―¡Qué estás haciendo! ― le grito a Bea mientras rompe otro de los platos y escucho cómo los pedazos rebotan por el piso ― ¡Estás destruyendo todo!
Bea sigue tomando cosas y arrojándolas contra el piso, se supone que él molesto debería ser yo, no ella. Sé que tal vez le dije de muy mala manera que nuestra relación debía de terminarse pero no sabía como decírselo ¿le enseño las fotos de ella con el otro tipo con el que me engañó mientras yo hacia negocios en Latinoamérica? o ¿Debía llevarla a cenar e un restaurante lujoso para darle la noticia?
Ella sigue moviéndose por el piso tomando cosas, arrojándolas, y yo sólo he decidido quedarme parado a esperar que se tranquilice, aunque debo admitir que en este momento tengo ganas de tomara de las manos y sacarla de este lugar; estoy muy cansado y sólo quiero recostarme, cerrar los ojos y olvidarme de todo.
― ¡Que me ves imbécil! ― me grita provocándome pero estoy decidido a no caer en su juego ― No me puedes hacer esto ¿sabes? Tengo todo listo para casarme contigo, el vestido, las damas, el lugar, el menú, las flores.... y ahora vienes a decirme que no.
― Bea, las fotos son claras, eres tú saliendo de ese hotel con el tipillo ese que siempre te gustó ¿no era más fácil decirme que no querías nada conmigo?
Ella me ve con rabia. No sé qué le pesa más, que la hayan descubierto y las fotos hayan salido a la luz, o que yo le hubiera reclamado eso y muchas cosas más. Era obvio que nuestra relación iba de mal en peor, pero por un momento supuse que yo podría salvarla, que cuando regresara de hacer negocios y tuviera tiempo para ella, arreglaríamos las cosas y todo esto se evitaría, pero ya me di cuenta que no. Bea sigue de agresiva, grosera y tiene arranques que nunca pensé que vería.
― ¡Qué le diré a mis padres! ― Dice mientras saca una maleta y comienza a buscar sus cosas en el cajón ― ¡Qué les diré a mis amigas! ― exclama angustiada.
― No sé, Bea ― contesto frío, aunque en verdad me estoy muriendo por dentro. Ella se supone que era la mujer de mi vida, con la que compartiría todo, la que creció conmigo en este mundo tan difícil y a pesar de todo surfeó desde las olas buenas hasta las malas, nos casaríamos en Paris en el verano y ahora, no hay futuro para los dos de ninguna forma.
Me muevo a la cocina y comienzo a mover con el pie los pedazos de vidrio que hay sobre el piso aún no entiendo el porqué destruir una vajilla qué es lo que planea ¿dejarme sin nada con que pueda comer? Con el único vaso que hay sobre el lavavajillas tomo un poco de agua, tengo la boca seca de tanto gritar y quejarme, esta pelea ya va para las 3 horas y veo que no se terminará.
Bea molesta jala las cosas del armario y los echa sin doblar a otra maleta que ya ha sacado y recostado en la cama. Ahora que lo veo no sabía que ella tenía tantas cosas, la mayoría compradas por mí porque era mi placer y gusto consentirle. Le compré vestidos, zapatos, joyas, bolsas e incluso uno que otro viaje para ella y su hermana menor. Cuando le dije que se viniera a vivir conmigo, lo hice porque quería tenerla cerca, porque mi idea de verla al regresar de gira o después de un día pesado era lo ideal en una relación. El platicar, compartir todo juntos, despertar y dormir con ella, todo eso parece que fueron tonterías y el interés despertó y cubrió el amor. Porque sé que Bea me amaba, ahora no estoy seguro.
Dejo el vaso sobre la barra de la cocina y me siento en uno de los banquillos, ella sigue haciendo la maleta, la hace y la deshace, sé que quiere desesperarme y que yo me pare de inmediato para decirle que se apure, que estoy cansado, que ya no la quiero ver aquí. Tal vez piensa que le diré qué puede regresar cuando el piso esté solo para llevarse sus cosas pero no le daré ese placer. Si quiere vivir con el otro que lo haga, pero que me dejé en paz primero a mí.
