Pasaron dos años desde aquella excursión. Mi vida no había cambiado mucho: Seguían apareciendo pintadas en mi taquilla y seguía sufriendo acoso físico y verbal. Tampoco tenía nuevos amigos y mi relación con Laida era la misma. Supongo que tendría que alegrarme de eso, ya que habían dejado de acosarla. Le pregunté cómo, pero lo único que me dijo fue que le había dado una patada en las pelotas a su principal acosador. Por desgracia para mi, eso no era una opción. Lo único que había cambiado un poco era mi relación con mi locura: estando en Mariesh, descubrí que no buscaba siempre sangre y violencia. Eso hizo que me sintiera un poco más cómoda y ya no tenía miedo cuando me hablaba. Aunque desde que habíamos vuelto, seguía siendo muy violenta y sanguinaria. Creí que era porque el pueblo le hacía daño, así que decidí abandonarlo e irme a estudiar muy lejos cuando cumpliese los 18 años. Sin embargo, me sorprendí cuando me dijo que no quería alejarse mucho del lugar así que no tenía muy clar
Terminé de vestirme. Decidí ponerme una ropa cómoda, así que llevaba un pantalón de chándal, una sudadera y unas tenis, todo completamente negro. Si tenía que evitar a las personas, la ropa oscura era la mejor que se podía llevar de noche.Fui a coger mi bolso y me quedé dubitativa: Si de casualidad lo que decía Sahira era cierto... ¿me serviría de algo el móvil? ¿Podría siquiera llevármelo? Era una buena pregunta. Al final, decidí dejar el teléfono en casa aunque sabía que era peligroso salir de casa sin teléfono. Así que me fui al armario y busqué mi joyero: lo abrí y saqué un reloj sumergible. Al menos, sabría la hora. Cerré el armario y bajé por las escaleras e iba a salir de casa cuando la voz de mi padre me sobresaltó.— ¿A dónde vas, cariño? — Hola papá... voy a salir a dar una vuelta.— ¿A estas horas?— Sí... Sahira está muy inquieta y creo que será bueno que me dé un poco el aire. — odiaba mentir a mis padres, pero... técnicamente, no estaba mintiendo. — ¿Quieres que te aco
Abrí mis ojos y me quedé sin palabras: en el agua cristalina , podía ver el reflejo de una loba preciosa. Tenía el pelaje blanco como la nieve con un ligero brillo que no supe identificar: no sabía si era perlado o plateado. Quizás fuera una mezcla de ambos. Me fijé en mis ojos, ya que nunca había visto unos ojos de un color tan peculiar. Eran de color rosa, pero me recordaban mucho al color de los zafiros rosas pulidos: intenso y con cierta claridad, parecían brillar con luz propia. Eran preciosos y al instante me enamoré de ese color: decidí que, en algún momento de mi vida, tendría que comprar alguna joya con un zafiro rosa. Después de ver lo impresionantes que eran, necesitaba poder ver, siempre que quisiera, ese color. Giré la cabeza para observarme bien y me di cuenta de que tenía ligeras manchas doradas. Me pareció sorprendente y me moví, pero las manchas doradas no brillaron. "Me pregunto si brillarán con la luz del sol, al igual que brilla la parte blanca." — pensé observand
Tuve miedo. Mucho, quizás demasiado. Me escondí detrás de un pequeño árbol del jardín. Lo que yo quería era entrar a casa, subir a mi habitación y vestirme rápido antes de que mis padres me viesen. Ahora eso iba a ser algo muchísimo más complicado. Vi salir a mi padre, con las llaves y una linterna en la mano. Lo hacía siempre que yo no le respondía pero... ¿cómo iba a responderle en este cuerpo? Incluso un gruñido lo asustaría mucho más.— ¿Quién anda ahí? — escuché decir a mi padre, con claridad y firmeza. Ojalá yo tuviera algo de todo eso. Me encogí un poco más."Quédate quieta o nos descubrirá""Lo siento, estoy muy nerviosa.""Lo sé, pero debes controlarte"No nos habíamos dado cuenta de que el movimiento había atraído la atención de mi padre, que se había ido acercando poco a poco después de coger el palo que tenía siempre en la puerta.Mierda. Tenía que quedarme quieta. Esperaba que el pelaje no brillase ahora mismo, no necesitaba darle más pistas. También comencé a respirar má
