El viaje a Santiago estaba lleno de sorpresas para ambos, ya que cada uno era encargado de sorprender a su pareja con la elección de alguna actividad. El reto estaba en que apenas se conocían, por lo que tenían que adivinar cuales eran sus gustos, pasiones o hobbies.
Hugo fue el primero en elegir, aprovechando que la noche anterior supo sobre su pasión por la arquitectura y las obras de arte, primero la llevo a visitar el museo Diego Velázquez, una de las casas más antiguas en Latinoamérica, donde pudieron ser testigos de la morada que sirvió al colonizador español durante su residencia en Cuba.
Se comportaban c
A la mañana siguiente, Ana se levantó muy temprano para reservar un original tour gastronómico por la Ciudad de Santiago, en el cual visitarían el museo del ron, la Casa de la Trova y terminarían la noche disfrutando un show en el Club Tropicana.Al regresar a su habitación se percató de que Hugo seguía dormido. Se quitó la ropa y se acostó junto a él para que no sospechara que había salido. En cuanto se había recostado, Hugo se despertó y se subió sobre su cuerpo.—¿Intentabas escapar nuevamente de mí princesa? —Comenzó a hacerle cosquillas y Ana comenzó a reír y a negar. —eso espero que la próxima vez será peor. —La atrapo con un beso que le arrebató el aliento.Ambos se encontraban completamente desnudos, ella con su respiración entre cortada comenzó a recorrer el
Al llegar al aeropuerto, se dirigieron a la sala exclusiva donde les revisarían su documentación antes de tomar el vuelo particular que los llevaría a Varadero. Hugo esperaba que Ana realizara algún gesto o hiciera algún comentario por el hecho de viajar en un avión privado, pero este nunca llego. Ella estaba acostumbrada a realizar viajes privados durante sus reuniones de negocios.Al abordar el avión, ambos se percataron que el único tripulante del vuelo sería el piloto.— Buenos días señores, espero que no les incomode viajar sin sobrecargo. El cambio de hora nos tomó desprevenidos y el Sr. Mateo nos confirmó que no habría problema.—No hay problema, y te agradezco por hacernos el favor de venir por nosotros con tan poco tiempo de anticipación.—No es ningún problema. Les pido que tomen asiento y partiremos enseguida.<
Hugo llego al hotel donde se hospedaba su familia sintiéndose derrotado, no entendía la pronta negativa de su chica para quedarse con él unos días más. Al verlo llegar solo al restaurante Cassie corrió hacia él. —¿Dónde está Ana? — Ella intentaba buscarla con la mirada por todo el lugar.—Se quedó en el hotel donde se hospedaban sus amigos, mañana se va a Florencia. A la mañana siguiente la pareja bajo a desayunar, eran pasadas las 10 de la mañana y por la hora tan tarde, Hugo tenía la esperanza de no encontrarse a sus familiares, al llegar al restaurante vieron a lo lejos a toda la familia reunida. —Actúa como que no los ves y vamos a desayunar a otra parte— expreso Hugo en un susurro, mientras se escondía detrás de un poste. —¿Y crees que así los vamos a engañar? —Ana le seguía el juego escondiéndose junto a él. —Si nos unimos a ellos, no podremos separarnos el resto del día. —Hugo, Ana dejen de jugar a las escondidas, ya los vimos. —Grito Gina y la pareja no tuvo más remedio que salir de su escondite y acercarse a la mesa familiar donde se burlaban de ellos por su fallido intento por desaparecer. —Buenos días familia. — Ambos tomaron su lugar en la mesa. —Buenos días Chicos, es un gusto verte de nuevo Ana—saludo amablemente la señora Eugenia. —Buenos días señora, me alegro de verlos nue12
Amanecieron abrazados, desnudos, felices y satisfechos, como cada una de las mañanas desde que estaban juntos. Hoy sería un día lleno de nostalgia, ya que sería el último que pasarían juntos en Varadero.Ambos se habían divertido y disfrutado el tiempo que habían disfrutado uno al lado del otro, no tenían duda de que se extrañarían, aún no habían hablado sobre su futuro, era un tema que ambos evitaban.Hugo colocaba un gel hidratante sobre la espalda bronceada de Ana quien se encontraba acostada boca abajo.— No quiero salir hoy de la cama, hasta que se ponga el sol— Hugo comenzó a reír, mientras continuaba acariciando la espalda de Ana.—Nuestros sobrinos nos van a extrañar hoy en la playa y en el tobogán de la albercaAna comenzó a reír, esos diablillos la habían adoptado como
Tantos recuerdos cruzaron por la mente de Ana en ese momento, recuerdos amargos de cuando su anterior marido le propuso matrimonio por primera vez, ella se sentía feliz, con grandes expectativas que con el tiempo se fueron diluyendo. Aun no se sentía preparada para un nuevo matrimonio.Una cosa era seguirse viendo de vez en cuando, pero otra muy diferente formalizar una relación con una promesa de matrimonio. Aun se encontraba insegura por muchas cosas, sobre todo por su imposibilidad de ser madre, ese era el mayor de todos sus temores. Tenía la esperanza de que con el tiempo y la distancia se fueran olvidando uno del otro quedando solamente como grandes amigos.Aun con lágrimas en los ojos, Ana se arrodillo ante Hugo, con manos convulsas tomo el estuche que contenía un hermoso anillo para cerrarlo.—Lo siento—La voz le temblaba. —Yo, yo, no puedo aceptar esta proposición. —Se soltó
12 semanas, incrédula seguía mirando la ecografía de esos pequeños seres que se formaban en su vientre mientras corría una lagrima por su mejilla. En ninguno de sus embarazos previos había llegado tan lejos, pese a que el doctor ya le había dicho que todo marchaba bien con la gestación de sus bebes, sentía miedo de perderlos. Sonreía mientras recordaba aquella tarde cuando descubrió que estaba embarazada. Después del viaje a Cuba, decidió quedarse un par de semanas en Lisboa, necesitaba pensar y aclarar su mente en cuanto a lo sucedido, se reprochaba lo cobarde que había sido al abandonar a Hugo de esa manera. Una mañana mientras caminaba viendo los aparadores de las tiendas en la Rua Augsta se encontró a Valente, un joven arquitecto que había trabajado con ella en varios proyectos. —¿Qué gusto verte por aquí hermosa? —se acercó a ella fundiéndose en un cariñoso abrazo que culmino dándole un beso en la mejilla. —¡Valente! Justo estaba pensando en ir a
No podría creer lo que veían sus ojos desde el mirador de su despacho, tomo el teléfono para pedir la lista de asistentes para el evento de esa noche donde se celebraba la tradicional fiesta de fin de año del club. Él mismo había revisado a detalle cada uno de los integrantes que conformaban aquel listado de invitados, no había manera de que se colara a la fiesta y menos con él. ¿Acaso había asistido para restregarle su nuevo romance?Después de ver aquellas fotos donde salía abrazada y siendo cortejada por Valente Carvalho supo de inmediato que lo que había vivido en la Habana con ella había sido una farsa.Aún recordaba la furia con la que llego a Los Ángeles dos semanas después del viaje a Cuba. Tenía prisa por llegar al restaurante y hablar con Luciana, ella era la única culpable de lo que le había sucedido, ella y su est&uacut