Cole.Dejé a Lily distraída mientras yo me ocupaba de los negocios. Mateo me había asegurado que toda nuestra tripulación estaba a la caza del mercader de libros y que cargaban una considerable suma de oro para comprarlo.No sabía si éste mercader era el que buscábamos, pero no estaba de más preguntarle si tenía un libro sobre el continente perdido.Esperé a que terminara de atender a un cliente y luego le pregunté en voz baja sobre el tema.Él frunció el ceño.-¿Tienes suficiente oro?-Si.Entonces el lobo sonrió brillantemente.-Bien, querido cliente. Está de suerte porque tengo un libro especial sobre el continente perdido que nadie más tiene, se lo garantizo.Se dirigió hasta la parte trasera de la tienda y regresó con un libro rojo muy bien conservado.-Lo encontré en uno de mis viajes al Oeste; esta belleza habla de cosas interesantes.-¿Como qué?-Puedo dejarle echar un vistazo por un poco de oro.Yo saqué una de las bolsas de oro de mi bolsillo. Mateo me las había entregado
-¿Por qué están sonrojados? ¿Hablan de cosas sucias y divertidas?- Pregunté acercándome con curiosidad a la pintura que ambos fingían observar para no mirarse entre ellos. Mi comentario solo los hizo sonrojar más así que supongo que le dí al clavo. -¿Qué tal la conversación sobre cosas diplomáticas?- Dije invadiendo el espacio personal de Mateo para mirarlo a los ojos. Él me empujó divertido. -Bien, el príncipe Mateo es un buen… conversador. Yo lo miré parpadeando. Entonces ella pensó en lo que acababa de decir y volvió a sonrojarse furiosamente. -¿Qué no me está contando la parejita feliz?- Dije divertida. Mateo comenzó a escribir furiosamente antes de pasarme su libreta. “¿Dónde está mi primo? La última vez que los vi, estabas siendo perseguida por una vaca muy enojada mientras él reía a carcajadas. ¿Tengo que buscarlo en una zanja poco profunda?” -No quieras cambiar el tema, Mateo. Tu primo está perfectamente bien por allá- Dije señalando el puesto del mercader de libros- Di
Nos quedamos en el bosque los siguientes tres días.Y, como la reina que soy, le ordené a mi súbdito que me trajera comida cada vez que tenía hambre.Como justo en este momento en el que me encontraba cómodamente estirada en mi piel de lobo sobre una roca mientras Cole iba por el desayuno.No es que fuera perezosa… de acuerdo, también fue por eso; pero lo que más me importaba es que no quería que me viera como un bicho raro cuando de la nada Tambor y Bambi se quedaran quietos para que yo me los pudiera almorzar. Creo que había logrado mi objetivo de no mostrarle esa peculiaridad hasta ahora. Bueno, más allá de algunos cuantos animales con cero instinto de conservación que no se inmutaron cuando llegamos por aquí hace unos días.Un movimiento cercano atrajo mi atención y pensando que era el mango con patas, comencé a mover mi cola furiosamente. Pero entre los arbustos no salió mi lobo negro, sino uno café que se congeló al verme.Yo me levanté lentamente para ponerme en una posición má
-Ven, siéntate conmigo- Dije yendo hacia un costado del Altar para sentarme sobre un pedazo de césped. Cole me siguió inseguro pero se sentó justo frente a mí imitando mi postura. -Quiero ser honesta contigo, Cole. Todo el camino hacia el palacio había planeado cómo hablarle delicadamente del asunto. Ahora que estábamos aquí y mientras lo miraba a los ojos, no estaba tan segura de si mi discurso era o no necesario. -Sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa- Dijo lentamente. Yo suspiré y miré hacia el cielo. -¿Sospechas que puedes estar embarazada?- Preguntó curioso. Observé su cara y no vi ningún rastro de preocupación al respecto. -No, pero no es como si no estuviéramos haciendo algo para evitarlo- Dije mirándolo ceñuda.- Lo que sea, no es de lo que quiero hablar primero. Quiero que me digas cómo m****a fue que me curaron cuando llegué al continente porque sospecho que me has mantenido distraída a propósito. -¿No puedes darme un poco más de tiempo? -Te dí un día ext