En algún momento de toda la noche debimos quedarnos dormidos. Cuando me desperté y estiré mi cuerpo, noté que estaba en mi cuerpo humano. No recordaba en qué momento me había transformado de regreso."Sahira, ¿estás despierta?"Un gruñido sonó en mi mente, así que la dejé descansar.Miré a mis padres y los vi durmiendo tranquilamente. Bien, que durmiesen un poco más.Me dirigí al baño y después de hacer mis necesidades diarias, abrí la ducha: con todo lo que sucedió anoche, realmente daba asco. Me lavé bien todo el cuerpo y el pelo, soltando un gemido de placer ante la increíble sensación del agua caliente: incluso me quedé unos minutos extras más sólo para disfrutar. Salí de la ducha, me sequé y fijé la toalla para el pelo. Después, fui a mi habitación. Miré mi armario: la mayoría eran pantalones de chándal, jeans y sudaderas. Suspiré. Ahora que sabía que no estaba loca, quería cambiar de look. "Pero los demás siguen pensando que estás loca y no se creerán tu historia" — murmuró una
Tras mi primera salida con una amiga (me lo pasé muy bien con Laida) los días transcurrieron con bastante calma. En el colegio no volví a saber de Rose lo que superó el récord que había tenido con la excursión a Mariesh, Laida se relacionaba mucho más conmigo y era algo que agradecía mucho. Siguieron apareciendo pintadas en mi taquilla, pero eran menos numerosas. También supe que mi pelea con Rose se había convertido en un secreto a voces (incluso su rostro lleno de mierda). No sabía cómo se habían enterado, hasta hace un par de días.— Bueno, ver a Rose en la mierda era algo que todos deberían conocer. — me dijo Laida, mostrándome una foto de Rose, siendo sujetada por sus amigas, con mi accidental obra de arte en su rostro. — No es que se comporte bien con la gente, de todas formas.— Pero... ¿cómo has conseguido esa foto?— Muy fácil: no pude evitarlo cuando la vi. Sólo he tenido que filtrarla de forma anónima y... ¡walá! ahora ella es el hazmerreír del instituto.— Me la tendrá jur
Estuvimos corriendo cuatro días. Sahira se equivocó de camino y se dió cuenta ocho horas después. "Han pasado demasiados años" fue lo que dijo para justificar su error. Yo no le había dicho nada, así que no entendía porqué necesitaba disculparse.El viaje transcurrió sin grandes problemas aunque nosotras cada vez estábamos más nerviosas. Hacíamos pausas cada tres horas y no nos alejábamos mucho de un pequeño río que habíamos localizado. Descubrí que Sahira sabía cazar y agradecí no poder saborear su comida: sólo por el olor sabía que no era algo que fuera a gustarme. "Ya estamos cerca. Calculo que unas dos horas.""Si no vuelves a perderte.""No pasará."Enseguida vimos un camino de tierra abandonado y destrozado. Mi loba y yo intercambiamos una mirada de incertidumbre. "Creo que lo mejor será avanzar un poco más y hacer un descanso. Tampoco vendría mal cazar algo pero no hay ninguna presa cerca. De todas formas, tampoco es la hora de la comida.""Y mamá metió en nuestra mochila alg
"Qué... qué está pasando, Sahira?""Yo... no lo sé. Ésta luz me está destrozando.""Entonces retrocede. Podría ser una trampa.""No puedo retroceder. Estoy inmovilizada.""Pero... eso... ¡No es posible!""Posible o no, está pasando. Creo que hemos caído en una trampa. Prepárate para cambiar y luchar en cualquier momento. Y ten los sentidos activos. No podemos fiarnos."Hice lo que me pidió pero la luz desapareció tan repentinamente como había aparecido."Ya puedo moverme.""Eso es estupendo. ¿Seguimos adelante?""Sí."Íbamos a avanzar, cuando notamos una sensación extraña en nuestra mente. Nos asustamos mucho, pero antes de poder hacer o decir nada, escuchamos una voz ronca y totalmente desconocida en nuestra mente."¿Alfa? Alfa, ¿es usted? ¿so... sobrevivió?""¿Alfa? ¿Qué? ¿Quién eres tú? y... ¿cómo has conseguido entrar en mi cabeza?" — pregunté asustada."¿Cómo has