LUCA BRANDWOLFYa era la hora. La barrera había caído. Medianoche. Los perros dormían, los guardias hacían su rutinario cambio. Mis hombres estaban listos. Nos adentramos en el bosque, buscando esa maldita aldea. Dos horas caminando entre árboles hasta que divisamos la entrada. Entramos justo cuando los relevos salían a tomar posiciones. No les dimos tiempo a alertar a nadie. Mis hombres se abalanzaron sobre ellos. Valentín y yo entramos en la mansión del Alfa sin rodeos, subiendo directamente a las habitaciones. Derribamos la puerta.Allí estaba ella. Mi pequeña Adalyne, dormida en brazos de ese pulgoso. La decepción y la rabia me quemaron por dentro. Saqué mi daga de mercurio, la única capaz de matar a un lobo, y la hundí en su pecho. Adalyne despertó con los gritos del perro. Su mirada se cruzó con la mía. Fría. Sus ojos ya no eran azules. Eran rojos. Algo le habían hecho. Esa no era mi Adalyne. Lloró desconsoladamente al ver el cuerpo inerte del lobo a su lado. Un punzante celo me
Sus palabras resonaban en mi mente, repitiéndose como un eco: . ¿De verdad me ama? ¿O es solo un egoísta que lo dice para que no tome mi lugar? ¿Tendrá miedo de que lo enfrente y lo venza? Mi cabeza daba vueltas, y un mareo comenzaba a invadirme.—Lo siento, pero yo a ti no —dije, sintiendo un profundo dolor en el pecho. Debía mentirle para salir de esta situación.—Mientes —dijo de repente—. ¡Adalyne, dime la verdad!—No miento —dije con seguridad—. ¡Yo no te amo!—¿No me amas? —dijo abatido—. ¿O solo quieres tu maldita corona?—¡Es mi destino! —dije, desafiándolo—. ¡Debo asumirlo! —Mi voz apenas era un susurro.—Adalyne… —pronunció apenas audible—. Yo… estoy enamorado de ti.—Luca… —le susurré—. No me hagas esto… por favor…—Adalyne, tú no quieres esto —dijo, mirándome—. Tú no eres eso.—Tienes razón, no lo soy… pero pronto lo seré —dije con firmeza.—Adalyne, no querrás ser mi enemiga —dijo ahora serio—. No querrás que te odie.—Tú verás qué decisión tomas —dije fría, evita
Mis emociones sufrían tales altibajos que me sorprendía seguir en pie. Me asombraba no haber colapsado, no haber caído en shock o desmayado. Ya no sabía quién era. Todo era desconocido. ¿Adalyne Whitmore? Una farsa. No era hija de mis padres… eran adoptivos. Y, para colmo, mis verdaderos padres habían muerto. ¿Cómo era posible que fuera hija de dos figuras tan importantes y poderosas? Era algo que antes habría creído imposible, pero con todo lo que había vivido, todo parecía creíble.Necesitaba aire, o juraría que moriría de una hipertensión.—¿Adalyne, estás bien? —preguntó Alan. Todo me daba vueltas.—Necesito aire fresco —dije y corrí hacia el jardín. Me senté en el césped, intentando relajar mi cuerpo. Respiré hondo repetidas veces hasta sentir mis pulmones llenos de energía.Todo estaba patas arriba. Era una híbrida. Dos especies. Dos. Tenía suficiente con ser un ángel, ¿y ahora también era una maldita hechicera? ¿Qué más faltaba? ¿Ser una sirena? ¿Un troll? ¡Ash!Toda mi vida ha
Puedo jurar que sentí grandes punzadas al escucharme pronunciar esas simples y dolorosas palabras. Pero eran necesarias. Él debía alejarse de mí, mantener la distancia. Debíamos estar así: él en su mundo de lobos, ejerciendo su liderazgo, y yo con mis entrenamientos de híbrida, asumiendo mi lugar como reina de los ángeles.—Adalyne… —me llamó—. Ni en batalla había sentido tanto dolor como el que me causaron tus palabras.—Debo ser justa y sincera, y eso estoy haciendo —dije con dureza. No era momento para sentimentalismos.—Tus palabras duelen más que si me clavarán una daga de plata —dijo, y vi cómo su rostro se ensombrecía con dolor y tristeza.—Solo aléjate. Haz tu vida, y yo haré la mía, ¿vale? —dije con menos dureza en mi voz.—Solo te pido una cosa —dijo neutro. Sus emociones estaban a flor de piel.—¿Qué?—Déjame beber tu sangre —me pidió—. Solo eso, y nunca más sabrás de mi existencia.Lo medité. ¿Quería mi sangre? Era algo… perturbador, pero era su último deseo. Supuse que de
