holis mis preciosos fanseses n.n/ para los que son nuevos en mis libros, yo leo todos sus comentarios XD así que si tienen alguna pregunta pueden hacerla y les responderé en el mismo comentario o si la respuesta es muy larga, se las pondré por aquí. Los amooooo millones :3 muchas gracias por sus estreliitas y bonitos comentarios, llenan mi corazoncito de esclava blanca :3
—¡¿Dónde están, pequeños demonios?!— Dije corriendo descalza por los pasillos de mi mansión.Habíamos regresado hace casi dos semanas a casa y desarrollamos una rutina: Tío Chad se levantaba temprano para abrir mi puerta y asegurarse de que no era una salvaje; cuando comprobaba que no lo era, quitaba el candado y las cadenas de mi puerta. Gisselle pensaba que estaba exagerando, pero me gustaba ser precavida.Una vez despierta, me daba un largo baño y luego salía a desayunar con todos en la mesa de la cocina. Después tío Chad, Mateo y yo pasábamos el resto del día explorando la biblioteca en busca de información sobre los salvajes.Las cosas habían estado tranquilas; no habíamos tenido noticias del castillo ni de la desaparición de la Luna. Después del incidente en la Casa de la manada, los rebeldes y los salvajes se habían vuelto a esconder.Tampoco supe nada del bastardo de Cole; estaba haciendo un pésimo trabajo como pareja y aun así mi corazoncito se alegraba cuando contemplaba mi p
Volteé para encarar al bastardo sexy.—No me avergüenzo. Tengo un lindo trasero. — Dije porque era cierto. — Ahora, si me disculpas, estoy lidiando con un problema aquí.—¡Primo Cole! — Gritaron los cachorros y treparon por su cuerpo.—Prima Lily nos tortura. — Dijo uno de ellos poniendo ojitos tiernos.Incluso Dania comenzó a gemir lastimeramente mientras seguía sosteniéndola en el aire por el pelaje de su cuello.Cole se acercó hasta que quedamos a poco menos de un metro. Estiró la mano y me quitó a la cachorra para sostenerla en sus brazos y se inclinó hacia mí. Sus labios tocaron mi mejilla tiernamente y mis partes de chica se derritieron.—Hola, cariño.Yo me crucé de brazos.—¿Dónde has estado? He estado lidiando con los cachorros yo sola ¿Qué clase de pareja desobligada eres tú? — Dije con falsa molestia.—Mis disculpas. — Dijo acariciando la lobuna cabeza de Dania. — He estado buscando quiénes de los Alfas están financiando a la rebelión.—Eso oí. — Dije sin dar mi brazo a torc
Los tres mosqueteros me ataron y subieron a un caballo. Yo fingí estar desmayada para que los lobos malos siguieran hablando de sus planes para mí.Imaginen mi sorpresa cuando unas tres horas después me enteré de que mi secuestro era para hacer que el rey idiota abdicara en favor del líder de los rebeldes. Por supuesto, mi humilde persona no era suficiente y por eso habían capturado a otra hembra importante para Karel.Ya suponía quién era la otra loba secuestrada y como literalmente no tenía nada mejor que hacer, los seguiría como una buena princesa en apuros. Quizá me llevaran hasta su guarida secreta y podría vender muy cara esa información; no me hacía falta el dinero, pero nunca estaba de más pensar en mi senectud y en lo feliz que me pondría al terminar de vaciar la bóveda ya no tan secreta del rey idiota.Muy feliz.—Adelántate y avísale al jefe que traemos a la loba. — Dijo el cabecilla al que apodaría el pirata por su horrible barba blanca. — Que abran las puertas y nos ayuden
— ¿Qué tan bien conoces el bosque de Herrer?Me miró confundida así que tuve que suspirar y rezar al cielo en busca de paciencia.—Estamos en el bosque de Herrer. Contaba con que al menos supieras en qué dirección se encuentra del castillo. — Dije distraída parándome y calculando la distancia del piso hasta la ventana.—¿Cómo sabes dónde estamos? — Preguntó sospechosa y recelosa.Yo gemí con frustración.—Porque yo ocupaba mi tiempo en cosas más productivas que el adecuado número de platos principales que servir a mis invitados en una fiesta de té. Se llama leer, Isabella. Más específicamente, leer sobre el territorio que técnicamente gobiernas. — Dije zafándome de mis ataduras y masajeando mis muñecas. Otro bonito truco que aprendí del tío Chad.—¡Soy tu Luna! ¡Debes hablarme con respeto!—Eres una loba que no tiene dos neuronas funcionales. Yo hablo con respeto a los lobos y lobas que lo merecen… o a los animales que son infinitamente más inteligentes.—¡Tú...!—Si, soy lo peor y si
