A la mañana siguiente la pareja bajo a desayunar, eran pasadas las 10 de la mañana y por la hora tan tarde, Hugo tenía la esperanza de no encontrarse a sus familiares, al llegar al restaurante vieron a lo lejos a toda la familia reunida.
—Actúa como que no los ves y vamos a desayunar a otra parte— expreso Hugo en un susurro, mientras se escondía detrás de un poste.
—¿Y crees que así los vamos a engañar? —Ana le seguía el juego escondiéndose junto a él.
—Si nos unimos a ellos, no podremos separarnos el resto del día.
—Hugo, Ana dejen de jugar a las escondidas, ya los vimos. —Grito Gina y la pareja no tuvo más remedio que salir de su escondite y acercarse a la mesa familiar donde se burlaban de ellos por su fallido intento por desaparecer.
—Buenos días familia. — Ambos tomaron su lugar en la mesa.
—Buenos días Chicos, es un gusto verte de nuevo Ana—saludo amablemente la señora Eugenia.
—Buenos días señora, me alegro de verlos nue
Amanecieron abrazados, desnudos, felices y satisfechos, como cada una de las mañanas desde que estaban juntos. Hoy sería un día lleno de nostalgia, ya que sería el último que pasarían juntos en Varadero.Ambos se habían divertido y disfrutado el tiempo que habían disfrutado uno al lado del otro, no tenían duda de que se extrañarían, aún no habían hablado sobre su futuro, era un tema que ambos evitaban.Hugo colocaba un gel hidratante sobre la espalda bronceada de Ana quien se encontraba acostada boca abajo.— No quiero salir hoy de la cama, hasta que se ponga el sol— Hugo comenzó a reír, mientras continuaba acariciando la espalda de Ana.—Nuestros sobrinos nos van a extrañar hoy en la playa y en el tobogán de la albercaAna comenzó a reír, esos diablillos la habían adoptado como
Tantos recuerdos cruzaron por la mente de Ana en ese momento, recuerdos amargos de cuando su anterior marido le propuso matrimonio por primera vez, ella se sentía feliz, con grandes expectativas que con el tiempo se fueron diluyendo. Aun no se sentía preparada para un nuevo matrimonio.Una cosa era seguirse viendo de vez en cuando, pero otra muy diferente formalizar una relación con una promesa de matrimonio. Aun se encontraba insegura por muchas cosas, sobre todo por su imposibilidad de ser madre, ese era el mayor de todos sus temores. Tenía la esperanza de que con el tiempo y la distancia se fueran olvidando uno del otro quedando solamente como grandes amigos.Aun con lágrimas en los ojos, Ana se arrodillo ante Hugo, con manos convulsas tomo el estuche que contenía un hermoso anillo para cerrarlo.—Lo siento—La voz le temblaba. —Yo, yo, no puedo aceptar esta proposición. —Se soltó
12 semanas, incrédula seguía mirando la ecografía de esos pequeños seres que se formaban en su vientre mientras corría una lagrima por su mejilla. En ninguno de sus embarazos previos había llegado tan lejos, pese a que el doctor ya le había dicho que todo marchaba bien con la gestación de sus bebes, sentía miedo de perderlos. Sonreía mientras recordaba aquella tarde cuando descubrió que estaba embarazada. Después del viaje a Cuba, decidió quedarse un par de semanas en Lisboa, necesitaba pensar y aclarar su mente en cuanto a lo sucedido, se reprochaba lo cobarde que había sido al abandonar a Hugo de esa manera. Una mañana mientras caminaba viendo los aparadores de las tiendas en la Rua Augsta se encontró a Valente, un joven arquitecto que había trabajado con ella en varios proyectos. —¿Qué gusto verte por aquí hermosa? —se acercó a ella fundiéndose en un cariñoso abrazo que culmino dándole un beso en la mejilla. —¡Valente! Justo estaba pensando en ir a
No podría creer lo que veían sus ojos desde el mirador de su despacho, tomo el teléfono para pedir la lista de asistentes para el evento de esa noche donde se celebraba la tradicional fiesta de fin de año del club. Él mismo había revisado a detalle cada uno de los integrantes que conformaban aquel listado de invitados, no había manera de que se colara a la fiesta y menos con él. ¿Acaso había asistido para restregarle su nuevo romance?Después de ver aquellas fotos donde salía abrazada y siendo cortejada por Valente Carvalho supo de inmediato que lo que había vivido en la Habana con ella había sido una farsa.Aún recordaba la furia con la que llego a Los Ángeles dos semanas después del viaje a Cuba. Tenía prisa por llegar al restaurante y hablar con Luciana, ella era la única culpable de lo que le había sucedido, ella y su est&uacut
Ana se dedicó a analizar el lugar, como buena arquitecta se le ocurrían algunas adecuaciones para mejorar la distribución de las personas y sobre todo acústica del lugar. Se sentía ansiosa, comenzaba a dudar que fuera buena idea irlo a ver, y más en una noche tan especial, pues seguramente Hugo ya tenía otros planes. Se disculpó un momento con sus amigos y se retiró hacia los sanitarios, necesitaba alejarse un momento del ruido y de la multitud del lugar. Al entrar al área de servicio se sorprendió de la majestuosidad del lugar, ya que se dividía en dos secciones, la primera era una sala decorada con grandes espejos donde las damas se dedicaban a cotillear mientras se arreglaban el maquillaje y la segunda sección era el área donde se encontraban los W.C. y lavabos. Tomo una toalla, la mojo con agua fresca y después de exprimirla se la coloco detrás de su cabeza a la altura de la nuca, el deseo de volverlo a ver se acrecentaba más y más en ella. —Ana ¿
Hugo se enamoró de la mujer equivocada, quien destruyó sus ideales acerca de las relaciones en pareja. Su mayor anhelo era formar una familia y creyó haber conseguido que ese sueño se volviera realidad hasta que su novia, por vanidad, decidió abortar perdiendo la vida en la sala de un hospital.Desde entonces perdió todas las esperanzas de volver encontrar el amor.Todo se va de cabeza cuando durante un verano en Cuba Hugo conoce a Ana María, una mujer decidida, acostumbrada a su soledad y a qué el destino le arrebate lo que más ama en la vida.¿Podrá continuar su relación más allá del verano?
La música electrónica ambientaba el lugar, las luces brillaban en medio de la oscuridad, las personas se aglomeraban a las afueras esperando poder entrar al famoso Golden Bar.Era una noche más en el club más exclusivo de la ciudad, solo gente de elite era bienvenida en ese lugar. Para poder ingresar se requería realizar una reservación hasta con meses de anticipación, la administración contaba con un estricto control de los invitados para garantizar la seguridad de los asistentes.El Golden Bar se dividía en dos secciones, el restaurante, catalogado con 5 estrellas Michelin, mantenía su estatus gracias a l
El sol iluminaba las calles de la Habana, era su tercer y último día en esa maravillosa ciudad, en días anteriores había podido visitar los lugares más emblemáticos de la capital cubana y seguía asombrada con los diferentes estilos de la arquitectura colonial del lugar. Caminaba por el Paseo de Martí, durante su recorrido solía quedarse unos minutos admirando los edificios para hacer unos dibujos o tomar algunas fotos para poder enseñárselas a su madre cuando estuviera de regreso a casa, los vehículos clásicos de las décadas de los 40s y 50s llamados “almendrones” eran otro atractivo turístico, en ocasiones se sentía como si estuviera atrapada en un set de una película antigua, solo le hacía falta un eterno enamorado, que luchará por ella y le dijera que serían felices para siempre. —Cómo si eso existiera. —