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Capitulo 2: ¿Con quien me case?

Isabel

Hace más de media hora acabó la reunión, en la cual, celebramos la boda. Ya el chofer llevo a Jorshua a su casa y yo estoy en la sala esperando a que Fede termine de charlar con el señor Segovia para irnos a su casa.

Acordamos que viviríamos en la casa de él porque es un poco más grande que mi departamento.

Desde acá puedo escuchar gritos y reconozco esa voz como la de Federico. Él suele ser muy calmado y no comprendo porqué se alteraría de esta forma.

—¿Nos vamos, amor?—Le pregunté a él cuando se acercó a mí.

La mirada de Fede es muy extraña, nunca lo había visto mirarme de esa forma tan extraña.

—Yo me iré, pero tú no .

—No digas tonterías. Tú me pediste que te espere para irnos a tu casa.

—Surgió un inconveniente y debo realizar un viaje de negocios.

—¿Tiene que ser hoy?— Pregunté enfadada

—No me hagas esos ojitos, sabes que me puedes —Él sube sus manos a mis mejillas y deja un beso pequeño en mis labios —Lo que más deseo es quedarme y hacerte el amor toda la noche, pero mi trabajo es importante, hermosa.

—Está bien, pero me lo compensarás.

—Por supuesto, es una promesa.

—Bien ¿Me llevas a mi casa?

—No hago tiempo, mi amor, debo irme de inmediato.

—Entonces llamaré a un Uber o un taxi.

—Isabel no puedo permitir que te vayas sola en un taxi. Esta mansión es enorme y el señor Segovia ofreció que te quedes en una de las habitaciones.

—No quiero quedarme. Él no me inspira confianza.

—No seas, él nunca te , sabe lo que significas para mí.

Fuimos interrumpidos cuando el hombre se acercó a nosotros con su m*****a sonrisa arrogante.

—¿Sigues acá?—Le pregunta a Fede con un tono de fastidio

—solamente me despedía de Isabel, señor.

—Le agradezco el ofrecimiento, pero no quiero molestar y por ello, me iré a mi casa.— Le digo

—¡No es molestia esta es tu casa, muñeca!. ¡Y no está en discusión no irás a ningún lado!.

—Nos vemos, Isabel —Él deja un beso en mi mejilla y me estrecha entre sus brazos —Nunca olvides que te amo muchísimo, muy pronto volveré por ti, es una promesa.

No sé porque tengo la sensación de que se está despidiendo por un largo tiempo.

—Me encargaré personalmente de que no te aburras, muñeca.— Anuncia el señor Segovia cuando estamos a solas.

—¿Dormiré en el mismo cuarto en el cual me cambie de ropa? — Indagué

Él niega con la cabeza

—La sirvienta se encargará de guiarte a la habitación. ¿No deseas cenar?.

—No gracias.

Si tengo hambre, pero no deseo compartir la mesa con ese hombre. Lo único que quiero es que esta horrible noche termine.

La sirvienta me guío hacia mi habitación la cual es más espaciosa que la anterior.Posee una cama enorme y me percato de que su decoración pertenece a un hombre.

Ignore esos detalles, me dirigí al baño para quitarme el vestido porque quiero dormir y es muy incómodo. Me deshice de mi peinado dejando mi cabello suelto y me quite el maquillaje lavando mi rostro con agua.

Es una de las primeras ocasiones en las cuales dormiré sin mis cremas. Lo que más me enfada además de estar sola en una casa que no es la mía en mi noche de bodas, es que pedí unos días de licencia, en el trabajo, para estar con Fede y esos días me los descontaran.

Iré mañana al restaurante para averigua si hay alguna forma de regresar al trabajo.

Mi carrera de modelaje está en sus comienzos; por ello, no tengo demasiado trabajo. Estoy trabajando en un restaurante para pagarme los estudios y mi departamento. No quiero tocar el dinero de mi abuelo porque eso implicaría perder mi orgullo.