― Javier ― me dice entre lágrimas ― Te juro que no pasó nada, todo es un vil malentendido, los medios me están haciendo quedar como la infiel, pero te juro que sólo íbamos pasando por ahí, él no me interesa, me interesas tú.
Bea camina hacia mí con el rostro mojado y me toma del rostro obligándome a darle un beso en los labios, muevo la cara al lado y lo esquivo. Ella insiste, me forza a regresar a la posición normal y vuelve a besarme. Odio, odio que sus besos sean increíblemente buenos, después de tantos años, ella sabe muy bien cómo besarme y tocarme para hacerme sentir bien, amado, seguro. Nuestros labios comienzan a subir la intensidad y nuestras lenguas a coordinarse, me dejo llevar, no sé si porque quiero darle otra oportunidad o simplemente porque sé que esta puede ser la última vez que la bese de esta manera.
― No ― digo firme separando mi rostro del suyo ― No Bea, no me convencerás. Me engañaste mientras llevabas ese anillo, que con tanto amor te di, en el dedo, aprovechaste que yo estaba fuera del país para comportarte como se te dio la gana y en la primera oportunidad que tuviste me engañaste con no sé quién ― expreso con coraje lo último.
¿Cómo puedes ser tan cínica y cruel y pensar que con unos besos te perdonaré?
Ella se aleja y los ojos brillosos comienzan a derramar lágrimas, no sinceras, pero lágrimas que a cualquier personan mueven y convencen. Me pongo de pie y camino hacia atrás de la barra, ella se queda en su lugar sin decirme nada ¿qué más me puede decir? Nada, porque las pruebas están ahí y ella lo debe de admitir.
― Pero mi amor ― Dice rogando ― Te lo juro, este anillo que debo en mi dedo es todo para mí, lo sabes porque nunca me lo he quitado y lo muestro orgullosa.
― Sí, pero que nunca te lo quites no muestra fidelidad Bea. Hay gente que nunca se quita una cadena o unas argollas y son completamente infieles, hay otros que no llevan un anillo de compromiso y viven en unión libre y son fieles uno al otro, las joyas son simbólicas, no detallan el grado de fidelidad.
El drama continúa, y como niña chiquita se arrodilla en el suelo y comienza a llorar ― No me dejes Javier , tú eres todo lo que tengo. No tengo dónde ir, no sabría que hacer, no conozco a nadie más aquí―.
― Pues eso hubieras pensado cuando entraste feliz a ese hotel ¿te la pasaste bien Bea? ¡Lo disfrutaste? ¿El tipo de hace mejor el amor que yo o te coge simplemente? ― Este es mi tono de coraje hablando, este el es Javier lleno de ira que está surgiendo al ver que la mujer que ama ahora le arma un teatro para que no la deje ir.
― No, no, nadie me hace el amor como tú lo haces.
― ¡Mientes! ― grito de pronto.
Doy la vuela a la barra y camino hacia la habitación, en mi coraje comienzo a guardar la ropa que hace falta en su maleta y ella llega de pronto y comienza a sacarla y arrojarla al suelo ― ¡Basta Bea! ― le grito y ella me abraza.
― Te prometo que no volverá a pasar, te prometo que me cuidaré más, que no haré cosas que parezcan malas. Sabes que yo te amo, que respeto tu carrera, que soy toda tuya―.
Ella se recarga en mi brazo y comienza a mojar con lágrimas mi playera, presiona mi brazo tan fuerte que me empieza a incomodar. Trato de zafarme pero no me deja. No quiero actuar agresivo porque puede ser contraproducente, así que cierro los ojos y trato de pensar en lo que debo hacer.
