〔Javier〕
De pronto, todo terminó…
Romeo salió de mi vida y se fue para siempre, espero, la rivalidad entre los dos. Un aire de libertad llegó a mí y un peso de encima se quitó de mi espalda, uno que no sabía que existía hasta que Vera me lo hizo notar y ahora, me siento mejor que antes.
Así que Vera y yo por fin estábamos solos, alejados de todo tipo de persona que nos pudiera herir, que interrumpiera en nuestra relación y por eso, era momento de sentarnos a hablar, tener una de esas pláticas que tanto nos gustaban y de una vez aclarar las cosas.
Entro de nuevo al Café Central y esta vez sé que Vera aún n
Capítulo Final〔Javier〕⎪Meses después ⎪Suena Schwanengesang, D. 957 de Franz Schubert al fondo mientras atento escucho al tenor interpretar con toda la pasión y devoción del mundo. Amo está pieza, en inglés se llama Swan Song o la canción del cisne y un poeta llamado Ludwing Rellstab hizo el favor de componerle un poema, uno que en este momento me recuerda mucho a Vera porque habla de una persona enamorada que le canta a la noche para que el amor de su vida venga y le haga feliz, justo lo que estoy a unas horas de vivir, o al menos eso espero.
Epílogo❨Vera❩⎪1 año después ⎪Madrid—¿Dónde dices que éstas? — Le pregunto por el móvil a Javier.—Acabo de pasar migración, mi amor…. En unos nanosegundos estoy contigo.— Habla tierno del otro lado del móvil.—¿Si sabes lo que es un nanosegundo?—Pronto, muy pronto… recuerda que son fiestas decembrinas y esto está a reventar, dame unos segundos.
―¡Qué estás haciendo! ― le grito a Bea mientras rompe otro de los platos y escucho cómo los pedazos rebotan por el piso ― ¡Estás destruyendo todo!
¡Mierda! ― grito dando un puntapié a la puerta y descargando todo mi coraje, todo esto fue mi culpa, debí haber notado todas las señales cuando estaban presentes, pero no, me cegó el amor, perdí el sentido común ¡Cómo es que no lo vi venir! ¿empezó todo esto hace cuánto?Bea comenzó a salir hace meses atrás con chicos que decían ser sus amigos,
Tercera semana después de que Bea se fue de mi vida y yo aún no logro recuperarme al 100%, al menos ya me bañé, rasuré, arreglé y salí del piso, el último paso es volver a la rutina de ejercicio de antes para bajar los evidentes kilos de más que me llegaron con la glotonería de helado de chocolate, galletas, palomitas y una que otra pizza. En verdad nunca pensé que llegaría a ser todo un desastre y que el amor de una mujer me pegaría a tal grado de descuidarme a mí mismo. Antes solía criticar a las mujeres que caían en depresión y luego se cortaban en cabello para "cerrar ciclos", e
Delante de mí está una de las chicas más elegantes y serias que he visto en toda mi vida. Es alta, pelo castaño largo con ondas que lo recorren todo, su maquilla es muy sencillo pero impecable, viste un pantalón de vestir negro, una blaiser amarrado con un botón que deja entrever la línea de sus pechos, las zapatillas y el bolso hacen juego y yo sonrío. Definitivamente no era como me la imaginaba. ¿Cuánto tiempo debe de pasar para volver a llamar a ese número mágico? ¿Dos días? ¿Una semana? ¿Un mes? Bueno, yo llevo tres días y desde hace dos muero por volver a hacerlo. Después de la noche que tuve con Candela, quiero volver a encender mi cuerpo de la forma que lo hice con ella. Estoy sentado en uno de los aparatos del gimnasio con el móvil en las manos y con el número de teléfono reflejado en la pantalla, sólo debo apretar un botón para que todo vuelva a empezar. Tardo exactamente 30 minutos en llegar a donde Manuel y en el lugar él me recibe en la puerta tan animado como siempre.― ¡Por fin tío! Te haz atrevido a dejar esa cueva de la depresión y venir a probar un poco de la vida nocturna. Último capítuloPersona equivocada
Ley de Murphy