Me recosté en la cama e intenté enviarle un mensaje a Jorshua , en su defecto a Fran, para que vengan a buscarme, pero ninguno de los dos responde.

Seguramente, Jorshi está en su quinto sueño y Fran debe estar acostándose con alguna mujer.

Mi amigo es increíble porque se acuesta con una mujer diferente cada semana y luego no recuerda a las pobres, quienes quedan enamoradas de él. El cínico se molesta si yo salgo con algún tipo que acabo de conocer.

Soy famosa entre mis amigos, por citarme, con desconocidos por internet. Creo que de milagro no me han secuestrado.

No soy ninguna ingenua, recuerdo que un hombre me cito en el parque a las ocho de la noche y por supuesto, nunca asistí.

Siempre que me cito con algún hombre, Jorshi se encuentra a centímetros de mí, por si surge, algún inconveniente.

Salgo de mis pensamientos cuando me percato de que alguien está abriendo la puerta de la habitación.De inmediato, me levanto de la cama cuándo observo que se trata del señor Segovia.

—¡Qué hace acá!

—Es mi casa y puedo entrar al cuarto que desee.—Él me escanea de arriba a abajo detallando la lencería pequeña que estoy vistiendo—Eres más hermosa de lo que imagine, Isabel, te quedo a la perfección la lencería que compre para ti.

—¿Usted?

—Si yo —Él aprovecho mi confusión y se acercó a mí, en pasos agigantados.

Parezco un gatito y él un león. El hombre me gana en altura sin dudas.Me pregunto ¿Cuantos años tendrá? calculo que tendrá entre treinta o treinta y cinco años.

—¡Lárguese o le juro que grito! —Le advierto

Él ríe —Adelante, pequeña, los sirvientes me obedecen solamente a mí.

—Usted no sabe quién soy yo si se atreve a tocarme un pelo, lo pagará el resto de su vida, idiota.

—Sé perfectamente quien eres, Isabel Montenegro, la nieta mayor de Ernesto Montenegro, dueño de una de las empresas más importantes, dedicada a la exportación e importación de productos.—Él se detiene unos segundos y después prosigue —Estudiaste tres años de finanzas, pero luego decidiste optar por la carrera de modelaje, trabajas en la agencia de modelos de Ana Helt, la mejor amiga de tu madre.

—¡Qué!—Es lo único que logró formular

—¡Eres tú quién debe preguntarse quien soy yo!.

—¿Y quien eres? ¡Un maldito acosador!.

—Mi nombre es Federico Salvatierra y soy tu esposo, lo que significa que eres mía.

No logro salir de un estado de perplejidad. Él unió sus labios a los en un beso salvaje y arrasador, con el cual, le roba el aire a mis pulmones.

Sus labios son dominantes y efusivos, él no tardo más de dos segundos en adentrar su lengua explorando mi boca.

Él no tardo en empujarme a la cama y posicionarse encima de mí.Se está encargando de dejar pequeños besos en mi cuello, mientras yo me encuentro observando el techo, adentrada en mis pensamientos.

Cuando el sujeto intento bajar mis bragas volví en mí.

—No se te ocurra.

—Eres mi esposa y estas en nuestra noche de bodas, pequeña.

—¡Estás demente! ¡No te conozco!.—Exclame furiosa.—¡Suéltame o me conocerás, estúpido!.

Intento golpearlo, pero él tomó mis muñecas y las llevo arriba de mi cabeza sosteniéndolas.

—¡Quédate quieta!. ¡A partir de ahora solamente me obedecerás o afrontarás las consecuencias!.

Él vuelve a unir sus labios a los míos

No me contuve y cuando tuve la oportunidad mordí su cuello con toda mi fuerza logrando que él sangre.

—¡Ay!—Exclama furioso

No le di oportunidad para nada y tome una lámpara para estrellarla en su cabeza y lograr que su cuerpo caiga al suelo.Tomo un saco para cubrirme , al igual que mi celular y salgo del lugar prácticamente corriendo.

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