Entonces así comenzó “esto” con Javier, y lo digo así porque no sé que tipo de etiqueta ponerle aún. No puedo creer que ese pequeño crush de la infancia haya regresado a mi vida sin que yo lo esperara, y lo haya hecho pisando fuerte.
Debo confesar que yo soy muy mala para el romance, nunca he sido una persona que se pudiese llamar romántica, ya que siempre he sido directa y me gusta ir al punto. Sin embargo, ahora con Javier estoy en esta etapa de aprender, descubrir, redescubrirme, autoreflexionar y sobre todo dejarme llevar, moviendo en mi sentimientos y sensaciones que jamás pensé viviría y sentiría.
Se supone que para el noviazgo perfecto con resultados positivos se deben seguir siete etapas dentro de una relaci&oac
Javier Montenegro, trabaja en la industria musical pero en el área de la música de concierto o clásica como le llaman algunos. Su trabajo básicamente es buscar nuevos talentos, hacer audiciones, firmarlos y de ahí canalizarlos con las personas correspondientes que se encargarán de su carrera, por eso viaja mucho y por todo el mundo yendo a competencias, concursos, clases magistrales y hasta conciertos en las universidades como tipo Juilliard, el conservatorio de París, Guildhall School of music entre otras. Él se codea con los grandes del medio ya que son los que le llaman para que vea a sus estudiantes. Esta vez, estamos en un recital de fin de semestre de una pequeña y reconocida academia de música donde uno de sus contactos le comentó que había un talento escondido y según me comentó esos son sus favoritos.
Después de la increíble audición que la joven hizo para Javier y de haber cerrado el trato que le cambió la vida, nos despedimos de ellos para entonces dar paso al resto del día, uno en el que solamente disfrutaríamos Javier y yo aunque lo vivimos entre más juntas, comidas de socios entre otras cosas. Al final, él sugirió que fuéramos a cenar a uno de sus restaurantes favoritos en la ciudad, que al parecer era el más escondido de todo Madrid.—Después de usted, señorita Moretti.— Habla animado mientras abre la puerta y me deja pasar.Entro seguido de él y tomando su mano nos vamos a una de las mesas más alejadas del restaurante, al parecer no quiere que nadie nos moleste y debo admitir que eso me agrada bastante. Javier jala
Buenas noches Vera.Buenas noches.Escucho en mi mente mientras voy abriendo los ojos. No entiendo como es que eso se quedó en mi, bueno si lo sé y hay teorías psicológicas que podrían explicarlo, pero prefiero decir que lo desconozco para no robarle la magia al momento.Después de la cena de ayer y la plática que tuvimos, debo admitir que mi cuerpo se quedó con ganas de más, de sentirlo, de besarlo, de escuchar su voz y mi mente ¿qué decir de mi mente? Ésta se quedó con él, en las palabras que me dijo, en la melodía que me dedicó, en ese momento tan maravilloso donde me pidió ser su novia y que yo sin dudarlo le di
Me quedo en silencio mientras observo a Javier un un rostro algo desencajado que no comprendo por qué. No sé si son celos, desconcierto o algo más, pero volteó a ver a Sara y le sonrío.―¿Lara? No conozco a ninguna Lara.― Finjo y utilizo esa estrategia para que ella no entre en confianza.―No, Sara ¡Ay vamos Vera! Estuvimos juntas en la escuela.―¡Ah claro! Sara.―Finjo felicidad―¿Qué ha sido de tu vida?―Pues me casé, tuve hijos y sigo viviendo en Santander.― Dice―¡Ah lo supuse! Tenías todo el perfil.― Contesto mientras entro.― Perdón mi vida, pero no encontraba un taxi para venir para acá
Con un vestido negro, de mangas largas y cuello largo, corto arriba de la rodilla, unas botas del mismo color hasta la rodilla y el cabello amarrado a la alto, fue el outfit sencillo pero impactante que escogí para la reunión de amigos de Javier o más bien la reunión de mis ex compañeros del colegio.Antes de entrar al restaurante, me pongo un poco de lipstick rojo sobre los labios, saco el pequeño frasco de perfume y lo roció por mi cuello y mis muñecas. Sé que tal vez en este momento no debería estar aquí peo al parecer las circunstancias me llevaron a esto y ahora tengo que enfrentar al pasado, tal y como debí hacer lo hace tiempo atráspero no tuve la fuerza o más bien la edad.—&i
Después de salir de la reunión me dio tiempo de ir a la estación y tomar el último tren que me trajera de regreso a Madrid. Me subí, me senté en uno de los tantos asientos y respiré profundo, fue una noche pesada que me llevó hasta lo más profundo de mi pasado, a una zona donde me sentía completamente incómoda y aún así tuve la fortaleza mental para poder hacer lo que hice y salir de ahí. Es malo cuando se regresa al pasado, porque nos enfrentemos a cosas que antes no pudimos y no podemos cambiar las cosa, el pasado siempre puede despertar en las personas todo tipo de sentimientos y recuerdos, buenos o malos y si no se maneja bien, puede traer consecuencias. Por eso no me gusta visitarlo, pero hay personas que insisten en vivir en él, tal como los amigos de Javier, algo que me da mucha lástima ver como se han quedado en esta zona de confort y que piensan que uti
Me quedo viendo a Romeo fijamente ―¿Puedo ayudarte algo? ― Pregunto.Él me sonríe de una manera suave me atrevo decir seductora, luego se sienta en mi sofá y me invita con la mano que me siente en el qué debería ir él. Cierro la puerta atrás de mí y voy hacia mi escritorio para dejar mis cosas, sacar mi bitácora y acercarme a él―¿Me permites? ― Le pido y él me ve.―¿No puedo analizarte yo?―No, este es mi lugar, así que… ― Y le señalo que &eacut
Después de un largo día de sesiones y de tratar de entender el porqué Romeo Ramblocq había surgido de muevo en mi vida, decidí ir a mi piso para relajarme un poco y pensar en todo lo que estaba pasando. De pronto, todo lo que había dejado atrás hace tiempo se convirtió parte de mi presente, moviendo no sólo mis sentimientos que yo pensé ya habían desaparecido, pero que hoy regresan más fuerte, si no los de otra persona más.Voy caminando por la calle con los auriculares con una de mis canciones favoritas a todo volumen cuando al levantar la vista veo a Javier esperando por mi sentado sobre las escaleras de entrada el edificio con una flor en las manos. Al verlo, admito que mi corazón latió un poco más rápido pero no tanto como hubiese querido. Él se pone de pie al divisarme y se acerca con tiento hacia mí.