Capítulo 5

Seguí a Alfred hasta un coche de lujo. Pensé que pasaríamos de largo cuando sacó el mando y abrió el coche. Me quedé quieta y muy sorprendida, no esperaba que tuvieran ese tipo de coches. Alfred se giró hacia mí y soltó una carcajada.

— ¿Nunca habías visto un coche?

— Uno tan caro, no.

— Entonces será todo un placer darte tu primer paseo en el. — dijo de forma burlesca. Pasaron unos segundos en los que no me moví — ¿Pasa algo?

— No, nada... es sólo que me da miedo mancharlo. Mantener esa tapicería limpia debe costar una fortuna. — dije con timidez.

— Normalmente no está tan limpio, no te preocupes. — dijo riéndose — Lo hemos preparado especialmente para ti. Aunque si te resulta incómodo, podemos llamar a un taxi... pero eso no se incluye en el curso y el instituto tendría que pagarlo.

— ¿Qué? ¡No, no! Ahora mismo me subo. — dije alarmada y corrí hacia el asiento trasero. Lo último que necesitaba era hacer un cargo al instituto que tendrían que pagar todos los padres. La vuelta a la normalidad sería un infierno mayor de lo que ya era.

— ¿No pensarás dejar esa súper mochila en el asiento trasero, verdad? Puede que no siempre esté tan limpio, pero la tapicería es nueva y me gustaría que durase.— Alfred alzó una ceja.

— ¡Ay! ¡Lo siento mucho! Ahora mismo la dejo en el maletero. — dije y me dirigí al maletero.

Tardamos una hora en llegar a la cabaña, pero se me hizo muy corta. El coche era, sin lugar a dudas, el más cómodo en el que había montado (y seguramente, en el que montaría toda mi vida). Alfred de vez en cuando me hacía alguna que otra pregunta, la mayoría relacionadas con mi supervivencia.

— Ya hemos llegado.

Bajé del coche y cogí la mochila. Tuve que esperar unos segundos hasta que Alfred abrió la cabaña. Aunque no sabía que debía de esperar, estaba segura de que en ningún momento hubiera imaginado la realidad. Literalmente, se podía decir que era una cabaña de lujo. Cuadros elegantes, alfombras... un suelo rústico de madera que parecía nuevo (al igual que las paredes). También había una pequeña cocina que tenía de todo, incluso robots de cocina y una freidora de aire con muchos complementos. También vi un par de robots de limpieza en el suelo.

— ¿No se supone que voy a hacer un curso de supervivencia? — pregunté girándome hacia Alfred y enarcando una ceja — ¿Acaso la supervivencia está en aprender a usar un robot de cocina?

El aludido soltó una sonora carcajada.

— Digamos que nos sorprendieron tus resultados y...

— Espera, ¿vistéis mis resultados? — pregunté muy sorprendida.

— Claro. ¿Cómo esperabas que supiéramos qué teníamos que enseñarte en el curso?

Touché, tenía razón.

— Lo que te estaba diciendo, es que después de ver tus resultados, decidimos que no podíamos enseñarte mucho. Aunque gracias a la charla en el coche y de verte en persona, entiendo muchas más cosas. Te enseñaremos a leer la naturaleza, a ver y seguir un rastro, a localizar posibles refugios etcétera. Para esas cosas, no necesitas una cabaña pequeña o con poca utilería.

— ¿De verdad que sabéis cómo se puede hacer un rastreo? — pregunté con los ojos abiertos como platos.

— Claro que sí. Si no supiéramos hacer un rastreo, ¿qué clase de profesores de supervivencia seríamos?

Espera un momento... ha dicho... ¿que ellos eran profesores? ¿Él me iba a dar clase? No estaba segura de si podría concentrarme lo suficiente en las clases.

— ¿Y quién me dará las clases? — pregunté con inocencia.

— Yo y Paúl. — respondió Alfred.

— El burro delante para que no se espante... — murmuré en un tono prácticamente inaudible.

— Disculpa, ¿dijiste algo? Me pareció ver movimiento en tus labios... — dijo Alfred con un tono que daba a entender que me había escuchado perfectamente: decidí que aquello me lo tenía que haber imaginado porque era imposible que lo hubiera escuchado, incluso si tuviera un súper oído como yo.

— No, no dije nada. Disculpa.

— Como te decía, Paúl es uno de los chicos que viste antes.

Así que dos chicos sexys y calientes iban a darme clases de supervivencia.

"Genial... justo lo que me faltaba. Debo aprender supervivencia con dos distracciones monumentalmente ardientes. ¿Por qué pensaría que ésto sería fácil?" pensé de forma burlesca.

"A mi no me mires, yo no puedo ayudarte. No deben saber que existo, y siempre que te hablo te alteras y me tratas como si fuera algo malo. Así que sólo observaré sin molestarte, porque dudo mucho que seas capaz de hacer ésto con normalidad si te hablo con frecuencia" — dijo Sahira.

— Oh, entiendo. ¿Entonces a qué hora empezamos?

— Mañana a las 6 de la mañana. Sé puntual.

— ¿Tan pronto? — m****a, se me escapó. Debería tener más cuidado con lo que decía.

— ¿Te parece pronto? Entonces será a las 5 de la mañana.

— ¿Qué? ¡No, no, eso no..!

— ¿Prefieres a las 4? — me interrumpió Alfred.

— ¡No, no! ¡A las 6 está genial! — dije apresuradamente.

— Dije a las 5. Tendrás que estar lista y preparada en la puerta de la cabaña. No llegues tarde y ponte ropa cómoda.

— Sí, claro... ahí estaré. — Dije dándome por vencida.

— Me parece perfecto. Entonces, para lo que queda de día de hoy... Puedes quedarte descansando si quieres, en el baño hay una bañera con hidromasaje y spa. También puedes ir a la ciudad a dar una vuelta, Lucas puede llevarte — levantó el pulgar hacia su espalda al chico mayor que había venido con nosotros: como no había dicho nada, me había olvidado de su presencia.

— Será un placer, Alfred. — dijo con una sonrisa y haciendo una casi imperceptible reverencia con la cabeza provocando una carcajada del jefe.

— También puedes quedarte en el bosque, si lo prefieres. Algo me dice que te sientes más cómoda allí. — repentinamente se puso serio y su voz.se volvió autoritaria — Si vas al bosque, tendrás que esperar a que Lucas contacte con varios guardias y ellos tendrán que acompañarte. Sin discusión. Últimamente el bosque es muy peligroso, así que debemos extremar la seguridad. ¿Entendido?

— Sí, entendido Alfred.

— Perfecto. Entonces una vez aclarado todo, ésta es la llave de tu cabaña. Disfruta del día. — se dirigió hacia la puerta de salida — Lucas, quédate fuera de la cabaña, en la puerta, por si Mar necesita algo. No dudes en comunicarme cualquier necesidad que ella tenga.

— Por supuesto señor.

Ambos salieron por la puerta y suspiré de alivio. Al menos estaría unas horas alejada de ese hombre.Me dirigí al baño pensando en darme el mejor baño del mundo y después, ver la televisión.

Comentario de la autora:

¡Hola a todos! ♥️

Muchas gracias por seguir leyéndome. Estaré encantada de leer todos vuestros comentarios ♥️

El sexto capítulo está en progreso, espero terminarlo para el viernes o el sábado y poder publicarlo ♥️. Si veo que tengo tiempo de escribir más capítulos, os informaré y seguramente los publique en menos tiempo. Por el momento... ¿qué os está pareciendo? ¡Os quiero a todos! 🫶

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