Al día siguiente el Sádico llegó con la bandeja de comida y como había dicho mi amada Luna, nos quiso poner a combatir por ella.Por supuesto cambió de opinión cuando fui hacia el cubo del rincón e hice parecer que tomaba un puño de aquello para arrojárselo a él.La puerta se cerró rápidamente.—Toma un poco de agua y déjame el resto. — Dije a Isabella tomando los cubiertos.Nuestros captores comprendían la importancia de tener a sus rehenes hidratados por lo que nos dejaban una pequeña cubeta llena de agua para beber. ¿La comida? No tenía idea de qué era y por el momento no quería averiguarlo. Le di dos bocados sin saborear y le dejé el resto a la otra loba.Ella dio unos cuantos sorbos y obedientemente me extendió el recipiente sin mirarme. No era de extrañar después de las dos bofetadas que le tuve que dar para que cooperara ayer y el pequeño moratón que lucía hoy de cuando no quiso estar de acuerdo con mi plan más temprano.No lo disfruté… demasiado.Lo tomé y me dirigí al extremo
Hizo una pausa y luego continuó con voz inestable.—Un grupo de salvajes se había encontrado con su patrulla y ninguno sobrevivió. Mi madre estaba devastada y tuve que ir con un curandero para que le recetara algo para poder dormir. Eso terminó con nuestros pocos ahorros y, ahora que teníamos más deudas debido a los gastos funerarios de papá, me encontraba desesperado. Firmé para el préstamo y eso nos ayudó por un tiempo, pero hace un mes el prestamista fue a casa a reclamar el dinero que obviamente no había juntado. Entonces me dijo que de una u otra forma recuperaría su dinero y con un chasquido de dedos, diez lobos aparecieron de la nada y me sometieron para tomar prisionera a mi madre. Luego me dijeron que tenía que unirme a los rebeldes por un mínimo de seis meses si quería ver a mi madre y hermana de nuevo.—Mientes. — Dijo Isabella en mitad de su recorrido por más tierra. — Mi hijo no ha subido los impuestos desde que subió al trono. De hecho, tengo entendido que hace un par de
— Déjenlas ir, yo pelearé con ustedes. — Dijo valientemente Jamie. – No permitiré que les hagan daño.Ah, era un buen lobo. Necesitábamos a alguien así al frente del Continente y no al idiota en el poder.Yo me transformé y evalué la situación.— ¿Dejarlas ir? Claro, ¿También debemos de regresar el dinero que robamos? ¿Pedir perdón a los aldeanos que masacramos?Los lobos comenzaron a reír.— Ustedes saben que esto está mal. ¡Es nuestra Luna!— Si, es nuestra Luna. Si no fuera porque el jefe ha ordenado que no la toquemos ya la tendría debajo de mi rugiendo mi nombre. — Dijo uno de ellos.— Aunque, nadie dijo nada sobre la rubia, ¿O si, chicos? — Dijo otro lamiéndose los labios.— ¿Yo? — Dije soltando un emocionado chillido femenino muy poco creíble cuando uno de ellos se acercó de repente. — Si quieren un rato de diversión, solo tenían que pedirlo amablemente. Incluso puedo morderlos un poquito para su placer. — Dije aleteando mis pestañas.— Suena delicioso, muñeca. — Dijo el tipo qu
— ¿Cómo... cómo es posible? — Dijo el chico de la pierna rota.— Muchos años de entrenamiento y práctica. — Dije rompiendo un pedazo de mi vestido y haciendo una venda improvisada para su pierna. De nada me servía si moría antes de ver qué pasaba con él.— No... no... Tú... Aquí no hay salvajes.— Es un alivio saberlo. — Dije apretando el vendaje mientras el tipo aullaba de dolor. — No seas un cachorro, solo es un hueso roto.Y si, el tipo estaba exagerando. Yo me había roto un brazo hace un par de años y no estaba gritando como él. Aunque eso podía deberse a que de hecho me encontraba bajo los efectos de una planta alucinógena. Larga historia.—¡No saldrás de aquí con vida, maldita perra! — Dijo uno de los tipos cobardes que no se había suicidado aún. Se transformó en lobo a pesar de sus heridas y aulló poderosamente antes de que su cabeza rodara por el suelo.— Buen golpe, Jamie. — Dije con una sonrisa mientras Isabella estaba al borde de la histeria. — Su gran y valiente majestad,