Unos fuertes brazos me tomaron por la espalda mientras su cabeza reposó sobre mi hombro derecho.-¿Qué quieres hacer?- Preguntó dándome un suave beso en la punta de mi oreja.-¿Primero? Comer. Después te dejaré el resto de la tarde para que resuelvas tus asuntos con quien sea que trabaje para ti en busca de información.- Dije suspirando. – Te esperaré en la habitación.-De acuerdo.Fuimos juntos a la cocina y por fortuna estaba vacía. Aún no sabía cómo sentirme al respecto con la situación así que Cole me hizo un par de sándwiches antes de disculparse e irse a buscar a sus informantes.Sin ánimo de comer sola en esa gran cocina, tomé mi plato y subí las escaleras.-¿De verdad vas a quedarte ahí mirando a la nada otra hora más?- Preguntó lentamente Marco levantando la vista de sus papeles.Llevaba al menos cuatro horas en su oficina. De alguna forma mis pies me habían traído hasta aquí; solo fue cuestión de entrar y sacar a Marco de su muy mullida silla para que yo pudiera acurrucarme
Cole.Los muchachos habían comprado un total de cuatro libros.Mateo los había leído todos en mi ausencia y me informó en cuanto me vió que estábamos jodidos.Bueno, eso y reclamarme por desaparecer durante días.-Te recuerdo que fue idea tuya lo de distraer a Lily con mi cuerpo- Dije arqueando la ceja."Distraerla a ELLA, no que te distrajeras tú. Como sea, ¿Ya pensaste en el plan b?"Nos encontrábamos en la habitación de huéspedes de Mateo mientras yo me paseaba inquieto por la habitación.-Si, buscar en la biblioteca real del continente. Tú y yo sabemos que los libros interesantes no están...Una bola de papel voladora me interrumpió así que tomé la libreta que me ofrecía."Ya lo hice. La princesa Tracey me dió el permiso necesario; supongo que su abuela tiene el único libro del palacio sobre el tema."-Estamos jodidos- Dije casi arrancándome el cabello- Lo único que se me ocurre es que Lily ore a Nuestra Gran Madre por una cura como su antepasada.Pasamos las siguientes horas estr
El firme golpeteo de mi puerta me sacó brevemente de mi fiesta de autocompasión.-Lárgate, Cole.-No soy Cole, definitivamente yo no apesto a árbol de niña.Esa voz me hizo levantar la cabeza de mi almohada y correr hasta la puerta para abrirla de un tirón.Ahí, bajo el suave resplandor de las antorchas del pasillo estaba la pelirroja más mortífera que había conocido en mi vida.-¡Savanah!- Dije arrojándome a sus brazos y ella me devolvió el abrazo riendo- ¿Cómo?-Me contó un pajarito que había otro pajarito siendo idiota. ¿Quieres hablar sobre eso?- Preguntó arqueando una ceja.-No es que esté siendo idiota- Dije dando un suspiro resignado mientras la invitaba a pasar- Si soy honesta conmigo misma, entiendo por qué lo hizo. Es solo que mi vida ha sido una montaña rusa desde que conocí a ciertos gemelos y parece que no puedo bajar. Eso me pone un poco irritable.-Puedes contarme los detalles cuando hagamos un saqueo a los vinos más finos de este lugar- Dijo con una sonrisa maliciosa.
Desperté con Cole abrazándome y respirando en mi oído en nuestra habitación. No recordaba cómo había llegado hasta aquí, pero recordaba muy dolorosamente por qué me sentía desfallecer.-Cole… Cole…- Dije gimiendo lastimosamente mientras pateaba una de sus piernas musculosas.-¿Qué sucede?- Preguntó despertando de inmediato.-Necesito una curandera… de inmediato- Volví a gemir de dolor.-¡¿El dolor regresó?! ¡¿Sientes necesidad de destriparte?!- Dijo sometiéndome con su peso y sujetando mis manos juntas por encima de mi cabeza mientras me miraba alarmado.-Quiero sacarme el cerebro… mierda, ¿Tienes que gritar tan alto?Cole suspiró y me soltó las manos antes de salir de la cama y ponerse ropa.-Iré por una cura para la resaca, no te muevas.Me dejó sufriendo sobre la cama antes de que se volviera a abrir la puerta y Savanah viniera a acostarse a mi lado gimiendo igual de miserablemente.-¿De quién fue la idea de embriagarse hasta desmayarse?- Pregunté apretando lo ojos.-Tuya. Me duele