una buena vida. Ella tenía todo lo que quería, y no era fea, pero tampoco era la más bella de la escuela, ese puesto lo ocupaba un encantadora chica que trataba a todos por igual y creía que todos a su alrededor eran buenas personas y la trataban con honestidad por ser quien era, no por su dinero ni por su belleza. Su hermosura era tal que tenía a todos los chicos de la escuela detrás de ella, pero en su vida solo existía amor para el chico más guapo y malo de la institución, Santiago Sardino, y para rematar, era el que tenía más dinero y lo botaba a manos llenas. Nadie comprendía cómo era que ella, la reina de la belleza en todos los fines de año, la chica más educada y fina. Era la novia del chico malo, que no la pensaba dos veces para enredarse a golpes con quien fuera, que tenía fama de estar enredado con la mafia, y que para sorpresa de todos, le era fiel. Susan Rivera, desde que
Su amiga, tenía terror a sus padres, pero confiaba en Santiago locamente. Y lo había citado para pedirle que adelantaran la boda antes de que sus padres se enteraran de lo que había hecho. Eva sacó dos pasajes y le dijo que se iría al extranjero con su madre. Le pidió que la acompañara al aeropuerto, y con ayuda de un amigo planeaban que se la llevarían drogada.Pero la noche antes de marcharse, en la que debía su amiga encontrarse con su novio, ella le mandó un mensaje a Santiago rompiendo con él, este se emborrachó, en la misma barra donde la esperaba. Llamaba constantemente a Susan, que dormía por un somnífero, que le había echado en el té. Ella tomó la llamada, y fue a su encuentro en el bar que se encontraba en un hotel. Subió con él a una habitación. Se acostó desnuda a su lado, después de desnudarlo. Al otro día, montó todo un drama llorando, diciendo que había abusado de ella y que había perdido la virginidad con él, cosa que la mancha de sangre, que ella había sacado de u
Eva, toma su teléfono y llama a su esposo Santiago, pero este no le coge la llamada. Está preocupada, es la primera vez que le pasa eso. Tendrá que regresar a la casa de nuevo, piensa. Solamente posee, unos cuantos miles, en una cuenta bancaria que tiene a su nombre. No quiere gastar ese dinero. ¡Maldición! Tengo que retrasar todo ahora. Sigue avanzando hacia su habitación cuando recibe una llamada.—Hola.—Hola señora Eva, es Luis.—¿Luis? ¿Qué quieres?—Me pregunto si tiene tiempo para reunirse conmigo y con Adele, se me ocurrió otro plan, que puede que le interese. —Luis, ahora no puedo, tengo otra cosa en mente. Te llamo después, avísame cuando vayas a hacer lo que me dijiste.—No vaya a hacer algo como lo que hizo Adele, tenemos que estar muy bien coordinados. No es cualquier enemigo el que tenemos delante, es muy poderoso.—Está bien, ahora te dejo, tengo que resolver algo. Siguió avanzando hasta encontrarse en la habitación, sin dejar de pensar analizar los posibles pasos a
Cuando consideró que le iba a ser útil para algo, la sacó de la escuela. Pero otra vez, las cosas no habían salido como esperaba. Luis, en su estupidez, lo había echado a perder el trabajo que tanto le había costado realizar. E Isabella, en vez de llamar a su padre, haciendo posible que ella se enterara a tiempo e impedir que escapara. Había pedido ayuda a su abuelo, que anuló su matrimonio, y la desapareció del país, dando al traste con sus planes, de hacerse de la fortuna del viejo. Ni siquiera su esposo había colaborado en su empeño de encontrar a su hija. Más bien le parecía que se alegraba de que ella se hubiera ido con sus padres. Y ahora, que había regresado y ella pensó que podía volver a venderla a un postor mayor. Estaba casada, nada menos, que con el heredero más codiciado de la alta sociedad. Christian Thompson. Y no solo eso, ¡le tuvo dos hijos! ¿Cómo hizo la tonta de Isabella para pescarlo? Eso, de seguro, había sido obra del viejo Sardino. Recordaba que era el mejor