LUCA BRANDWOLF¿Qué he hecho?Actué sin pensar, actué por instinto, sin saber muy bien las consecuencias de mis actos. Le he hecho un terrible daño a Adalyne, o Celesty, como sea que se llame. No solo arruiné su destino, sino que la dañé físicamente.Celesty lleva tres semanas sin despertar. Está en un estado de coma, por así decirlo. Su alma está pasando por el limbo de las almas oscuras, una especie de dimensión a la que van las almas de las personas convertidas en lobos. Pero al ser una híbrida, su alma debe luchar entre sus tres partes: ángel, hechicera y ahora lobo. La parte que gane será la que regrese al cuerpo inerte de Celesty.¿Qué parte ganará?Me siento terrible. Le he hecho un daño imperdonable. No es fácil luchar contra uno mismo, y menos en un limbo donde hay tantos tormentos de almas muertas y perdidas en la oscuridad. Mi pobre pequeña debe estar sufriendo, y todo por mi egoísmo. ¿Es egoísta pensar en mí en vez de en ella? ¿Es egoísta quererla solamente para mí?Mierda
Exactamente no sé cuánto tiempo pasó luego de haberme desmayado. Recuerdo que todo se oscureció y caí al suelo. Cuando desperté, me encontraba en un lugar totalmente oscuro. A duras penas lograba ver. Era un bosque, o eso parecía. Había césped por todas partes, una especie de valle.Por alguna extraña razón, estaba descalza y con solo un vestido blanco. Mi cabello suelto me llegaba más abajo de los hombros. Me dolían los pies, me sentía perdida y cansada. ¿Dónde estoy? era la pregunta que más resonaba en mi cabeza, un eco doloroso como mil demonios.Comencé a caminar sin rumbo, sin saber dónde estaba ni hacia dónde ir. Vi una sombra pasar entre los arbustos y corrí hacia ella para pedir ayuda.—¡Hey! —grité cuando estuve lo suficientemente cerca para que me escuchara.Mi boca se abrió al notar que se trataba de mí misma. Era otra yo, con la diferencia de que llevaba un vestido negro. ¿Qué clase de pesadilla es esta? ¿Esto puede ser real?—¿Perdida, Angelito? —dijo con sarcasmo, miránd
LUCA BRANDWOLFYa van tres malditos meses. Tres meses en los que el cuerpo de Celesty descansa sobre mi cama, inerte. No ha despertado. ¿Qué estará sucediendo? Me muero por verla abrir los ojos, sus hermosos ojos azules, pero nada. Día y noche la velo, la observo y cuido cada maldito segundo, minuto, hora, día, semana, mes, y anhelo con toda mi alma que no se conviertan en años.¿Cuándo despertarás, amor mío?Espero que su lucha no sea en vano, que logre regresar la Celesty híbrida. No soportaría que, cuando despierte, no sea ella.¿Se acordará de todo lo que sucedió? ¿Me odiará? ¿Me seguirá amando?Solo quiero que despierte. MALDITA SEA.¿Por qué todo lo que queremos nunca dura?Subí a ver a Celesty. Había bajado a almorzar, pero al entrar en la habitación, estaba vacía. Celesty ya no estaba. Un frío recorrió mi cuerpo. ¿Dónde está?CELESTY SCHIFMANDesperté en la habitación de Luca. Él no estaba, por suerte. Salí disparada hacia el balcón, bajé a la sala y busqué a Alan o Nico. Nece
NICOLAS BROWNYa habíamos encontrado la solución. Celesty era solo una novicia, aún no una loba completa, así que, antes de la luna roja, que sería en tres semanas, podíamos anular su transformación. Solo necesitábamos evitar a toda costa que consumiera carne.Teníamos un plan: iríamos a la aldea de hechiceros y enseñaríamos a Adalyne para que completara su entrenamiento y despertara su lado mágico. Luego, impediríamos su transformación en la luna roja, y todo estaría resuelto. Entonces ella bajó, y no era ella. Fue totalmente grosera, antipática, brusca y tosca.Salió de la mansión, y pensamos que iría al jardín, así que no nos preocupamos mucho. Seguimos planeando todo para atar los cabos sueltos y que nada se saliera de control.—Luca, ¿a qué se refería Celesty cuando dijo que nos explicarías? —preguntó Alan.—Celesty es las tres, solo que diferentes versiones. Cuando sus ojos son azules, es Celesty. Cuando son amarillos, es la loba, y cuando son morados, es la hechicera —explicó,