Bea sigue llorando, no puede parar de llorar y sin que yo quiera admitirlo sus lágrimas comienzan a ganarme y mi corazón se empieza ablandar, pero rectifico y con la fuerza suficiente me muevo y me zafo de sus manos ― Apresúrate, te llamaré un taxi.― Hablo firme y ella se limpia las lágrimas.
― ¡Eres un patán! ― Me grita ― ¿Cómo dejas a una mujer a la mitad de la noche a su suerte? ―.
― Ni es la mitad de la noche, todavía es buena hora, y no soy ningún patán ¿así me llamas por haber descubierto tu engaño?
Bea se arrodilla y comienza a recoger la ropa que ha tirado al suelo, ya no llora, de pronto el llanto ha parado ― Es tu culpa ¿sabes? ― Murmura entre dientes.
― ¿Mi culpa? ― respondo repentinamente indignado.
― Sí, es tu culpa, porque me descuidaste, porque me abandonaste, todas esas ausencias pegan de alguna manera y en mí lo hicieron duro, porque pasaba semanas sola, esperándote mientras tu te divertías por ahí y conocías lugares nuevos.
De pronto mi risa es incontenible, trato de no hacerlo pero me ha ganado ¿cómo una infidelidad puede ser justificada de esta manera? ― ¿Es en serio? Quieres decir, no espera, me estás diciendo que me fuiste infiel porque yo salí a trabajar. Bea, puede que pienses que me estoy divirtiendo, pero en verdad esto es lo que hago ¡para vivir! y tú lo sabías, desde el momento que me conociste, y no me digas que no, sabes que esta es mi vida.
― Pero ¿Y yo? ¿dónde estoy yo?― vuelve a repetir.
― En este momento, estás a punto de largarte de mi piso ― Respondo enojado.
Ahora soy yo quien camino hacia el armario y termino de tomar sus cosas dentro de la maleta, pensé que no caería en provocaciones pero ella lo ha logrado y de una manera olímpica. Voy al baño y tomo su shampoo, jabón, guardo en su cosmetiquera todo el maquillaje, que se compró con mi dinero, tomo una que otra cosa que le pertenece y salgo para ponerlo sobre la cama.
― Te ayudo ― le digo enojado ― Si tanto te cuesta empacar lo hago con todo gusto por ti.
Ella enojada comienza a echar las cosas a la maleta y a cerrarla con furia, después toma su bolsa de mano y va al tocador para abrir la pequeña caja donde guarda todas sus joyas y la vierte en la bolsa dejándola vacía ― Supongo que quieres esto ― afirma enojada y se quita el anillo de compromiso, se mete al baño y lo arroja dentro del WC para después jalar la palanca, desaparece rápidamente y el ruido del agua vuelve a correr ― Se fue con la mierda, ¡porque esto es una mierda! ― Grita enojada.
Cierra el otro bolso extra que sacó y lo mete forzado a la maleta, no cabe, así que comienza a abrir el maquillaje y lo esparce por mis sábanas manchándolas completamente, hace lo mismo con el shampoo y el acondicionador. Respiro, necesito respirar antes de hacer algo de lo que me arrepienta, no puedo creer lo que está pasando.
― Te vas a arrepentir Javier Montenegro, te vas a arrepentir porque nunca encontrarás a nadie como yo que te aguante todo lo que haces.
― La que se va a arrepentir es tú, porque no creo que el tipillo te dé lo que yo te di, ni en esta vida, ni en millones más ― digo enojado ― No quiero que regreses Bea ― y ella comienza a caminar fuera de la habitación jalando la maleta y cargando su bolsa y el bolso pequeño ― NO quiero que regreses a mi vida, grábatelo bien, porque te juro que te dejaré con las maletas en la puerta.
― ¡Hasta crees que lo haré! ― Grita orgullosa mientras abre la puerta del piso ― Que tengas una vida horrible Javier , todo esto se paga ― y azota la puerta dejándome dentro sin poder decir nada.
¡Mierda! ― grito dando un puntapié a la puerta y descargando todo mi coraje, todo esto fue mi culpa, debí haber notado todas las señales cuando estaban presentes, pero no, me cegó el amor, perdí el sentido común ¡Cómo es que no lo vi venir! ¿empezó todo esto hace cuánto?Bea comenzó a salir hace meses atrás con chicos que decían ser sus amigos,
Tercera semana después de que Bea se fue de mi vida y yo aún no logro recuperarme al 100%, al menos ya me bañé, rasuré, arreglé y salí del piso, el último paso es volver a la rutina de ejercicio de antes para bajar los evidentes kilos de más que me llegaron con la glotonería de helado de chocolate, galletas, palomitas y una que otra pizza. En verdad nunca pensé que llegaría a ser todo un desastre y que el amor de una mujer me pegaría a tal grado de descuidarme a mí mismo. Antes solía criticar a las mujeres que caían en depresión y luego se cortaban en cabello para "cerrar ciclos", e
Delante de mí está una de las chicas más elegantes y serias que he visto en toda mi vida. Es alta, pelo castaño largo con ondas que lo recorren todo, su maquilla es muy sencillo pero impecable, viste un pantalón de vestir negro, una blaiser amarrado con un botón que deja entrever la línea de sus pechos, las zapatillas y el bolso hacen juego y yo sonrío. Definitivamente no era como me la imaginaba. ¿Cuánto tiempo debe de pasar para volver a llamar a ese número mágico? ¿Dos días? ¿Una semana? ¿Un mes? Bueno, yo llevo tres días y desde hace dos muero por volver a hacerlo. Después de la noche que tuve con Candela, quiero volver a encender mi cuerpo de la forma que lo hice con ella. Estoy sentado en uno de los aparatos del gimnasio con el móvil en las manos y con el número de teléfono reflejado en la pantalla, sólo debo apretar un botón para que todo vuelva a empezar. Tardo exactamente 30 minutos en llegar a donde Manuel y en el lugar él me recibe en la puerta tan animado como siempre.― ¡Por fin tío! Te haz atrevido a dejar esa cueva de la depresión y venir a probar un poco de la vida nocturna. Ibiza, la ciudad la ciudad conocida por su animada vida nocturna, con importantes clubes nocturnos y sobre todo las playas, me encanta la playa. Las villas tranquilas, los lugares de retiro, la playa d'en Bossa y las tiendas, todo rodeado de colinas con pinos que le da un aspecto increíble a la costa. Amo Ibiza, y por eso regreso aquí cada vez que puedo, y de nuevo lo hago con mis amigos de siempre que sólo quieren una cosa: fiesta toda la noche.Debo admitir que aún no me siento con gPersona equivocada
Ley de Murphy
Ibiza
No recuerdo lo que pasó después, pero si el coraje que me dio que Candela me haya prendido para después apagarme con su frialdad. Sé que hubo mucho alcohol, que las chicas que conocí recién entrando al club llegaron a nuestra mesa y después recuerdo mi habitación, las mismas chicas en pequeñas bragas y el torso descubierto enseñándome sus pechos, una recostada sobre mi cama y la otra besando mi espalda, mientras yo le hacía el amor a una, y después a la otra. Recuerdo perfectamente mi cuerpo completamente desnudo encima de una de las chicas mientras la otra le hacía sexo oral a la otra. Los roles se cambiaron varias veces para terminar fuertemente en la boca de las dos. Creo que finalmente sí pude con ambas y la vez que pensé que no podía
(1 semana después de Ibiza)Si alguien me hubiera contado todo lo que ese fin de semana pasé en Ibiza, no me la hubiera creído, aunque tal vez he llegado a pensar que haciéndole honor a mi signo zodiacal, géminis, hay un Javier diferente y un poco más atrevido que ahora quiere salir a jugar y lo ha empezado a hacer de la mejor forma en la tierra donde todo es diversión y fiestas.
Último capítulo